De vez en cuanto me gusta mostraros la otra cara de la moneda, el Madrid más áspero, el que también tiene historias que contar, el que descaradamente se ha intentado alejar de los focos. Testimonios igual de válidos que también forjaron el carácter de toda una ciudad. Hoy nos adentramos en el Barrio de las Injurias.
A finales del Siglo XIX y principios del XX zonas como la Calle Almagro o el mismo Paseo del Prado se comienzan a poblar de suntuosos palacetes, propiedades de las familias más poderosas del país. No muy lejos de allí empiezan a proliferar zonas donde la vida es mucho más dura. Una de ellas fue el llamado ‘Barrio de las Injuras’, un nombre quizás demasiado cruel pero que reflejaba a la perfección lo que uno podía encontrar allí.
Dicho poblado se encontraba al Sur de Madrid en lo que hoy es la zona de Pirámides, muy próxima al Estadio Vicente Calderón. Un arrabal de miseria y condiciones extremas donde lo más olvidados trataban de buscar su hueco perdido en la sociedad.
Os dejo con unas palabras de Pio Baroja, correspondiente a su obra “Mala Hierba” en la que describe, con dureza, lo que era aquel desaparecido lugar: “El barrio de las Injurias se despoblaba, iban saliendo sus habitantes hacia Madrid…Era gente astrosa: algunos, traperos; otros, mendigos; otros, muertos de hambre; casi todos de facha repulsiva. Era una basura humana, envuelta en guiñapos, entumecida por el frío y la humedad, la que vomitaba aquel barrio infecto. Era la herpe, la lacra, el color amarillo de la terciana, el párpado retraído, todos los estigmas de la enfermedad y la miseria”
En la publicación “Blanco y Negro”, también tuvieron unas palabras para este extinto lugar. “En una hondonada, a la izquierda del Puente de Toledo, existe un grupo de humildísimas viviendas, llamado Barrio de las Injurias. Le componen unas 50 casas, desprovistas de condiciones higiénicas y en cercana vecindad con los gérmenes palúdicos del río y las miasmas del Depósito Judicial de cadáveres. Este Barrio alberga unos 150 vecinos, la mayoría de los cuales son obreros y pobres de solemnidad”.
Las impactantes fotografías que nos acompañan hoy suscriben las palabras lanzadas por el escritor vasco. Conviene recordar que la historia de Madrid no sólo se cultivó en zonas glamurosas y grandes salones, también en lugares donde la gente sufría todo tipo de miserias y reveses.
Así era la vida en el Barrio de las Injurias…
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