Si hay una zona del centro del tiempo que se ha mantenido (casi) intacta a pesar del rápido e implacable paso de los años, ésa es la antigua morería. Laberinto de pendientes encajonado entre las calles de Bailén, Segovia y Carrera de San Francisco. En esta zona se instaló la comunidad musulmana en el siglo XI y aquí se mantuvo hasta su expulsión. Sus habitantes y comercios han cambiado mucho desde entonces pero el sinuoso trazado de sus calles a penas se ha visto alterado. Un rasgo que lo hace una de las áreas más auténticas de Madrid.
Hoy paseamos por ella, huyendo de paso de la ola de calor, buscando sombras y respiros. Pero no os propongo un itinerario actual, os ofrezco recuperar todavía más su ausencia, sus silencios, sus adoquines. En el viaje al pasado de esta ocasión nos fijamos en la Calle de la Morería fotografiada por Otto Wünderlich, en una fecha sin determinar, entre 1940 y 1945. Eran entonces tiempos más que difíciles para una Madrid y una España cuyas heridas de la guerra todavía sangraban. Eran días duros y, de algún modo, aquella atmósfera se percibe en esta fotografía.
Precisamente en estos días vamos de sombra en sombra, buscando un ligero alivio ante las temperaturas que nos azotan. Todo lo contrario que aquellos mozos que, precisamente apuraban sobre la acera los últimos rayos del sol de un Madrid de aspecto humilde y calmado. Magnifico recuerdo de una ciudad que en parte se sigue ofreciendo y mostrando pero que, en su capa más externa, experimentó una metamorfosis radical.