Parker, eufórico, con su medalla de oro- EFE.
Habría quien pensase que las opciones de Francia ante una Lituania eléctrica y conjuntada pasaba por una gran actuación de su mejor jugador, Tony Parker (Brujas, Bélgica, 1982). Era un pronóstico lógico viendo la relevancia que tiene en su selección el base de los San Antonio Spurs, con tres anillos de la NBA y un sinfín de recursos para asistir, anotar y dirigir. Parker sonaba con más fuerza que nadie para ser MVP del Eurobásket de Eslovenia y se llevó el premio con actuaciones como sus 32 puntos en semifinales ante España, promediando 3'3 asistencias y 19'7 puntos para ser el máximo anotador. En la final ante Lituania al base francés le costó 7m 40s meter su primer canasta y llegó al descanso con otra más y, sin embargo, Francia ya tenía más de la mitad del camino andado hacia su primer oro tras el parcial del segundo período de 31-12, 21-3 en los últimos 5m 30s antes del descanso (50-34). La defensa de Pietrus y sobre todo la omnipresencia de Nicolas Batum, autor en ese cuarto de 10 de sus 17 puntos, descompusieron a una Lituania que había planteado batalla mientras Kleiza estuvo desatado. De su 15º punto al 18º, de un triple a otro, pasaron casi 16 minutos, en los que el conjunto dirigido por Vincent Collet conservó e incluso aumentó la renta para acabar ganando por 80-66 y levantar su primer Eurobásket, tras las platas de 1949 y 2011. "Estoy orgulloso de ser francés y me siento orgulloso de ganar el Europeo con la selección francesa", proclamó Parker, belga de nacimiento y nacionalizado desde los 15 años. Por supuesto formó parte del quinteto ideal junto a Goran Dragic, Linus Kleiza y Marc Gasol. Parker se fundió en un abrazo uno a uno con los jugadores del banquillo cuando su entrenador, a poco menos de medio minuto, le sustituyó por Heurtel. Y luego se perdió entre varios aficionados que empezaron a saltar con él en la grada. Cualquier festejo era poco para el primer oro francés de la historia y hacerlo en compañía de su gran artífice. Pareció que iba a ser una final pareja en cuanto Kalnietis se sumó al recital de Kleiza, imperial pese al trabajo de Pietrus (27-29 a los 13m 49s) y que se fue al banquillo con dos personales. En esas surgió Batum con dos triples y una contra, Parker aportó su segunda canasta, Petro también acertó y a Diot solo le faltó frotarse los ojos para comprobar que estaba soñando y que su triple estratosférico había entrado y se comprobó en el instant replay fuera de tiempo. No hubo más final. Diaw se apoderó de la pintura, donde más daño estaba haciendo Francia, y Pocius anotaría los únicos tres puntos de los suplentes de un Lituania que había destacado por ser un equipo en mayúsculas, porque sumaran todos, pese a pasarlas canutas para pasar de la primera fase. El último cuarto solo serviría para que Parker puliera sus números y Kalnietis, Kleiza y compañía rebajasen la desventaja ante una Francia bañada en oro. FRANCIA 80 (19+31+18+12): Parker (12), Batum (17), Gelabale (7), Ajunca (4) y Diaw (15) —quinteto inicial—, Lauvergne (2), Diot (5), Petro (8), Kahudi, Pietrus (6), Heurtel y De Colo (4). LITUANIA 66 (22+12+16+16): Kalnietis (19), Seibutis (10), Maciulis (7), D. Lavrinovic (7) y Kleiza (20) —quinteto inicial—, Motiejunas, Kuzminskas, Pocius (3), Valanciunas y Javtokas.Árbitros: Luigi Lamonica (ITA), Juan Arteaga (ESP) e Ilija Belosevic (SRB). Eliminado por cinco personales Kleiza (min. 39). 10.000 espectadores en el Stozice Arena de Liubliana.