Tras la derrota del III Reich el primer paso era encontrar y procesar a todos lo que hubieran tenido relación con el régimen nazi, algo realmente complejo y costoso, en tiempo, recursos y personal. Para facilitar la labor, varios expertos alemanes aconsejaron a las fuerzas de ocupación que todo el que fuera sospechoso, realizara un "Fragebogen".
Cualquier alemán que quisiera trabajar o solicitar cualquier ayuda de los aliados se debía someter al cuestionario, so pena de perder por ejemplo su cartilla de racionamiento. Si no salia indemne al cuestionario o existía alguna sospecha, podía ser declarado prisionero de guerra y enviado a uno de los campos de prisioneros establecidos por los aliados.
Cuando se entregaba el cuestionario se dejaba claro que la información falsa tendría como consecuencia acciones judiciales por parte de los tribunales aliados. Entre las preguntas se podían encontrar preguntas muy corrientes, como cuál era la dirección postal del entrevistado, cuál era el color de sus ojos, cuánto pesaba o cuál era su religión.
Entre las más importante destacaban las que solicitaban información sobre sus cicatrices, para conocer si habían combatido en el frente, o sobre las marcas o tatuajes ya que sabían que los miembros de las SS llevaban grabado su grupo sanguíneo en el brazo. Otra preguntaba si había pertenecido a algún grupo estudiantil o juvenil, como las Hitlejugend.
En el Landesarchiv Baden-Württenberg hay una copia de un "Fragebogen", en alemán e Inglés.
Mas preguntas hacían hincapié en que partido habían votado en las elecciones de 1932, en las que Adolf Hitler consiguió subir al poder, o si pertenecían o tenían algún familiar en la aristocracia alemana. Pero también se podían leer algunas realmente raras como, por ejemplo, si los bombardeos habían afectado a su salud, al trabajo o al sueño. También si se habían pedido indemnizaciones a los seguros o sobre el alcantarillado o la electricidad. Una de las más curiosas: ¿En algún momento ha esperado la victoria alemana?. Algo que durante el III Reich cualquier alemán debería creer, si no, sería acusado de derrotismo.Fuente:
Tiempos y Costumbres de Alberto de Frutos
Landesarchiv Baden-Württenberg
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