- Título original: Fort Utah
- Año: 1967
- Duración: 84 min.
- País: Estados Unidos
- Dirección: Lesley Selander
- Guion: Steve Fisher, Andrew Craddock
- Música: Jimmie Haskell
- Fotografía: Lothrop B. Worth
- Género: Western
- Reparto: John Ireland, Virginia Mayo, Scott Brady, John Russell, Robert Strauss, Richard Arlen. James Craig, Jim Davis, Don 'Red' Barry, Harry Lauter. Read Morgan. Regis Parton. Eric Cody
Argumento
El legendario Tom Horn, cansado de llevar una vida más bien nómada, se dirige al pueblo más cercano para vivir tranquilamente, en paz.
Sin embargo, se encuentra con que los indios están en hostilidad contra cualquier blanco que se cruce en su camino. Esto es lo que hace uno de ellos, a quien Horn no tiene más remedio que matar.
Un amigo, delegado del gobierno para asuntos indios, le explica que la razón es que un blanco fascineroso atacó un poblado indio asesinando mujeres y niños.
En su camino a Fort Utah se encuentran con una caravana dirigida por un hombre que no desea ir a Fort Utah sino al pueblo más cercano.
Son atacados y diezmados y los supervivientes no tienen más remedio que ir a Fort Utah..que encuentran desierto.
Discretísimo western, de esos que el productor Robert Arthur y otros de parecido pelo llevaron a las pantallas, dando el trabajo de realizador a ilustres destajistas de Hollywood, de series Bs y Cs, cuando no Ds, y protagonizados casi en exclusiva por viejas glorias, algunas prestas a reunirse con su Creador.
En esta ocasión es más de lo mismo, pues Leslie Selander hacía sus productos como churros, pudiéndose muy bien intercambiar las escenas de sus películas, que daban el pego.
Aquí lo que más abundan, hasta aburrir, son las peleas a puñetazos. Sin ton ni son, a la menor ocasión se zurran de lo lindo, llevando la mayoría de los golpes el bueno de John Ireland, aunque acaba ganando todas las peleas, que para eso es el chico bueno, claro.
Escenas de acción convencionales, banda sonora de andar por casa y fotografía a toda pantalla, que es lo mejor, junto a la agradable presencia de, por ejemplo, la gran Virginia Mayo, aquí ya veterana pero todavía con un bello palmito.
Lo dicho, francamente pobre y destinada, digo yo, a las entrañables sesiones dobles.