Señores les escribo bajos los efectos de una gran resaca, no se preocupen que la cosa esta vez no va de festival de colores, sino de genes, familia y consanguíneos, sí hombre esos que vienen en el lote y no puedes elegir porque son los que te han tocado de serie.
Tengo claro que desde que soy madre, mi visión sobre mis padres ha cambiado y mucho, ojo que antes no era mala, pero quizás hay cosa que ahora entiendo y comparto más que hace unos años. Conticoneso mi madre y yo somos dos seres vivos que no podemos compartir techo más de 24 horas seguidas sin enzarzarnos en cualquier discusión mundanal, que puede empezar por el tupper donde guardo los trescientos kilos de lentejas que me ha traído (sí hombre esas que yo no sé cocinar…), hasta por la toalla que utiliza el niño para secarse las manos o la cantidad de veces que riño a mi hijo. Dicho esto quiero que conste en acta, antes de que empiece mi terapia mama-drama, que la quiero y mucho, que no la cambio por nada del mundo (sólo a ratos) y que la admiro por seguir soportando a mí padre y quererme a pesar de mis desplantes.
Cuando te conviertes en madre piensas en todos los retos que te tocan, cierto es que los primeros meses incluso los primeros dos años de vida del monillo, nunca pensé en lo que mi madre hizo o dejo de hacer conmigo porque no tengo recuerdo alguno de esa época. Eso sí, desde hace un tiempo no paro de pensar en la educación que he recibido, las directrices con las que me han criado y los momentos que he vivido como niña. Y que quieren que les diga ahora que son abuelos de repente se les ha olvidado todas sus hazañas de padres.
Me he pasado el fin de semana oyendo eso de, no paras de amenazarle, no le cuartes tanto, déjalo hombre, pero eso si cuando oí “no le hagas nada”, en ese momento me puse cual miura!!! No le he pegado jamás a mi hijo y lo que no podía soportar es ver a mi madre insinuar algo que ella sospecho por la cara de mala leche que traía al ver a mi hijo pegarme patadas. NO pude contenerme y decir aquello de: no Mamá no te inventes ni insinúes cosas, que yo no pego!!, no puedo decir lo mismo de mi infancia … me miro paralizada. A veces tengo la sensación que nuestros padres, cuando se convierten en abuelos, se les olvida que han sido padres y que bien o mal han hecho cosas como buenamente han podido y sus padres hicieron de abuelos también como sabían o habían vivido. Señores ahora está muy mal visto, pero no me creo que nadie de ustedes haya recibido un cachete y si así ha sido enhorabuena. El caso es que fue el colofón de un fin de semana de marcaje.
Yo de fútbol no entiendo mucho, pero he tenido a mis padres cual defensa cojonera buscándome como quitarme la pelota (es decir la razón), mi hijo como mero portero espectador, ha sabido ver llegar cada balón para pararlo y sacar provecho, así voy desquiciada.
Pero quizás anoche lo que más me asustó es ver que en el fondo, somos fotocopias unos de otros. Tirada en el sofá me tapaba con la manta para digerir los kilos de comida que he engullido, observando jugar al monillo al dominio con el aitona. Era increíble los rebotes que se pillaba mi padre por la falta de entendimiento de mi hijo en algunas jugadas y ¡date! me asusté de ver que yo también lo hacía, pero por alguna razón que no entiendo fui capaz de hacerle ver a mi padre que era normal, que era un niño y que había cosas que por su cabezonería no entendía (porque leches no soy capaz de analizar eso yo cuando estoy jugando con él??). Después lo vi negociar algo con mi madre, con voz de perro apaleado por su madre, ante mi consiguiente cabreo, pero justo en ese momento me soltó el gorila: tú haces lo mismo cuando lleva un rato rebotado conmigo, justo con los mismos gestos, igualito.
Ay señores, que somos clones, fotocopias, reproducciones de alta calidad de nuestros progenitores y que no sé si estamos a tiempo de cambiar las cosas o no, porque yo hay formatos y moldes que no estoy por la labor de repetir. Y claro, den por hecho que eso se transmite, esos niños serán también una pequeña reproducción de sus abuelos con toques y aliños de esa familia política que te ha tocado en suerte, si a eso le sumamos que siempre se hereda lo mejorcito de cada parte, apaga y vámonos!!!
Yo sé que los abuelos han venido al mundo para malcriar a los nietos, hasta ahí no hay problema, pero leñe además que no pretendan darnos lecciones que la amnesia parcial no es buena. Qué quieres dejarle comer chocolate hasta reventar, perfecto, pero acuérdate que me lo racionabas cual Hitler, que te parece perfecto que no coma lo del plato, muy bien pero el caso es que recuerdo unas lentejas que me las pusieron para merendar y luego cenar!! Lo sé soy una lerda, pero no termino de saber a esta edad, en la que los pelos de todos los sitio los tengo bien negros, que es lo que creo que está bien o en que me equivoco, de toda esa información que me implantaron en el cerebro.
Quizás lo más duro de la genética es verte identificado en gestos o momentos de esos que te dan pavor. Ver como tu padre y tú reprocháis al compás a tu hijo que no pinte los globos de negro en su invitación de cumpleaños, porque os parece tétrico. O agobiarte porque ves a tu madre repetirle cinco veces al gorila si va querer esto y lo otro para cenar, mientras recibes un wassap de él diciéndote “aprende tú haces lo mismo so faisán”.
Pero quizás lo peor es verte reclamando y vengando de manera sutil cosas que te sacan de quicio de ellos y que luego te reprochan a ti, no compensa me desequilibra y lo peor del todo, nunca tendré la razón porque son mis padres y cuando seas mayor comerás dos huevos!!
Ojo, pero sólo ellos serán capaces de aguantarte tus malos modos, jugar al escondite con tu hijo, aunque suponga tener que ayudar a tu madre a bajar de la litera donde se ha guardado. Sentarse a hacer paquetitos para un calendario de adviento mientras dice: No sé con 20 yo creo que sobra y basta, es más que leches has dicho que es esto…..un regalito diario, así está chaval como está. Aunque luego al hacer el número 12 se mee de la risa contigo por su caca producción. Mientras tu madre, cose cientos de tiras para colgar de las chaquetas de tu hijo y os mira con recelo, por eso de la complicidad hija-padre y del cual tú te quejas que sufres en tu casa con el monillo-gorila. Te dejarán un frigorífico que aunque invitaras a un equipo de fútbol americano a comer, no lo rebajarías ni a la mitad. Pero sobre todo le dejan a tu hijo con una sonrisa puesta que le dura un mes y medio, justo lo que tardará en volver a disfrutarlos.
Sí después de esto sigues pensado que la genética es un misterio sorprendente eres de los míos, pero yo empiezo a pensar que se ahorran mucho con el copia-pega, porque vamos no tienen nada de originales, y ya que están, la cosa consiste en mejorar el producto y no con trabajo externo que es lo que pretenden al hacernos madres y padres. Bastante duro es lidiar contigo mismo como para estar mejorando la raza, lo dicho los abuelos son esa herramienta de doble filo que te da la maternidad y con la cual te toca sufrir y gozar al mismo nivel. Son un espejo en el que mirarte y gritar del susto o morirte de la risa. Y el mejor apoyo extra que pueden tener tus hijos en la larga aventura de su vida.
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