Mijail Gorbachov, Secretario General del Partido Comunista de la URSS entre 1985 hasta 1989, cuando disolvió el siniestro y terriblemente sangriento régimen de Lenin y Stalin, recibe la admiración internacional, mientras desprecian a Manuel Fraga muchos españoles que se beneficiaron de su liberalidad dentro del franquismo.
En el tardofranquismo, que podríamos iniciar tímidamente en 1960, ese Fraga profesor universitario y diplomático, que llegó a escribir un centenar de libros de ciencia política, abanderó tres actitudes que cambiaron sociológica y políticamente España:
Como ministro de Información y Turismo creó la España de los turistas cuya conducta arrinconó al siniestro nacionalcatolicismo del régimen con sus actitudes desenvueltas y liberalidad sexual.
Hace unos años Alfonso Guerra explicó el paso del franquismo a la democracia: "Las primeras turistas que llegaron en bikini ayudaron más a la Transición que muchos discursos políticos".
La casi desnudez de “las suecas”, como se le llamaba a todas las turistas, frente a las españolas atemorizadas por curas con sotanas mentales y físicas, despojó definitivamente de hipocresías seculares a un país pobre y amargo que se modernizaba aceleradamente.
Su Ley de Prensa e Imprenta que anulaba la censura previa, aunque la mantenía a posteriori suavizada, fue el camino hacia la libertad.
Y su también Ley de Libertad Religiosa, de la que fue impulsor a pesar de que dependía del Ministerio de Justicia. Los musulmanes gozaban de esa libertad, por aquello de Los Moros de Franco, pero no los judíos ni los protestantes, perseguidos y oprimidos por el nacionalcatolicismo.
La influencia de Fraga les dio acceso a trabajos y estudios antes vedados, e hizo de sus creencias algo casi normal. Fraga fue más aperturista incluso que el Concilio Vaticano II.
Que además, y que con el tiempo, el político fallecido fuera presidente de Galicia y el fundador de lo que hoy es el PP, una derecha civilizada y democrática, es otro de sus valores.
Fraga militó en el franquismo y lo deconstruyó, y Gorbachov hizo igual con el comunismo, muchas veces peor, y en el que había prosperado dejando muchos muertos atrás.
Son dos vidas paralelas, con la diferencia de que Fraga fue menos sanguinario y al ruso le concedieron el Nobel de la Paz.
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SALAS