La fotocoagulación con láser puede ser realizada para sellar los vasos sanguíneos dañados o anormales y prevenir hemorragias.
Mediante este tratamiento para la retinopatía diabética no se recupera la visión perdida, pero puede prevenirse un deterioro posterior, que es la razón por la cual es necesario el diagnóstico temprano de la retinopatía diabética.
Para aplicar el tratamiento la frente y la barba del paciente se acomodan en la lámpara de hendidura. Este aparato es un microscopio que usa una línea de luz que le permite al médico ver claramente las porciones del ojo que serán intervenidas. Enseguida el médico coloca sobre la córnea un lente de contacto especialmente diseñado. Éste ayudará al láser a enfocar en la retina.
La fotocoagulación con láser es un procedimiento ambulatorio que le permite al paciente volver a su casa de inmediato, pero la visión permanecerá borrosa por al menos 24 horas después del tratamiento.
Debido a que la fotocoagulación con láser consiste en pequeñas quemaduras para sellar los vasos capilares, pueden aparecer pequeñas manchas en el campo visual después del tratamiento, que tienden a desaparecer con el tiempo. La recuperación completa puede tomar varias semanas.
Incluso cuando la fotocoagulación con láser repara las fugas de los vasos sanguíneos, pueden ocurrir nuevas fugas posteriormente. Por esta razón, es importante que los pacientes diabéticos mantengan bajo control sus niveles de azúcar y se sometan a exámenes frecuentes con el oftalmólogo.
Aunque este procedimiento no restaura la visión perdida por la retinopatía diabética, sirve de tratamiento para el edema macular, y ayuda a que la enfermedad progrese más lentamente.
El paciente deberá seguir cuidadosamente las recomandaciones del médico y cumplir con las consultas de control para asegurar la mejor recuperación. También deberá controlar sus niveles de azúcar en la sangre para mantener los ojos saludables por más tiempo después de la fotocoagulación con láser.
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