Artículo escrito por Caterina Vella
A la artista visual Sonia Cunliffe Seoane (Lima, 1966) le apasionan los archivos fotográficos antiguos y crear historias a partir de ellos. Coleccionistas como Jorge Bustamante lo saben, así que cuando encuentran alguno en La Cachina o en el cajón secreto de un viejo secreter, la contactan para mostrarle los tesoros gráficos descubiertos.
Siguiendo esta línea de trabajo llegó a la artista el impresionante archivo de placas de vidrio del desconocido Teodoro Bullón Salazar, relojero y fotógrafo, que retrató a los habitantes de Jauja de fines del siglo XIX e inicios del siglo XX. Su cámara no discriminaba a nadie: señores de postín, pobladores humildes y campesinos en la campiña posaron para él.
Entusiasmada, Cunliffe investigó sobre Bullón descubriendo que se sabía muy poco sobre él, y sus fotografías se volvieron un lote importante de imágenes por revelar. “Me siento especialmente atraída por esa apropiación de miradas pasadas, creando un nuevo universo para las fotos, negativos, cartas y postales que llegan a mis manos”, comenta la artista.
Pionero del Photoshop
Sumergida durante meses en más de 1,000 placas y fotografías impresas en tarjetas de visita, a usanza de la época, Cunliffe halló que este retratista provinciano que publicitaba su trabajo como “fotografía indeleble” fue pionero del photoshop pues experimentaba haciendo collages, agregando elementos (incluso cabello) o desapareciéndolos.
“En la trayectoria artística de Sonia Cunliffe se conjugan desde un primer momento las tareas de investigación, rescate y apropiación. Ella ha recreado muestras de su propio álbum familiar de fotografías, pero igualmente otras en base a álbumes con anónimos personajes, adquiridos en anticuarios, y a los que supo darles una segunda vida. Destacan, entre ellos, la colección de prostitutas de la Lima antigua, la pareja erótica fetichista que se auto fotografiaba, el olvidado archivo cubano de los niños de Chernóbil o el archivo carcelario de los primeros presos del Panóptico limeño”, escribe Fernando Ampuero sobre el corpus de la obra de la artista, egresada de la Facultad de Artes Plásticas y Fotografía de la Escuela Panamericana de Arte São Paulo, Brasil.
En la muestra Fotografía indeleble, el imaginario de Teodoro Bullón Salazar se exhibirán los negativos de vidrio, fotos originales de época, ampliaciones fotográficas modernas y la instalación El muro de los fantasmas, que consiste en una pared de adobe con un vitral-ventana hecho con negativos de vidrio.
Esta instalación se inspira en la anécdota sobre una comunidad campesina de la sierra peruana, en la cual sus pobladores hicieron ventanas con negativos de vidrio descartados por obsoletos, produciéndose en el pueblo un efecto fantasmal al pasar la luz a través de ellas.
“Jugar con la realidad es mi licencia de artista”, afirma Cunliffe, quien una vez más nos revela los personajes de un mundo desaparecido, ahora recuperado gracias a su intervención artística.
Fotografía indeleble, el imaginario de Teodoro Bullón Salazar se puede visitar hasta el 10 de septiembre 2017, de martes a domingo, de 10 am a 8 pm. Ingreso libre.