Hembra de luciérnaga fotografiada sólo con su propia luz (ISO 3200, f/4, 1/20 sg)
Unos días atrás comentaba con unos amigos que hacía mucho tiempo que no veía luciérnagas. Recuerdo que cuando era un niño, era rara una noche de verano en la que no veía sus lucecitas verdes brillar entre la hierba o en los muros de piedra, pero de repente desaparecieron y aunque las busqué muchas veces después sólo tuve la suerte de encontrármelas un par de veces.
Hace unos días, durante una noche de trabajo de campo en las islas Cíes, me encontré por casualidad con una de ellas, que se había subido a una hierba y que después de encender su luz, esperaba pacientemente a la llegada de los machos que la debían fecundar.
En Europa hay varias especies de luciérnagas, pero en España, la especie más común es la Lampyris noctiluca. Las luciérnagas son insectos del orden de los Coleopteros que son capaces de producir luz gracias a la presencia de una molécula compleja, la luciferina, que reacciona con el oxígeno gracias a la acción de la enzima luciferasa, dando lugar en el proceso a una luz verdosa. A este proceso se le llama bioluminiscencia.
Hembra fotografiada con la luz alejada de un frontal (ISO 2000, f/10, 1/100 sg)
Aunque las larvas de ambos sexos son capaces de producir luz, cuando se transforman en adultos, sólo las hembras se iluminan para atraer a los machos. En esta especie, el dimorfismo sexual es muy acusado y mientras que las hembras apenas se mueven y tienen un aspecto similar al de las larvas, los machos son alados y tienen la morfología típica de un escarabajo.
Después de pasarse dos años en estado larvario, tras la última metamorfosis, se transforman en insectos adultos y dejan de alimentarse. Durante un par de días su única misión será la reproducción. Las hembras apenas se mueven del lugar donde han realizado la última muda y como mucho pueden trepar hacia un lugar prominente, que puede ser una hierba o una piedra, para que su luz sea más visible a los machos..
Pareja de luciérnaga fotografiada con flash (ISO 200, f/7.1, 1/125)
La hembra que nos encontramos en Cíes no tardó en encontrar pareja y a los pocos minutos de encender su reclamo, un par de machos se posaron en las proximidades y al poco tiempo volaron hacia la hierba donde estaba la hembra y uno de ellos se apareó con ella. Después de unos minutos la luz se apagó, el trabajo ya estaba hecho y a la hembra sólo le quedaba poner sus huevos para luego morir.
Hay varias hipótesis que han tratado de explicar el aparente descenso de la población de luciérnagas, entre las que destacan el uso masivo de herbicidas y helicidas (que matan los caracoles de los que se alimentan las larvas), la desaparición de setos y el asfaltado de caminos y la eliminación de la vegetación de las cunetas y acequias. Algunos investigadores han comprobado que el notable incremento de la iluminación artificial en las zonas rurales puede desorientar a los machos y hacer menos efectivo el reclamo luminoso de las hembras. Si os interesa el tema de las luciérnagas podéis consulta esta página web que es muy completa y trae mucha información.
Una de las cosas que me había propuesto si finalmente encontraba alguna luciérnaga, era fotografiarla. Aunque pueda parecer algo sencillo, técnicamente resultaba bastante complicado, porque si hacía la foto sólo con la luz emitida por el insecto, debía usar una sensibilidad muy elevada y una velocidad muy baja, pero era prácticamente imposible que el cuerpo del insecto se iluminara, y por otra parte si movía el abdomen la foto quedaría movida. Si decidía usar un flash, la luz del mismo enmascararía la luz de la luciérnaga. Al final usé tres técnicas distintas y disparé muchas fotos hasta conseguir lo que me había propuesto y el resultado lo tenéis en las fotos anteriores.
NOTA: para ver las fotos a mayor tamaño y apreciar los detalles haced click en las mismas y luego pulsad F11 para verlas a pantalla completa.