FOUR POINTS BY SHERATON BARCELONA AIRPORT (****)Carrer de Cataluña s/n08840 Viladecans (Barcelona)Habitación: 325Fecha de entrada: 25/10/2024Tarifa: 153€ ADSobre una de las rondas de la entrada sur a la ciudad, no lejos del aeropuerto, en medio de un enorme parque industrial, comercial y empresarial, sin otras construcciones alrededor, rodeado de jardines y fincas esperando su desarrollo descubrimos este edificio moderno, de 10 plantas, con grandes ventanales todo recubierto de unas largas y verticales lamas de acero corten que le dan un peculiar aspecto. Junto a una gran rotonda, y a una zona de aparcamiento encontramos la entrada a este nuevo y moderno establecimiento.Dos puertas de cristal enormes, correderas, automáticas, con una mullida alfombra con el colorido logo de la cadena nos sumergen en una larga y enorme recepción. Por delante de nosotros, techo muy alto del que cuelgan grandes luminarias redondas de metal y bolas de cristal blanco. En el mismo espacio y con livianas separaciones con algunas estanterías y macetas encontramos a la izquierda el mostrador de recepción, una tienda de conveniencia con productos de alimentación y bebidas, la enorme barra del bar, y la barra en la que por la mañana se presenta el desayuno. A la derecha varios sofás para la espera y la tertulia, mesas comunales para el trabajo, y a continuación un largo espacio de mesas y sillas para el bar y restaurante rematadas al final por una enorme pantalla de televisión. Mucha madera natural, y luz abundante que entra por los enormes ventanales que dan a la calle principal, recubiertos por unos suaves visillos en gris. La sensación es moderna, nueva, tranquila aunque algo bulliciosa.Tras el mostrador, algo desordenado dos puestos de trabajo, con dos personas. Al fondo, algunas estanterías con jarrones, luces indirectas y algunos logos de la cadena. Sobre el mostrador unas pantallas en unos metacrilatos giratorios sobre los que trabajan los empleados en las tareas de registro. Nos atiende un joven algo frío y distante que nos pide la documentación, la procesa, y nos solicita el pago por adelantado, cosa que rechazamos. Nos entrega el cartoncito con las llaves de la habitación y un papel con la descripción de los servicios del hotel. Volvemos sobre nuestros pasos para llegar a un pequeño recibidor donde terminan los dos ascensores del edificio. Aunque son grandes, modernos, metálicos, con voces interiores que avisan del piso al que se llega, con botonadura metálica, puertas automáticas, buena iluminación y espejo en la pared del fondo, son claramente insuficientes para un edificio tan grande. Menos mal que en esa pared de madera natural que recoge los ascensores hay también, casi disimulada, una puerta que da acceso a las escaleras.Los ascensores se abren a un pequeño hall a partir del que corre, a derecha e izquierda el pasillo de las habitaciones. Muy iluminado, quizá con luz demasiado fría. moqueta en tonos azulados en el suelo, paredes totalmente cubiertas de bonita madera natural, cartelería en negro junto a las puertas con los números de las habitaciones. Las puertas disponen de una zona de lector para la tarjeta, que se ilumina en verde al acercarla y de un pomo metálico en negro de corte moderno. Tras la puerta, dejamos atrás la moqueta del suelo para acceder a una bonita y cuidada madera natural. A la derecha, los botones para encender las luces, y por delante un pequeño pasillo en el que encontramos a la izquierda dos perchas pequeñas incrustadas en la pared, un espejo de cuerpo entero y la puerta del baño, de madera corredera. Paredes en blanco al igual que el techo. Sensación de modernidad, calma y sobre todo novedad.Un paso más adelante accedemos al dormitorio. De tamaño más bien pequeño. Todo queda demasiado amontonado. A la derecha un pequeño armario que recoge el minibar, una caja fuerte y una bandeja con un hervidor de agua, dos tazas, una botella de agua de cortesía y unos juegos de café e infusiones. Encima, en la pared pintada de oscuro hay un cuadro y una pantalla para manejar el aire acondicionado. Este funciona a la perfección y de forma absolutamente silenciosa. Sin embargo no hay manera de que la luz de la pantalla se apague, llegando a molestar por la noche hasta el punto de tener que taparla con un cojín. A su lado, con una puerta corredera de madera que cubre dos cuerpos encontramos un armario de tres: en uno baldas, y en los otros dos una larga barra colgadora con media docena de perchas normales, una tabla de planchar, una plancha y la bolsa de la lavandería.A la derecha queda la cama, blanca, con un colchón comodísimo de buen calibre, recubierto por un nórdico algo excesivo que nos asfixia un poco durante la noche. Sobre ella, cuatro almohadas blancas de distinto grosor y dureza y dos