"...Caminaba como sonámbula, perdida, desarraigada, desgajada. Yo siempre la acompañaba sin que ella me lo pidiera; entrelazaba mi brazo en el suyo y juntas avanzábamos tambaleándonos por las heladas piedras con nuestros lotos dorados hasta llegar al borde del precipicio; una vez allí, ella gritaba al vacío y el fuerte viento del norte se llevaba el eco de sus gritos..."
El abanico de sedaLisa See
He aquí mi primera entrada, agradecida por la oportunidad que me ha dado mi gran amiga y dueña de este blog. Espero veros pronto por aquí. Saludos