¿Hasta qué punto puede o debe influir un fotógrafo de prensa en los elementos de sus fotos? Según declaraba Greg Marinovich, la clave está en el pie de foto, que en un montaje “debería comenzar diciendo, esta escena recrea una situación en la que…”, para que se distinga entre una escena real y una preparada. Las dos imágenes son válidas, pero no pueden competir en la misma categoría.
Foto: Co’Report
Pues en esas estamos este mes con el World Press Photo 2015 (el concurso de fotografía de prensa más importante del mundo) y su empeño inicial en defender a capa y espada la concesión del premio a Giovanni Troilo en la categoría de Contemporary Issues por su serie “La Ville Noire – The dark side of Europe” -que finalmente le ha sido retirado-.
En la serie, se mostraban fotografías en las que los sujetos prácticamente posaban para él. Montajes como el que protagonizó su propio primo que accedió a dejarse fotografiar por el artista mientras practicaba sexo con una chica en un coche.
Ante este desacierto, muchos fotógrafos de prensa y documentalistas del mundo han declarado su descontento pues, no conciben la intervención del autor en la obra. Preparar una escena es modificar el entorno y hace que se pierda el sentido documental.
Sin embargo, al decidir en estos días que el premio debía ser retirado, la justificación ha sido otra: el autor había tomado una de las imágenes en un lugar distinto al que había señalado. Esto ha dejado abierta la puerta a la valoración ética de las recreaciones en esta categoría de la fotografía y la boca de todos nosotros, que no salimos de nuestro asombro. Por lo visto las bases no exigen específicamente que la escena sea real, solo que la imagen debe correspoder a una realidad que pueda tener lugar sin la mano del fotógrafo.
Este comportamiento de la organización no hace más que “hacer perder prestigio al World Press Photo”, según Arturo Rodríguez, fotógrafo canario ganador de dos premios WPP en el año 2006, para quien la decisión de rectificar y retirar el premio al fotógrafo se debe a que algunos de los grandes del mundillo se han pronunciado en contra, como el director del festival Visa pour L’Image, que ha declarado que este año, debido al escándalo, no expondrán las fotos del World Press Photo.
Arturo coincide con muchos compañeros en que se acaba con la credibilidad del fotoperiodista al dar cabida a estas simulaciones. Y uno se pregunta, si estas cosas pasan en el mayor concurso mundial, ¿cómo será en situaciones más locales?