80 páginas.Anaya | Cartoné | Más info
Octubre 2016Gerda y Kay son muy amigos, se quieren como hermanos. Son vecinos y les encanta jugar juntos. Un día de invierno, mientras los copos de nieve forman figuras al caer sobre el cristal de la ventana, la abuela de Kay les habla de la reina de las nieves, hermosa y blanca.
Esa misma noche, mientras Kay observa cómo cae la nieve, un copo grande se posa en la ventana, transformándose en la reina de las nieves. Desde ese momento Kay no vuelve a ser el mismo, hasta que un día desaparece en un trineo conducido por la propia reina. Será entonces cuando Gerda comience a buscarlo, incansable, pero no será tan fácil hallarlo.
¡Feliz año! Vuelve el blog a la carga y de la mejor manera, con una foto reseña perfecta para estos días tan fríos de invierno. Se trata de un cuento de Hans Christian Andersen, La reina de las nieves. La edición, por parte de Anaya, es maravillosa, con unas ilustraciones de tonos fríos que hacen una lectura muy apetecible en una tarde de nieve o lluvia.
La historia habla de un espejo que transforma todo lo positivo de la persona que se refleja en todo lo negativo. Un día, el malvado Troll, intentó llevar el espejo al cielo pero se acabó cayendo a la tierra donde se deshizo en millones de trocitos que se incrustaban en los ojos de la gente, lo que hizo que vieran todo de una manera oscura y malvada. Incluso se puede introducir un trocito en el corazón, lo cual lo convertiría en hielo para siempre.
El resto de la historia transcurre con Kay y Gerda, dos grandes amigos que no se separan nunca hasta que, un día, la Reina de las Nieves aparece en la ventana del niño y se lo lleva. Gerda será capaz de recorrer el mundo entero con tal de encontrar a Kay.
Gerda hará un viaje largo e intenso donde hablará con cuervos y flores. Sin duda, es una historia mágica y de lo más original, donde Gerda nos da una hermosa lección de no rendirse nunca. La reina de las nieves es una historia preciosa llena de amistad y situaciones de lo más curiosas. Una lectura ideal para disfrutar las tardes de invierno con un buen chocolate caliente.
// Gracias a Anaya