A pesar de que la fotografía es un arte y el arte es subjetivo, siempre que nos dispongamos a capturar una imagen debemos tener en cuenta algunas reglas básicas, si las practicamos no sólo nuestras fotos serán notablemente más estéticas y armónicas, sino que el público podrá apreciar el mensaje de manera más clara. En este post, hablaremos de las dos primeras reglas, que son contundentes si nos atrevemos a usarlas siempre juntas.
La composición áurea es una de las reglas más antigua, a pesar de que su origen no es la fotografía fija, sino que fue usada y creada por matemáticos, filósofos, pintores, escultores y artistas griegos. Aunque algunas referencias sugieren que la proporción se encuentra en algunas estelas de Babilonia y Asiria, el primero en hacer un estudio formal fue Euclides (323 a.c. 285 a. c.).
Para hacerlo más simple, lo representaremos de la siguiente manera:
Donde se cruzan las líneas tenemos que colocar nuestro personaje u objeto de interés, para que la distribución de nuestra fotografía sea armónica y de esta manera nuestro tiro salga limpio. Consideremos dejar espacio suficiente en los extremos de nuestro personaje como se muestra en la imagen.
La segunda regla es el punto de fuga.
El punto de fuga es simplemente la consideración de las líneas en nuestra fotografía, considerando que dichas líneas pueden llevarnos a nuestro personaje u objeto de interés, o bien, ayudarnos a salir de la imagen. Podríamos definir el punto de fuga como una proyección de líneas conformado por objetos dentro de nuestra imagen en el cual la dirección de las mismas es paralela a una dirección dada en el espacio.
El uso de estas dos reglas nos da una de las claves más importantes para una fotografía armónica y con un mensaje claro. Una vez dominando el sujeto u objeto, y el fondo, tendremos que considerar en encuadre.
Me encantaría hablarles de todos los planos que nos ofrece la fotografía, pero creo que será más útil para ustedes que les diga lo que NO hay que hacer dentro de una fotografía.
Una de las principales cosas que debemos evitar es cortar nuestro encuadre en articulaciones, es decir, no realicemos corte de imagen en el cuello, hombros, codos, muñecas, cadera, rodillas y tobillos. Siempre debemos dejar un pequeño espacio, de tal forma que consideremos, si a una persona le vamos a hacer un retrato estaría mal que se muestre su rostro y justo donde termina la fotografía cortemos en su cuello.
Si antes de hacer un tiro pensamos y hacemos uso de esas reglas tendremos mayor calidad y para nuestro espectador será más fácil apreciar nuestro trabajo.
Lo primero es tomarse un momento antes de apretar el obturado, coloca a tu sujeto u objeto en los puntos áureos, revisa el fondo y elige tus puntos de fuga, que estés seguro de haber aplicado las reglas anteriores y que estés satisfecho con el resultado, revisa la fotografía una vez hecha, si no te gusta repítela.
En cuanto a iluminación se refiere, de qué nos servirá hacer todo lo anterior si tenemos una fotografían que esté en blanco por demasiada luz o una casi negra.
Hoy en día los celulares cuentan con exposímetro automatizo, por lo que debemos considerar el punto de origen de la iluminación. De tal forma que para separar a nuestro sujeto u objeto del fondo, colocaremos una luz de contra.
Ahora que ya está separado nuestro sujeto u objeto, debemos contrarrestar esa luz que nos da de frente y hace que el sujeto esté oscuro. Para esto, pongamos una fuente de luz frontal que debe ser ligeramente más intensa que la luz de contra. De este modo tenemos volumen y por último, pongamos una luz en cenital, es decir, a una luz perpendicular al sujeto que ofrece un campo de iluminación de arriba hacia abajo, ligeramente menos intensa que nuestra luz frontal.
Estos consejos son básicos para ejecutar tomas pulcras y sencillas, pero si nos ponemos creativos y nos arriesgamos a jugar un poco, podremos explorar nuestro propio estilo sin perder de vista las reglas básicas para lograr una gran fotografía.
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