Corre, todo era mucho más sencillo.
A veces, la verdad está delante de nosotros. A veces es tan fácil como mirar al frente. Tan simple como observar una señal dejada en el camino, como leer una carta, una letra detrás de otra. Nos empeñamos en buscar lejos aquello que está a nuestro lado, y casi nunca sintonizamos bien los diales de nuestras atenciones. Buscamos héroes de capa y antifaz que vengan volando a salvarnos de terribles supervillanos, y no nos damos cuenta de que los otros, los verdaderos héroes, están pasando con toda tranquilidad por nuestra acera, vestidos de calle y discreción. Soñamos con fastuosos tesoros hundidos en las aguas increíblemente cristalinas del Pacífico Sur, aguas en las que nosotros jamás llegaremos a mojar tan siquiera un pie, y no prestamos atención a la profundidad de nuestros propios mares. ¿Por qué nos perdemos en divagaciones sobre la belleza mientras contemplamos la luna como idiotas, y no vemos lo hermosa que es la mujer que duerme a nuestro lado? Al fin y al cabo, la luna no es más que una piedra muerta en permanente gravitación boba en nuestra órbita, y tú eres la mujer más bella que he conocido nunca...
Esta vez todo era mucho más sencillo, y yo no he sabido verlo hasta este momento. Despierta. Tenemos que salir.