Francesco Totti (27 de septiembre de 1976) es de esos jugadores que ya no quedan aunque los busques, el recuerdo de que a finales de los noventa el fútbol dio el paso definitivo al mundo mediático que es ahora, que a través de contratos multimillonarios, intereses extradeportivos etc, ciegan la voluntad del jugador más fiel. Pero eso no es Totti. Mejor dicho, ese no es Totti. Como dijo en una ocasión: “En el Real Madrid o en el Barcelona habría ganado más cosas, pero soy feliz por haber llevado sólo una camiseta. Gané una apuesta conmigo mismo.”
Y es que Il Capitano ha bebido Roma desde su nacimiento. De pequeño su madre le llevó al fútbol y supo enseguida que ahí su hijo encontraría el acomodo que necesitaba. Era fan hasta la médula de Giuseppe Giannini, ex capitán de la A.S Roma (y actual seleccionador de Líbano) algo que marcó su adhesión al equipo romano. Y por si fuera poco, su madre de nuevo intercedió y evitó que Totti pusiese rumbo al A.C Milan, equipo muy interesado en los servicios de aquel chico de pelo largo. No se fue, y finalmente puso rumbo a los juveniles de la Roma en el año 1989. Con apenas trece años ya nunca volvería a vestir otro escudo.
En 1993 le llegó su momento. Vujadin Boskov, un mito de los banquillos (y tristemente fallecido hace unos meses) hizo debutar a Totti un 28 de marzo contra el Brescia Calcio cuando sólo era un chaval de dieciséis años. De ahí en adelante fue creciendo futbolísticamente de la mano de entrenadores como Carlo Mazzone, Bianchi o Nils Liendholm. El 4 de septiembre de 1994 anotaba su primer gol frente al U.S Foggia y en 1997 se erigió como capitán de la A.S Roma. Fue Zdeněk Zeman quien le otorgó esa responsabilidad con sólo veintiún años. Sin embargo, para aquel entonces pese a su juventud, subió un peldaño: brazalete y número 10 a la espalda. El Estadio Olímpico comenzaba a tener un referente no sólo en el campo sino fuera de él. Llegaban los goles, el reconocimiento, y lo principal, un gran crecimiento físico y mental, asentado como jugador diez en la mediapunta del equipo romano. Con esos números y con sus cada vez más sobresalientes actuaciones, algunas voces solicitaron a Cesare Maldini su inclusión en la lista para el Mundial de Francia de 1998. No en vano, aquella temporada había superado la decena de goles en el Calcio, e incluso había anotado su primer doblete frente al Bari. Sin embargo, no pudo ser aunque sí debutó con la Azzurra poco después, el 10 de octubre del 98 frente a Suiza y ello no impidió su nombramiento como Mejor Jugador Joven del año en Italia.
2001 sería sin duda uno de los mejores años de su carrera profesional. Fabio Capello tomó las riendas de la A.S Roma y tomó la decisión de construir un equipo competitivo de verdad, buscando cotas inalcanzadas en años. Enseguida comprendió las dotes de pase de Totti y le ubicó de segundo delantero tras Vincenzo Montella y el mítico Gabriel Batistuta. Por detrás, un centro del campo duro con Tommasi, Cafu y Emerson, y un joven Walter Samuel cerrando atrás. Con esa fórmula, la Roma se alzó con el Scudetto por tercera vez en su historia tras dieciocho años de sequía. El 17 de junio de 2001 en un Estadio Olímpico lleno hasta la bandera, el equipo ganó 3-0 al Parma con goles de Totti, Batistuta y Montella. Era su primer título en su carrera deportiva y el primero de su equipo desde la Copa de Italia de 1991.
Ese año fueron todo elogios para Francesco Totti, elegido además Futbolista Italiano del año y quinto en la lista del Balón de Oro. Después del verano tuvo la oportunidad de ganar un nuevo trofeo en la Supercopa de Italia frente a la Fiorentina, en la que volvió a anotar un tanto decisivo. El Título de Liga le encumbró definitivamente como el ídolo de la afición que vio en él un fiel reflejo de Roma, un chico de allí, de barrio, perfecto exponente de la misma ciudad.Las siguientes temporadas no dieron al equipo los frutos deseados, eclipsados siempre, principalmente por Inter, Milan o Juventus de Turin. No obstante, eso no impidió que Totti siguiese acumulando goles, asistencias y premios individuales. En 2004 superó la veintena de goles en el Calcio y en 2007 consiguió la Bota de Oro. En 2002 consiguió la victoria en Champions League frente al Real Madrid en el Santiago Bernabeu gracias a un gol suyo. También consiguió anotar su primer hattrick frente al Brescia.
