Esta semana el Aeropuerto de Barajas cumple 82 años de vida. Lejos queda aquel 1931 en el que se inauguró y más lejos, prácticamente invisible, aquel su aspecto original. Gracias a fotografías como la que traigo este martes podemos apreciar la enorme mutación que ha sufrido.
En 2012 más de 45 millones de viajeros pasaron por el Aeropuerto de Barajas, uno de los más importantes del mundo. Cifras imposibles de entender y asumir por aquel simpático edificio de arquitectura moderna rodeado de tierra y que entró en servicio un 22 de abril de 1931.
Para que os hagáis una idea, en las profundidades de la moderna T4 encontramos 115 kilómetros de cintas transportadoras que movilizan nuestros equipajes a velocidades de vértigo. Unas infraestructuras y avances que sonrojan al primitivo Aeródromo de Barajas, levantado sobre un páramo yermo de 500 fanegas junto a Barajas, debido a su buena combinación con Madrid mediante la carretera de Francia.
Las reformas, como era de esperar, no tardaron mucho en llegar puesto que pronto comenzó a quedar obsoleto. Ya en 1944 el nuevo tipo de aeronaves obligaba a pavimentar una pista de 1.400 metros de longitud para los aterrizajes y despegues. Aquel fue el primero de los sucesivos acondicionamientos a los que debería someterse el aeropuerto. Hoy es prácticamente una ciudad que con sus cuatro terminales vive a una velocidad diferente al resto. Un ritmo vertiginoso que nos hace mirar con cariño y asombro, a partes iguales, esta maravillosa foto.
(Si quieres ver la imagen ampliada pincha dos veces sobre la misma)
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El pasado, no tan lejano, de la Calle Montera