Revista En Femenino

Foto Finde #5/ Bodas de Algodón

Por Maternidadconsciente @MaternConscient
Foto Finde #5/ Bodas de Algodón
Esta foto representa un fin de semana... pero que pasó hace muchos fines de semana, dos años atrás, cuando decidimos unir nuestras vidas y dejar de ser dos, para ser uno más grande: un matrimonio, una pareja, una familia. 

Quizás en ese momento, al embarcarnos en esta aventura, poco sabíamos de lo que estábamos haciendo, de lo que nos estábamos prometiendo, de a qué nos estábamos enfrentando. Llegamos al matrimonio enamorados, enceguecidos, embobados, convencidos de nuestros deseos de abrazarnos, besarnos y dormir juntos. Amor y deseo, ternura y pasión, amistad, compañerismo... Fuimos bendecidos desde el primer momento con el milagro de la vida y desde el primer momento, día tras día, nos dedicamos a agradecer esa bondad de Dios: nuestro deseo, nuestra ambición más alta se estaba haciendo realidad. Pero las cosas no siempre son fáciles, los cambios alteran, a veces hasta duelen. Dejar de ser dos para ser tres, cuatro... es una transición llena de altos y bajos. Ni el amor, ni la pareja, ni el matrimonio, ni la familia se compran hechos, conseguirlos lleva tiempo, esfuerzo, dedicación, amor, paciencia y trabajo. Los primeros tiempos conllevan muchas dudas, temores, aprendizajes, ensimismamientos, aparentes indiferencias, cuestionamientos... internos y mutuos. De repente dejamos de ser dos jóvenes enamorados para convertirnos en intentos de adultos a cargo de un hogar y de una familia. Y comprendimos lo que ser familia significa. A tu lado aprendí y aprendo cada día, intento ser mejor cada día, madurar, crecer, compartir, ceder. Porque sos el abrazo después de una pelea, porque juntos aprendimos que no siempre ganar es lo mejor, ni tener la razón, que no siempre bajar la cabeza es carecer de orgullo, ni mantenerse firme en una idea es sinónimo de tener carácter. Hoy quiero celebrar estas Bodas de Algodón confirmándote que te elijo otra vez, que te elijo cada día: por los viajes impulsivos de 450 kilómetros que hacíamos para vernos, por las horas y horas de conversaciones telefónicas, por haber decidido vivir juntos con tan solo cinco meses de noviazgo a distancia, porque nuestra relación fue siempre y desde el comienzo una relación de fe. Hoy contamos con una ventaja: nuestros ojos están libres de vendas, nuestros ojos nos muestran cómo realmente somos. Volver a elegirte hoy es elegirte tal cual sos. Pasamos una etapa. Con vos quiero pasarlas todas. Con vos quiero llegar a viejos y mirarnos a los ojos y saber que dimos todo, que amamos todo, que entregamos todo, que no nos guardamos nada, que aprendimos, nos equivocamos y nos perdonamos, que luchamos juntos, que caímos y nos levantamos juntos. Quiero sentarme con vos en la punta de la mesa y verla llena de nuestros hijos y nuestros nietos, y gozar juntos de la satisfacción de haberlo logrado. Te amo mi compañero de viaje. Gracias por tu voto de fe. Gracias por elegirme. 


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