"La clase, el grupo y los amigos de clase son un grupo no natural creado por razones económicas y sociales para la mejor formación de nuestros niños y adolescentes. Su nexo de unión son los estudios, cuyo aprovechamiento y rendimiento se materializan en los resultados, las notas, y con ello la aceptación y valoración individual del y en el grupo, de forma similar a lo que en un equipo de básquet o de fútbol, lo es el juego, y destacando el buen juego. En esta tesitura en la clase, el niño que no rinde satisfactoriamente es menos valorado y considerado individual y colectivamente, por lo que desarrolla sobre sí unos sentimientos de inferioridad, minusvaloración y baja autoestima que acaban cristalizando en una convicción negativa o noción de fracaso (“yo no puedo, no sirvo, no sé...”) que retroalimentan los sentimientos de inferioridad y baja autoestima (fig. 1). Todo ello es generador de una inhibición con sentimientos de culpa que a su vez producen desaliento, desesperanza, ansiedad, irritabilidad, agresividad con inquietud psicomotora e indisciplina. Y todo esto genera, a su vez, un condicionamiento escolar negativo que alimenta el mal rendimiento y que puede desarrollarse con reacciones de huida ya abiertas y francas (“campanas”... fugas), ya larvadas (desinterés, “pasotismo”…)."
