Revista Cine

Foxcatcher

Publicado el 20 enero 2015 por Diezmartinez
Foxcatcher
Hay una escena en Foxcatcher (Ídem, EU, 2014), cuarto largometraje de Bennett Miller (Capote/2005, El Juego de la Fortuna/2011), en el que este opaco filme parece deslizarse hacia la comedia. Se trata del momento en el que el tieso multimillonario John E. Du Pont (Steve Carrell, irreconocible) le informa a su protegido/coleccionado luchador y medallista olímpico Mark Schultz (Channing Tatum, perfectamente inarticulado y reprimido) que cuando él se dirija a Du Pont le puede decir "águila", "águila dorada" o simplemente "John". Cuando Carrell termina de decir su línea uno empieza a reírse, pero el rostro del actor y el tono de su voz impide que soltemos la carcajada: la escena termina resultando, como toda la película misma, entre patética, extraña y siniestra.El guión escrito por E. Max Frye y Dan Futterman está basado en el caso real que involucró al mencionado magnate químico Du Pont y a los hermanos Schultz, Dave (Mark Ruffalo) y Mark, quienes ganaron sendas medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Cierto día, a mediados de los 80, Du Pont manda llamar al solitario y soltero Mark a su enorme hacienda en Pennsylvania -la Foxcatcher del título- para proponerle convertirse en su Mecenas deportivo. El multimillonario construye un lujoso gimnasio, derrocha cantidades enormes de dinero y, aunque le cuesta tiempo y esfuerzo, logra atraer al hermano mayor de Mark, el casado y con hijos Dave, a quien convierte en el entrenador de su "equipo Foxcatcher". El experimento terminará en una tragedia que no apuntaré aquí, aunque el caso fue lo suficientemente famoso como para merecer reportajes, libros y programas televisivos en su momento, hacia mediados de los años 90.Antes mencioné el adjetivo "opaco" refiriéndome a esta cinta. En efecto, aunque los acontecimientos se nos presentan con una claridad meridiana -incluso aparecen las consabidas fechas en la pantalla para que no nos perdamos en la progresión temporal de la cinta-, las motivaciones de los personajes permanecen en la oscuridad, si acaso sugeridas por la torpeza social de Mark, los avergonzados silencios de Dave o los patéticos intentos de Du Pont por ganarse la aprobación de su silenciosa madre provecta (Vanessa Redgrave, nada menos).En las tres cintas de ficción dirigidas hasta el momento por Miller, es posible identificar constantes muy claras. Como en Capote, he aquí alguien privilegiado, no por su intelecto pero sí por su poder y su dinero, que vampiriza a alguien más que se encuentra en una posición vulnerable. Como en El Juego de la Fortuna, tenemos aquí a un personaje que en busca del sueño americano por excelencia -alcanzar el triunfo- es capaz de arriesgar todo lo que tiene a su alcance: Du Pont tiene que ganar, aunque sea a través de otros. Miller ha realizado una cinta extraña e inquietante, que se mueve entre el drama deportivo y el thriller psicológico, entre el homoerotismo reprimido y la biopic del magnate traumatizado, entre un Ciudadano Kane (Welles, 1941) contemporáneo que agrega a su colección personal a unos luchadores -tal como Charles Forster Kane se compraba su periódico- y la desazonante crónica olímpica -¿una anti-Carros de Fuego (Hudson, 1981)?- que muestra cómo los más limpios deportistas pueden terminar corrompidos y hundidos por el cochino dinero. Como el sueño americano mismo.Foxcatcher

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