Uno de los objetivos que me marqué para este 2017 es ir ampliando fronteras y miras, buscar secretos más allá del corazón de Madrid. Una misión que ya está cosechando sus primeros éxitos y logros y de los que os hablaré dentro de no mucho. Ayer sin ir más lejos, le tocó el turno a Carabanchel. Día festivo y buen tiempo, no hacía falta mucho más, la moneda ya estaba lanzada al aire. Uno de los distritos más históricos de Madrid me aguardaba tras 20 minutos en metro. Por delante, una tarde recorriendo sus calles y sus gentes.
A raíz de esta productiva visita, pensé en qué conocía yo de este micro-universo capitalino hasta hace unas horas y mi primer recuerdo fue, 'la cárcel'. Es curioso como las personas que no somos de Madrid vinculamos la existencia de muchas zonas de la ciudad a determinados clichés. En el colectivo patrio son bastantes los que seguimos relacionando la vida de este populoso y popular distrito a la existencia de la prisión que en él habitó durante 55 años.
Por ello, en el viaje al pasado de hoy, me he animado a compartir esta foto con la que me topé hace algunos días. En ella vemos los trabajos de construcción de la oficialmente conocida como Prisión Provincial de Madrid por parte de unos presos que, curiosamente, más tarde habitarían sus celdas. Construir tu propia cárcel ¿Hay algo más duro y angustioso para una mente humana que éso? No lo creo.
Las obras de este complejo se prolongaron desde 1940 a 1944. La instantánea de hoy retrata el ecuador de aquellos trabajos, puesto que fue tomada en el año 1942. En aquella construcción, más de mil presos fueron obligados a trabajar de manera incansable, sin mucha más maquinaria que sus propias manos, hasta concluir un recinto que pronto fue conocido en toda España y que estuvo en funcionamiento más de medio siglo. Muchas de las angustias y penurias vividas en sus galerías se apagaron para siempre en el año 2008 cuando se inició su derribo, tras años a la deriva. Hoy, recordamos, como se gestó su leyenda.