En las estribaciones meridionales del macizo de Anaga, separando los valles de San Andrés y El Bufadero, se alza una mole de piedra fonolítica visible desde kilómetros de distancia: los Roques Chiguel.
Estos dos roques, Chiguel de Arriba y Chiguel de Abajo, dominan esta parte del macizo, alzándose sobre una pequeña mesa y destacando en el paisaje por su forma, que recuerda a una albarda.
El Chiguel de Arriba mide unos 688 m, siendo más estrecho y escarpado, mientras que el de Abajo alcanza los 691 m. Es el más grande, teniendo su cima más aplacerada.
La vista desde estos roques abarca las montañas del suroeste de Anaga hasta el Valle de Güímar, el Teide y las costas desde Santa Cruz hasta Igueste de San Andrés.
En cuanto a la vegetación, estos roques son bastante ricos, presentando una vegetación típicamente termófila. Encontramos un grupo de sabinas (Juniperusturbinatacanariensis), junto a algún acebuche (Olea cerasiformis) y brezos (Erica arborea). El estrato herbáceo-arbustivo es más variado, hallándose las magarzas del Chiguel (Argyranthemum sundingii), las beas (Greenoviadodrentalis), perejil de risco (Pimpinella anagodendron), cruzadillas (Hypericumreflexum), apios de risco (Tinguarracervariaefolia), colinillos (Descurainiamillefolia), rejalgaderas (Solanum vespertilio), numerosas y grandes angojas (Sonchusacaulis), leña negras (Rhamnuscrenulata) y corazoncillos de risco (Lotus dumetorum). Todo ello entremezclado con gran cantidad de tuneras y malas hierbas.
Entre la fauna, es destaccable que en sus inmediaciones suelen revolotear aguilillas (Buteo buteo) y los escasos cuervos (Corvus corax).
En esta zona existen antiguas huertas ya abandonadas, y según la tradición popular en sus inmediaciones existió un tagoror guanche.
La foto está sacada desde El Mesón, en San Andrés, el 5 de noviembre de 2004.