¿Por qué la genealogía ha de quedarse en engorrosos árboles familiares llenos de fríos -necesarios, sí, pero fríos a la par- datos? ¿Por qué rechazar la poesía a la hora de narrar nuestra historia familiar si ésta, a fin de cuentas, se va componiendo desde el alma, lo mismo que la literatura? Llevaba tiempo queriendo presentar mi investigación genealógica de una forma amena, presentar los datos por escrito de forma en que cualquiera, incluso dentro de la familia, pudiera recrearse en ellos. Siempre me echaba para atrás el hecho de saber que nuevos datos surgen cuando menos te lo esperan y te pueden echar al traste todo lo escrito previamente -en mi caso, estar a la espera de la traducción de una nota de prensa, por ejemplo, me hacía tener pereza de escribir para luego tener que reescribir-, pero entonces llegó Saal Digital con su propuesta y tuve que replantearme mi postura. ¡Y en buena hora!
Soy usuaria habitual de otros fotoálbumes con los que conservo las fotos de mis viajes… cuando puedo, ya que el precio elevadísimo de estos productos lo hace un tanto difícil. Primera sorpresa con Saal: los precios. Como es lo que más me echa para atrás a la hora de hacer fotoálbumes, fue lo primero que miré a pesar de que mi álbum no me iba a costar dinero al ser una prueba de producto. ¡Menudos precios! A la vista está: los precios base, sin cupones descuento (que siempre suele haber para este tipo de productos), de los álbumes son prácticamente la mitad que en otras compañías con las que suelo trabajar. Confieso que eso me hizo dudar de la calidad final del producto hasta el último momento. Me equivocaba.
Pero vamos por partes. El programa de creación de los álbumes Saal es, sin lugar a dudas, de los mejores que he probado. Intuitivo, sencillo, y sobre todo con un detalle que me gustó mucho: el poder aumentar o reducir el número de páginas con sólo un click durante el proceso de creación, algo que con otras marcas se hace muy engorroso. Yo elegí un acabado mate (siempre me gusta más que el brillo) para 54 páginas en formato 15×21, para que se asemejase más a un libro. Tenía miedo de que eso hiciera los textos excesivamente pequeños para poder ser leídos con comodidad, o que las fotos no se vieran demasiado bien, pero no ocurrió nada de eso. Ni siquiera los documentos familiares que incluí se ven mal; es más, a veces hasta me pasé con el tamaño. Si tuviera que poner alguna pega al proceso de creación, aunque me costaría encontrarla, sería que me pareció que andaba un poco escaso de plantillas. No me supone un gran problema, de todos modos, ya que las que hay son totalmente intercambiables y se pueden adaptar a tu propio gusto.
La entrega me sorprendió por su gran rapidez. Pedí el ábum el 24 de mayo y el día 31 ya lo tenía a primera hora en casa, algo a destacar sobre todo teniendo en cuenta que el “horno” de los álbumes está en Alemania. De haber pagado el producto, los gastos de envío habrían sido de 4,95€, nada muy desmesurado, y el precio total del álbum de 54 páginas, de 33,95€. Un precio muy ajustado para las prestaciones ofrecidas: software intuitivo, servicio de entrega rápido y una calidad final de producto excelente. Decir que con ese número de páginas me fue más que suficiente para narrar la historia de la familia Beran desde Moravia a España con bastante lujo de detalles, prácticamente todas las fotos que se conservan de ellos -que no son pocas- y para ilustrarlo con documentos escaneados o recortes de prensa. Desde luego, es algo totalmente asumible que puedas hacer álbumes de hasta 68 páginas sin llegar a los 40€ de gasto, y una de las cosas que más me convencen para seguir repitiendo con Saal.
El acabado final, por contra de lo que me hacía temer el bajo precio, es espectacular. La calidad de impresión es buenísima, al nivel de la impresión fotográfica de otras compañías -siendo el precio de los álbumes Saal prácticamente la mitad que el de los hechos con impresión digital en éstas, de mucha peor calidad-, y me sorprendió que incluso fotos que no tenía escaneadas a una resolución especialmente buena se reprodujeron muy bien en el álbum. Las hojas son de cartulina, que es mejor para la conservación del álbum, bastante fina, sin que esto influye en la encuadernación. El libro se puede abrir muy bien, consiguiéndose casi un ángulo recto al pasar las páginas que, aunque en este caso no era lo que estaba buscando, sí me resultará de gran utilidad cuando haga álbumes de mis fotografías.
Otra ventaja más a destacar es la plastificación de las páginas, ligerísima y que trae aparejadas dos cosas muy buenas: una, el tacto al pasar las páginas, que es muy agradable, y otra, la más importante, la facilidad de limpieza del álbum en el caso de accidente. Casi me atrevería a decir que es un álbum a prueba de niños (¡aunque mejor no probarlo!)
Desde luego una experiencia para repetir. Saal será mi marca escogida este año para hacer el fotoálbum de mis vacaciones -que en parte lo serán genealógicas, ¡cómo no!-, sin lugar a dudas: precio y calidad lo merecen.