¡Hola a todos! ¿Qué tal estáis? Hoy os traigo una fotoreseña de uno de esos libros imprescindibles que leí hace unas semanas y que me reconcilió con Mark Twain tras el amargo acercamiento que tuve el año pasado.
Hay varias ediciones de este libro, pero yo me enamoré de esta que fue publicada el mes pasado por la editorial IMPEDIMENTA. Cierto es que el libro, para las pocas páginas que tiene (96 páginas), es bastante caro (18€), pero por la edición y por las maravillosas ilustraciones creo que merece muchísimo la pena. El libro tiene una edición en cartoné, con papel de excelentísima calidad, ilustraciones a color de la mano de Sara Morante y una traducción impecable por parte de Gabriela Bustelo.
Personalmente, desconocía este clásico hasta que caí rendida a él cuando leí las primeras páginas en la web de la editorial. Es un libro maravilloso, tanto por su exterior como por su interior. Os vais a enamorar de Adán y de Eva, del sarcasmo que destila toda la obra. Inocencia, melancolía y altas dosis de ironía es lo que vais a encontrar en esta historia que os mantendrá con una sonrisa en los labios desde la primera hasta la última página. No deja de ser la historia de una pareja, pero con el añadido de que es la primera pareja y que se desarrolla en el paraíso. Adán y Eva descubriéndose y redescubriéndose, conviviendo, aceptando lo inaceptable, todo lo que no comprenden. El libro entero está compuesto por fragmentos del diario de Adán primero y de Eva más tarde. Y ver lo mismo desde ambos puntos de vista ha sido sencillamente delicioso. Un bravo por Mark Twain por su manera de narrar pero, sobre todo, por su ingenio. Estoy deseando devorar más obras suyas.
Quizá si tuviera que planteármelo otra vez me decantaría por otra edición (la de Valdemar, que podéis ver pinchando AQUÍ), más que nada porque he visto que es más completa y yo me quedé con ganas de más, pero no me arrepiento de haber adquirido esta (otra cosa es que acabe pillando la de Valdemar también, pero esa es otra historia, xD). Además, para que no se diga que no hay dónde elegir, existe otra edición muy cuca y algo más barata, publicada por Libros del Zorro Rojo (ver AQUÍ), editorial que también me tiene ganada.
Os dejo un par de extractos que no tienen desperdicio.
SÁBADO (extractos del diario de Adán)
Ayer ella cayó al estanque mientras se contemplaba en el agua, cosa que hace a todas horas. Estuvo a punto de ahogarse y dijo que fue una experiencia de lo más desagradable. El asunto la llevó a compadecerse de las criaturas que viven en el agua, a las que ella llama "peces", pues sigue poniendo nombre a todas las cosas, que no requieren apelativo alguno ni acuden cuando se las llama por el susodicho nombre. Esto a ella le trae sin cuidado, pues es una mentecata sin remedio. Así que sacó un buen puñado de peces del estanque y los metió en mi cama para que entraran en calor, pero he estado pendiente de ellos durante todo el día y no los veo más felices ahora que antes. Aunque más quietos sí están. Esta noche voy a llevarlos al bosque. No pienso seguir durmiendo con ellos, porque me resultan pegajosos y húmedos; y como duermo con poca ropa es bastante molesto compartir la cama con esos animales.
MIÉRCOLES (extractos del diario de Eva)
Ya nos llevamos francamente bien, y cada vez nos vamos conociendo mejor. Él ya no trata de esquivarme -cosa que parece una buena señal-, y demuestra que le gusta mi compañía. A mí eso me agrada, y procuro hallar el modo de serle útil en todo lo que puedo, para que cada vez me tenga en mayor estima.
Durante estos dos últimos días le he librado del trabajo de ponerle nombre a todo, lo que ha supuesto un gran alivio para él, porque no tiene dotes para esta tarea, y resulta obvio que agradece mi esfuerzo. Es incapaz de ponerle un nombre racional a nada, pero yo disimulo para que no sepa que he reparado en ese defecto suyo. En cuanto se nos presenta un ser nuevo, le pongo un nombre de inmediato, para evitar que él quede en ridículo con uno de esos inexplicables silencios suyos. De este modo, le he librado de un sinfín de situaciones bochornosas, ya que, por suerte, yo no comparto ese defecto, ni mucho menos. Me basta con poner los ojos sobre un animal para saber cómo se llama. No me hace falta pensarlo ni un solo instante. Me sale el nombre exacto al momento, como por inspiración natural, y creo que de eso se trata, porque estoy segura de no haberlo sabido medio minuto antes. Es como si presintiera, por la forma de la criatura y su modo de obrar, de qué animal se trata. [...]
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¿Qué os parece? ¿Lo conocíais? ¿Os llama la atención?
¡Un besote a todos y disfrutad del fin de semana!