Presentación de Frames Rocio en BIBLI
Fotografía: Federico García Barba
Miércoles 15 de junio de 1982, Sección Segunda de lo Criminal de la Audiencia Provincial de Sevilla, Pedro Gómez Clavijo testifica que vio por primera vez la película Rocío dos días antes, el lunes pasado, cuando se proyectó para el Tribunal y las partes que intervienen en el juicio oral correspondiente al sumario, instruido con motivo de las supuestas calumnias vertidas en el mencionado documental; declara además que él casi no se reconoce en la imagen y que la voz que se escucha no es la suya. Gómez Clavijo tiene setenta y tres años y el fiscal solicita para él una pena de cuatro años, dos meses y un día de prisión, así como el pago de una multa de dos millones de pesetas.
El acusado niega su propia imagen proyectada en una pantalla, se niega a sí mismo, no se “reconoce” y además dice que su voz no es la grabada en la banda de sonido. Gerard de Nerval escribió en la parte inferior de una pequeña fotografía suya en la que mira a la cámara: “Je suis l’autre”, está claro que Nerval no era su imagen y gracias a Magritte sabemos que una pipa pintada en un lienzo no es una pipa, pero la actitud de Gómez Clavijo evidentemente no obedece a una cuestión intelectual, ni a su ingenuidad o su ignorancia, sino a algo mucho más perverso: al miedo, al pavor a ser encarcelado, el mismo terror sufrido por quienes se enfrentan a tribunales en países totalitarios, por aquellos que han de aceptar una falsa acusación, para aun sabiéndose condenados, intentar salvar a sus familias; una actitud terrible que destruye completamente a quien ha de renegar de sus propias ideas, sabiendo que son ciertas y acatando la mentira oficial.
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