Sé que en estos viajes que acostumbramos a dar en el tiempo cada martes, ya nos hemos desplazado en varias ocasiones hasta la Plaza de Callao, un escenario que nos sorprende siempre con sus mil y una caras. En esta ocasión me he vuelto a decantar por este lugar porque en la imagen de hoy aparece un viejo amigo, el Hotel Florida, un conocido al que tenía muchas ganas de mostraros por aquí.
Este hotel ocupaba el número 2 de la Plaza de Callao y fue una creación del gran arquitecto gallego Antonio Palacios, del que ya os he hablado en numerosas ocasiones, autor entre otras, del Palacio de Comunicaciones o del Círculo de Bellas Artes. Éste edificio es una de sus obras que, lamentable e inexplicablemente, se perdieron para siempre. Una impecable construcción levantada en dos años, desde 1922 a 1924 y en la que destacaba su fachada de mármol.
El Hotel Florida contaba con 200 habitaciones perfectamente equipadas para la época, ya que disponían todas de baño, calefacción e incluso teléfono ¡El no va más! No obstante, si por algo resultó famoso este histórico establecimiento de Madrid fue por acoger en sus habitaciones a los principales corresponsales que cubrieron, entre 1936 y 1939 la Guerra Civil española. Nombres como Robert Capa, Henry Buckley, John dos passos o Miajail Koltsov fueron algunos de sus huéspedes. Sin embargo, el más afamado de todos fue Ernest Hemingway quien siempre se instalaba en la habitación 109. Este hotel vivió en sus propias carnes el infierno de la guerra, no sólo por alojar a todas estas personas tan cercanas a ella, sino por recibir sobre su fachada no pocos impactos de proyectiles lanzados desde el Cerro de Garabitas, en la Casa de Campo.
La historia del Hotel Florida se apagó al inicio de los años sesenta cuando fue derribado para construir un Galerías Preciados que con el paso del tiempo mutó en un Corte Inglés. La fotografía de esta semana es un pequeño homenaje a este lugar, de enorme valor arquitectónico e histórico y no tan recordado como se merece.
En la imagen de hoy lo vemos, imponente, vigilando una Plaza de Callao en la que aparcaban los coches y apenas vemos peatones, precisamente todo lo contrario a lo que sucede en la actualidad. En segundo término, aguantando el chaparrón, ya vemos por allí al Palacio de la Prensa. Desde luego, que elegante y pomposa se veía esta explanada hace medio siglo. Hoy raro es el día que no hay algún evento o carpa montada sobre su suelo. Antes era más fría y quizás distante pero, ¿a quién no le gustaría darse un paseo por ella?