cojines en tonos azulados. Por debajo de la cama, sobre la madera del suelo hay una agradable alfombra de tonos azulados. La cama está empotrada contra un cabecero en piel color chocolate, que deja una repisa de madera hasta la pared. Esta, pintada en gris oscuro, recoge varios cuadros figurativos de distintos tamaños y colores. En un lado cuelgan desde el techo tres lámparas metálicas negras. A cada lado de la camba, empotrado en el cabecero encontramos interruptores negros para las luces, un enchufe normal y dos USB, además de un pequeño reflector incrustado que girándolo ilumina para trabajar desde la cama. Sendas mesillas sencillas, metálicas negras, redondas terminan el conjunto. Sobre ellas el mando de la televisión y un moderno teléfono.El juego de luces resulta muy atractivo pudiéndose generar una atmósfera muy agradable con varios puntos de luz en el techo, en el armario y una tira de led que corre por toda la repisa que conforma el cabecero de la cama. El espacio de paso a los pies de la cama resulta un poco estrecho. Allí encontramos colgada una enorme pantalla de televisión plana. La pared del fondo está ocupada de lado a lado por una ventana oscilobatiente en poderoso metal oscuro y recubierta por estor que sube de arriba a abajo con algo de dificultad con una cadenilla y un visillo en gris metálico. Las vistas amplias a través de las lamas de acero que recorren la fachada. Aquí abajo a la puerta principal, un poco más adelante a una zona ajardinada de los edificios cercanos y allá lejos, a Barcelona. Bajo la ventana hay una incómoda mesa de trabajo en madera clara, sobre la que hay un bolígrafo y un bloc de notas. En la pared, un enchufe disponible. Bajo la mesa una papelera con separación para el reciclaje y una silla de madera tapizada en color arena. A su lado hay una lámpara metálica de aire retro formidable para trabajar sobre la mesa, y al otro lado una cómoda butaca tapizada en azul con un cojín en blanco.
El descanso no es fácil. La insonorización exterior es formidable, pero la interior es manifiestamente mejorable y se escuchan demasiado los ruidos en el pasillo y en las habitaciones contiguas. Para colmo junto a la puerta de entrada de la habitación, en el techo, hay un piloto verde que se mantiene encendido toda la noche, que junto con la pantalla de manejo del aire acondicionado mantienen iluminado el espacio permanentemente.
Tras una pesada puerta corredera de madera accedemos al baño. Su tamaño es adecuado. El suelo sigue en madera, y las paredes de porcelana en color arena clara. A la izquierda encontramos el inodoro, con la cisterna empotrada en la pared. Cisterna de la que sale muy muy poca agua, tan poca que su limpieza se hace difícil. Enfrente hay una encimera en blanco sostenida por unas patas metálicas negras entre las que hay una balda en la que se ofrece un secador de pelo de buena potencia y dos juegos de toallas blancas (una de manos y otra de ducha) de buena calidad y limpieza. Además está también el pie de ducha. Sobre la encimera hay una caja negra de pañuelos de celulosa, un set dental y un gorro de ducha. Echamos en falta el jabón de manos. En la pared encontramos un pequeño espejo de aumento, y un gran espejo redondo, con una zona antivaho justo encima del lavabo con moderna grifería incrustada en la pared. Caudal, presión y temperatura exquisitas.
Del techo y sobre el lavabo, cuelga una lámpara que ilumina de forma tenue el espacio. Sin embargo, hay también otras luces, mucho más brillantes y potentes que iluminan, quizá demasiado, y quizá demasiado fríamente el espacio: dos puntos en el techo, una luz incrustada dentro del espejo... A la derecha encontramos la cabina de ducha, protegida por una mampara de cristal, que quizá se queda un poco corta y salpicamos bastante agua al exterior. Un generoso rociador en el techo y un grifo en forma de teléfono ofrecen agua a una excelente temperatura, presión y caudal. Sobre el mando para regular el agua encontramos anclados a la pared tres botes dispensadores de gel, champú y acondicionador.
Por la mañana, en el espacio de la planta baja se sirve un desayuno buffet de buen surtido y calidad. Zumos naturales, fruta cortada, platos calientes (huevos, salchichas, judías, verduras...), fiambres, embutidos, quesos, diversos tipos de pan, bollería recién hecha y un más que correcto café. Lástima que el servicio de reposición de los alimentos, aunque amable, sea algo lento.
Después, en la recepción otro joven, bastante más amable y cercano que el de la llegada nos cobra la estancia, nos pregunta si todo estuvo bien, nos hace un par de comentarios sobre nuestro origen y nuestro viaje y adiós.
Calidad/precio: 7Servicio: 7
Ambiente: 8
Habitación: 7
Baño: 8.5
Estado de conservación: 9.5
Desayuno: 8
Valoración General: 8