Revista Cine

Fotografías y festivales

Publicado el 05 junio 2015 por Srinterrogante

Creo que nunca les he hablado de William Eggleston.
En la vida es importante escuchar, pero también es necesario, si la ocasión se presenta, poder opinar en todo con firmeza. Así, aunque no sepa de fútbol, creo que "el Madrid tiene mejores jugadores pero el Barcelona tiene mejor estilo"; defiendo que "no hay mejor director de orquesta contemporáneo que Leonard Bernstein"; digo maravillas de The Wire a pesar de no haberla acabado y elijo vino blanco antes de tinto a pesar de tener escasa idea de bodegas o etiquetas.
Puede parecer un síntoma de débil personalidad, puesto que ¿por qué no reconocer lo que uno sabe y deja de saber?, pero yo prefiero verlo como una oportunidad para empezar a conocer. Mi obcecada y en ocasiones terca participación en conversaciones y debates junto a mi incapacidad para reducir mis intervenciones hace que tenga que estar mejor preparado para estas, lo que se traduce en un doble interés en la sección de deportes de los informativos, una más atenta ojeada a las bandas sonoras de películas como West Side Story, acudir raudo al estreno de Pride para ver a Dominic West o probar un vino lentamente albergando toda la información que pueda.
En fotografía, William Eggleston es mi fotógrafo favorito y el único candidato a este puesto. Conocerlo en la Tate Modern de Londres provocó su inmediata promoción, pues entendí que nada que no fuese digno de defender entraría en los muros de semejante institución. Poco a poco continué el proceso de observación, mi interés por él comenzó a crecer mientras me fijaba en sus colores, en la ausencia de temática de sus obras, sólo encargadas de plasmar cotidianidad llena de significante pero no necesariamente de significado.
Fotografías y festivales
Fotografías y festivales
Con Eggleston (les prometo, ya llegamos a lo de los festivales), supe entender mejor al verano. No sólo debido a que su trabajo se ubique en el sur de Estados Unidos y sus fotografías estén impregnadas de un calor y unas temperaturas sofocantes. Más bien por la capacidad del fotógrafo para otorgar relevancia a momentos de por sí vacíos. Sus bombillas, triciclos, coches y carreteras no son sino la prueba gráfica del comportamiento humano una vez a este se le ha dado un atardecer, una bebida en la mano y mucho tiempo libre. Por otro lado, Eggleston retrata una realidad más afín a la de cualquiera de nosotros. No cae en la feliz postal que es el anuncio de Estrella Damm, sino todo lo contrario, sus sujetos están llenos de imperfecciones o rodeados de una atmósfera ajena a lo que alguien esperaría como estético. Impone criterio personal antes que demanda global, panóramica antes que selfie, Polaroid antes de Instagram, colores antes que filtro, realidad antes que ficción.
Fotografías y festivales
El buen festival musical es como una fotografía de William Eggleston. Detrás de los conciertos, su mayor parte consiste en acampar dentro de esas locuras térmicas que son las tiendas de campaña, renunciar a tu intimidad en duchas y baños, vivir pegado a miles de personas entre actuación y actuación además de vivir largas pausas sentado, tumbado, bebiendo o comiendo. No veo ningún problema con esto. Me gustaría, no obstante, guiarles hacia lo que creo son las mejores oportunidades para hacer de su verano la mejor fotografía, y no necesariamente hacer las mejores fotografías en su verano. Precisamente de eso va la cosa.

Azkena

El azkena es la cita más próxima a la publicación de esta entrada, el 19 y 20 de junio en Vitoria se celebra esta cita del rock a la que llevo asistiendo varios años. El género aparece en sus más variadas formas, tanto rockabilly como heavy, o blues. Eagles of Death Metal, Mastodono ZZ Top respectivamente son algunos de los nombres de este festival que nunca defrauda, si uno tiene buen corazón y se anima a descubrir grupos en sus escenarios.

BBK


Probablemente el 9, 10 y 11 de julio de este año sea la ocasión elegida para hacer algo que debería haber hecho ya: acudir al Bilbao BBK Live. Las razones: gente como Muse, Arizona Baby, Counting Crows o The Ting Tings, que junto a otros más de moda hoy en día tal que Mumford and sonsu Of Monsters and Men hacen que sea imposible resistirse a participar en un festival que sólo cosecha buenas críticas acerca de su ambiente y la entrega de sus responsables.

Sonic Blast Moledo

Al norte de Portugal existe un pequeño pueblo costero, de aspecto pijo rural pero con corazón surfer e internacional llamado Moledo. En él, el 14 y el 15 de agosto se junta lo mejor del stoner rock y la psicodelia. El año pasado disfrutamos con Atomic Bitchwax y descubrimos a Guerrera, Blues Pills y Mr Miyagi en sus dos escenarios, uno mayor para las jornadas nocturnas y otro de menor tamaño pero con piscina incluida para el comienzo del día. Otra experiencia recomendada para todos. Este año el cartel incluye a Pentagram y a los Vintage Caravan

Faan Fest

Después de haberme sentido decepcionado al buscar citas musicales en septiembre, ocurre que en mi propia ciudad se ha creado un festival que este año trae nada más y nada menos que a Iggy Pop. Sólo una noche, sin acampar, pero con estructura y ambiente de festival de primera se plantea la segunda edición del Faan Fest el 19 de septiembre. El hombre de I wanna be your dog y Passengeres la perfecta apuesta por este joven festival ovetense que ojalá dure mucho y llene las fiestas de San Mateo de algo que no sea la actuación de Melendi. 


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