Revista Política
Los franceses votaron el domingo, en la primera vuelta de los comicios regionales, la última prueba electoral antes de la presidencial de 2012. En ella se confirmó la baja participación prevista, la victoria de la izquierda y el voto sanción para la derecha de Nicolas Sarkozy quien registró su más baja tasa de popularidad (41%), 10 puntos por debajo de su primer ministro, Francois Fillon (51%). Los datos demostraron una abstención del 52,7 por ciento. El Partido Socialista (PS), liderado por Martine Aubry, consiguió el 29,1 por ciento de los votos, mientras que la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Sarkozy, se quedaba con el 27,3 por ciento. La tercera posición fue para los Verdes, con el 13 por ciento de los sufragios, y la cuarta, para el Frente Nacional (FN), con un 12 por ciento de los votos. Los sarkozystas lograron sólo duplicar el partido ultra de los Le Pen que muchos daban por muerto. El partido ultra de Jean-Marie Le Pen, con los recientes debates sobre la identidad nacional y sobre el burka, que Sarkozy pensaba controlar desde el Elíseo, alcanzó un espectacular aumento, mientras que la Unión para un Movimiento Popular (UMP) sufría un duro castigo.
La izquierda francesa llegó a las urnas con clara ventaja. El Partido Socialista se convirtió en la primera fuerza política de Francia. Los verdes de Daniel Cohn-Bendit y de Cécile Duflot se confirmaron como la tercera fuerza del país. Pero no consiguieron repetir el 16% de las europeas de hace un año, ni mantener al PS en un nivel suficientemente bajo como para imponerle condiciones a nivel nacional. El Frente de Izquierdas, la coalición formada por el Partido de Izquierda, el PCF y grupos alterglobalistas, se consolidaron como quinta fuerza del país gracias a un 6,2% de los votos. Aubry acogió la victoria con modestia. Insistió en que “nada está ganado” y reclamó a sus partidarios una movilización para atraer en la segunda vuelta a los abstencionistas. Socialistas, ecologistas y comunistas suman el 50 % de los votos. François Fillon, al frente del UMP, con 14 miembros de su Gobierno en las listas, recibió una solemne e irritante bofetada. A su izquierda, se levantó una ola y, a su derecha, el zombi de la ultraderecha dada por muerta en 2007, que caminaba gracias a la política de guiños verbales xenófobos inventada por Sarkozy.
Según el primer ministro, François Fillon, “todo está abierto” a la espera de la segunda vuelta, augurando que el electorado que sustenta al Ejecutivo se movilizará “más allá de las etiquetas partidistas”. Según Cohn-Bendit, líder de la formación Europa Ecología, la izquierda puede hacerse con el poder en todas las regiones. “Ninguna fuerza política –asegura–, sea la que sea, podrá en solitario hacerse con el poder en una región”. Jean-Marie Le Pen afirmó que “el Frente Nacional es todavía una fuerza nacional y cada vez es más fuerte”. Todo dependerá, dentro de cuatro días, de cómo responda la abstención, protagonista de la segunda vuelta, el próximo domingo.