El equipo terminó por estructurarse en un sistema de juego 3-5-2 que explotaba las virtudes de Totti como asistente al jugador en la segunda cortina atacante y que no impedía sus cada vez mejores números anotadores. En 2000 fue convocado por primera vez para un gran torneo internacional, la Eurocopa de Bélgica y Holanda en donde aún se recuerda su espectacular definición de penalti frente al portero holandés Edwin Van der Sar, con un sutil toque a lo Panenka. Sólo dos años más tarde debutó en un Mundial alcanzando los octavos de final (siendo derrotada Italia tras un escandaloso arbitraje de Byron Moreno frente a Corea del Sur).
En 2006 llegó su gran momento internacional. Pese a que una fea fractura en la pierna, con rotura de ligamentos incluida, frente al Empoli, puso en duda su participación, Totti llegó a tiempo para el Mundial y fue titular en todos los encuentros convirtiéndose en Campeón del Mundo frente a Francia en aquel recordado partido del cabezazo de Zidane a Materazzi. Suyo fue el gol que clasificó a Italia a cuartos de final tras convertir un penalti pitado en el último suspiro frente a una combativa Australia.
Sólo un año después consiguió un nuevo título, la Copa de Italia y, posteriormente la Supercopa. Fueron los años de Luciano Spalletti como entrenador de la A.S Roma en donde adelantó la posición de Totti como único punto lo que, en efecto, tuvo un resultado positivo en el número de goles anotados. De hecho, aparte de la mencionada Bota de Oro, el 16 de enero de 2008, frente al Torino superó la friolera cifra de 200 goles anotados en el equipo Su gran rendimiento le sirvió para recibir elogios por parte del mismísimo Pelé.
El resto de temporadas siguieron una línea positiva en el aspecto personal, y algo más complicada a nivel de resultados. Varios equipos punteros de Europa se interesaron por él pero dio largas a todos ellos. Roma es su club y su ciudad y renunció a grandes ofertas para mantenerse fiel a su Club. Para reforzar su compromiso, anunció, primero a Roberto Donadoni, y después oficialmente, que dejaba la Selección Italiana. Fue el 20 de julio de 2007, dejando tras de sí 58 partidos en los que anotó 9 goles.Como este jugador parece eterno, este post no tiene final porque a día de hoy sigue en activo, siendo titular y marcando goles. Y lo que es más importante y le desmarca como jugador: sigue siendo el alma de la A.S Roma. Debutó hace veintiún años y continúa acumulando partidos y goles (709 partidos, 290 goles y 181 asistencias a fecha de este post, todas ellas records absolutos del Club). Dicen incluso que sigue cortándose el pelo en el mismo sitio que cuando era pequeño y que sigue comprando los zapatos en la misma zapatería. En líneas generales, nada en Francesco Totti es habitual. Sus detractores siempre le han acusado de ser corto de inteligencia o excesivamente agresivo en el terreno de juego. Pero al margen de esas críticas, muy pocos jugadores pueden presumir de sus números, de su fidelidad a un equipo y sus ideas y, extradeportivamente, haberse volcado en la beneficencia con tanto ahínco como él, siendo muy muy frecuentes sus visitas a gente necesitada, algo que sin duda le honra.
En el plano deportivo, a lo largo de su dilatada carrera deportiva, Totti se ha desempeñado principalmente como centrocampista-mediapunta o como segundo delantero. Sólo en los últimos años ha comenzado a jugar en la punta de ataque como nueve puro. En algunos momentos de su carrera deportiva se le ha podido ver también de lateral con Zeman, y sobre todo como un falso nueve con Spalletti y Rudy García. Es evidente que sus cifras goleadoras son brillantes pero el punto fuerte de Totti se encuentra en la creación, en momentos puntuales de inspiración capaces de decidir un partido. En ese sentido, se le ha definido en varias ocasiones como un jugador trabajador, generoso, rápido y dinámico con especial mención a la primera época de Zdeněk Zeman en el banquillo. A lo largo de 1998, Totti sufrió un desarrollo deportivo y muscular buscando la fuerza física y resistencia necesaria para adaptarse al duro y exigente nivel de juego de Italia.
Finalmente, la mayor contribución de Totti al fútbol italiano, o su sello digamos, es sin duda la chip cucchiao, o “cuchara” en castellano, que ha realizado en infinidad de ocasiones a lo largo de su carrera siendo su gol al Inter de Milan en 2006 uno de sus máximos exponentes. De hecho, su autobiografía de ese mismo nombre se editó con el título: Tutto Totti: Mo je faccio er cucchiaio. Los taconazos han formado también parte siempre de su enorme repertorio, que parece que de momento no tiene fecha de caducidad para un jugador que con 37 años cumplidos sigue llevando las riendas del equipo con el mítico 10 a su espalda. Un auténtico “One Club Man”, como se suele decir en Inglaterra.El DIEZ de Roma tiene un solo dueño.
DAVID ABELLÁN FERNÁNDEZ