Hace apenas unos dos meses, llegaba a la conclusión de que vivimos en el cielo.
Durante varios años de vida estuve convencida de que el mundo era algo bonito, a pesar de los pesares. Aunque ahora creo firmemente que es mucho más que eso…
Salimos en lancha desde el Muelle de Sian Ka’an en el pueblo de Punta Allen, partiendo después de 3 noches acampadas en lo salvaje; eran entre 9 y 10 de la mañana; hacía un lindo día. La velocidad que llevábamos me parecía lo suficiente agradable como para que los salpicones de agua no empaparan mis ojos, nublando mi vista, dándome tiempo de admirar todo lo que se encontraba a nuestro alrededor.
Pudimos ver un Manatí en su hábitat natural, lo seguimos un poco y se detuvieron las lanchas ¡fue genial! Él o ella, salía a saludarnos de vez en cuando, asomaba su cabecita sonriente y nos dejaba verlo; aunque no se quedó mucho tiempo con nuestra compañía, estoy segura que todos nos fuimos bien contentos por la maravilla.
Unos 3 kilómetros más adelante,lo único que se podía observar era la inmensidad de todo. El Sol estaba tan puesto, como mis ojos en todo lo que él iluminaba; al lado izquierdo se veía el mangle de forma ininterrumpida, preciosa y perfectamente cubriéndolo todo; del lado derecho estaba el mar, el precioso Mar Caribe. Inmensidad aquí y allá, las nube bajas, el agua verde-azul sobre la que navegábamos y su transparencia tan honesta, el agua azul y los tonos cálidos en el ambiente. La dicha en el aire y el alma bien llena.
Era tan bonito todo lo que estaba viendo, que se sentía como si fuera irreal; ahí fue cuando un pensamiento atravesó mi cabeza.
-El Cielo, es la Tierra vista desde otros ojos. –
Y pues, para entonces ya estaba convencida de ello.
Confirmé que se suele pasar demasiado tiempo distrayéndose de la vida, demasiado tiempo buscando en las cosas materiales y en la tecnología algo que no puede saciar a quien ni siquiera quiere ser saciado, a quien no quiere intentar y ni siquiera quiere ver, ni sentir; mucho menos lastimarse…
Se necesitan agallas para vivir y la vida está en todo ,pero la gente no quiere estar en nada.
Se necesitan cerrar los ojos y abrir la piel, para entonces poder ver.
Luego llegamos a nuestro destino en Paso Lagarto, para poder continuar nuestro regreso en moto a través del camino de tierra.
**El tiempo de viaje en lancha fue alrededor de media hora.**
**Punta Allen es una delgada lengua de tierra ubicada en la costa del Mar Caribe, rodeada por él en ambos lados. Se sitúa en el corazón de la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an, a unos 50 km al Sur de Tulum, donde viven aprox 800 habitantes. Sólo se puede llegar (por tierra) a través de un camino de tierra entre la selva, que se atraviesa entre 1 hra y 2 hras para llegar hasta el pueblo según el transporte y la época del año.**
Historias de la historia. No todo es lindo, no todo es feo, y sin embargo…todo es asombroso.