Si cuando tu vecino está de reformas un par de días aquello te parece algo insufrible para tu bienestar mental ¿Te imaginas unas obras que durasen un par de décadas? Se dice pronto, pero los trabajos llevados a cabo para hacer realidad la Gran Vía fueron realmente largos y costosos. No en vano estaba en juego el proyecto urbanístico más ambicioso de la historia de la ciudad. Momento al que regresamos en la foto antigua de esta semana.
Para hacernos una idea de la conmoción que supuso para Madrid esta llegada os diré que en total desaparecieran 15 calles, se derribaron 300 casas y se levantaron 9000 metros cuadrados de acera. Y es que aquel centro de la capital era una ratonera, de vías de unos 8 ó 9 metros de ancho, que se colapsaban de manera constante por el aumento de tráfico. La ciudad necesitaba respirar y airear sus ideas. El proyecto, tras muchas idas y venidas, se puso en marcha en 1910.
Aquel fue el inicio de unos durísimos trabajos, sin casi descanso. La foto que vemos hoy corresponde al año 1921 y como vemos, había mucho hecho ya pero todavía quedaba muchísimo más por hacer. Casi lo que más fascina al ver aquellos trabajos son los rudimentarios métodos con los que se llevaron a cabo. Hoy en proyectos de estas envergaduras se utilizan colosales tuneladoras, grúas gigantes. Maquinaria que facilita mucho la labor. Unos equipos que poco tienen que ver con esos rústicos carromatos de madera y tirados por mulas. Viendo aquellos posibles, el mérito de lo logrado y construido, observando el resultado, es todavía mayor.
Este tipo de fotografías antiguas nos sirven para valorar, aún más, la ciudad que tenemos. Que tras todos los sitios que paseamos y descubrimos hay muchas historias de esfuerzo, cantidades ingentes de trabajo. Madrid es mucha Madrid.