Un regalo maravilloso para el día de la Madre.
Para regalártelo a ti misma o para ella si todavía la tienes, para que se sienta feliz porque el perfume es una especie de viaje a las estrellas a través del más desconocido y poderoso de los sentidos, el del olfato.
Por eso, como cualquier icono, requiere de todo un ritual de cuidados que lo despiertan, potencian y conservan.
La piel absorbe mejor una esencia cuando los poros están abiertos, es decir, tras un baño o una ducha y de haber utilizado la crema de cuerpo de la misma línea que la fragancia, y rociado a una distancia de 10 a 15 cm.
En cuanto a los puntos de aplicación los más indicados son:
- Detrás del lóbulo de la oreja, en la cara interior de las muñecas, en la de los codos y rodillas y en las clavículas.
- No frotarlo nunca porque hacerlo supone mover y aplastar sus partículas.
- Y guardarlo en un lugar oscuro, lejos de un foco de calor o de humedad continua.
El perfume es un mensajero que lanza señales poderosas sobre el entorno de quien lo lleva.
Y en ese vuelo prodigioso que completa el arreglo personal, en ese vuelo etéreo e ingrávido nada mejor que la frase del poeta “Tu perfume me hace soñar y da alas a mi imaginación”.