Totalmente irreconocible. Así se muestra el Paseo de la Castellana en esta imagen que nos produce cierto vértigo al tratar de comprender la brutal transformación que ha experimentado esta arteria de Madrid. Conozcamos el porqué de su nombre y otros secretos más a través de esta peculiar mirada.
Lo primero que hay que señalar es que la denominación original de esta kilométrica vía fue ‘Paseo Nuevo de las Delicias de la Princesa’ en honor a la futura Isabel II. Sin embargo, el nombre que terminó calando más entre la sociedad y que hemos heredado tiene un origen mucho más humilde y resulta menos pretencioso, el Paseo de la Castellana que todos conocemos se toma en honor a la primitiva Fuente Castellana que allí se levantaba y que recogía las aguas de un arroyo.
En la fotografía, realizada en torno a 1850, no aparece la fuente original, de la que no hay documento gráfico alguno, pero sí vemos su sustituta, o mejor dicho, sustituto. Un obelisco que en un principio iba a ser un monumento para conmemorar el nacimiento de la propia Isabel II en 1830 y que se alzó en el mismo punto donde estaba la primera fuente, en la actual Glorieta de Emilio Castelar. Años más tarde, esta obra se colocó en la Plaza de Manuel Becerra y hoy languidece sin pena ni gloria en el Parque de Arganzuela.
Impresiona ver una Castellana sin asfalto ni tráfico, custodiada por dos hileras de frondosos árboles que brindaban a los madrileños valiosas sombras en las que ponerse a salvo del azote del sol. En medio de la escena, un vecino con un botijo inmortalizado seguramente mientras acudía o venía, eso nunca lo sabremos, a refrescarse en la fuente.
Miles de vehículos la atraviesan día a día rodeados de un paisaje que nada tiene ver con el aspecto inicial que tuvo la zona. El rugido de los motores ha sustituido al trinar de los pájaros. Ya no está el obelisco, ni tampoco todos esos árboles. La tranquilidad y el silencio desaparecieron y es casi seguro que ya no vuelvan. Menos mal que fotos como ésta nos ayudan a entender, un poco mejor, como era aquel Madrid que nunca disfrutaremos.
(Sé que la calidad de la foto no es la mejor pero por lo visto, las cámaras de la época no tenían muchos ‘megapixels’)
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Fotos antiguas: Glorieta de Cuatro Caminos