https://www.paginasiete.bo/ideas/2022/1/30/venezuela-en-crisis-las-posibles-salidas-de-la-dictadura-electoral-de-maduro-321921.html
Una dictadura electoral
El analista, consultor y escritor José Rafael Vilar considera a Venezuela como una “dictadura electoral”. “En los años dorados del fallecido ‘comandante eterno’ (Chávez) se acuñó un oximorón para el prorroguismo de su régimen y la cooptación de todos los poderes del Estado: dictadura democrática, algo que copiaron -o intentaron copiar- varios de sus aliados dependientes del socialismo 21 en Latinoamérica. Su heredero Maduro, a pesar de sus limitaciones de intelecto, demostró ser un eficiente cumplidor de las directrices e instrucciones que le han provisto sus guías venezolanos -como Tareck El Aissami- y, sobre todo, ‘los de la nube’ (metáfora en metaverso): forales, isleños, rusos, persas, chinos, podemitas y celagianos y los de otras más turbias y ‘blancas’ procedencias”, sostiene.
Vilar analiza que al neutralizar la Asamblea Nacional de 2017, con amplia mayoría opositora, realizar y ganar elecciones fraudulentas, como la Constituyente de 2017, las presidenciales de 2018, parlamentarias de 2020 y regionales de 2021, Maduro “instituyó su dictadura electoral, a la usanza de los Somoza, Trujillo y, allá, ‘Bisonte’ Gómez y Pérez Jiménez”.
Sobre el rol de la oposición, considera que el hito unificador más importante desde 1998 fue la Mesa de la Unidad Democrática, que cohesionó a gran parte de la oposición desde 2008 hasta 2018, que fue inhabilitada electoralmente y dio paso, primero, al Frente Amplio Venezuela Libre, promovido por Guaidó pero de muy corta vida y, en 2021, la Plataforma Unitaria integrada por la sociedad civil, sindicatos, militares retirados, los partidos políticos y los diputados de la Asamblea Nacional electos en 2015.
“La victoria electoral de 2015, que aprovechó el diseño electoral para beneficio chavista, fue consecuencia del trabajo de la MUD, como lo fue la Presidencia Encargada de Guaidó y su reconocimiento internacional y la masividad de las protestas populares entre 2016-2018. Lamentablemente, el desgaste por falta de logros y la inexperiencia de Guaidó y su equipo, más decisiones improvisadas y sumadas las ambiciones de sectores y dirigentes de partidos opositores y el ‘atornillamiento’ que sus aliados dieron a Maduro, reforzaron la posición del PSUV en el Poder, ahora contribuido por el fin de la hiperinflación que venía creciendo desde el final de la Venezuela ‘saudita’, explica.
Vilar considera que las elecciones regionales de 2021 demostraron que una oposición medianamente articulada arrebata espacios de poder al oficialismo.
“Esto no debe ilusionar a los opositores porque falta mucho trabajo de unificación y organización para las elecciones presidenciales de 2024: la Plataforma Unitaria debe lograr cohesionar a todos los desafectos con el chavismo-madurismo; debe desechar ‘opositores ambiciosos’ como Ramos Allup y Falcón; tiene que renovar liderazgos, incluyendo Guaidó, cuya emergencia política ya se cumplió, y debe demostrar a todos los que los apoyamos que la lucha democrática en Venezuela es transversal y horizontal para todos y no la oportunidad de negociar verticalmente poder por élites enquistadas en los partidos. Sólo así, habrá esperanza”, concluye el analista.