De cuerdas y alientos
En este rincón de jazz
pareciera que la música contuviera su aliento
a la altura de nuestra nuca.
Casi siento que respirar
fuera un pecado original
del que tuviéramos que redimirnos
mucho antes de nacer.
El báculo del violoncello
cabecea como una barca calafateada de musas
en una ensenada
destapada de cielo.
En los trastes de su mástil
vibran graves las cuerdas
invocando con su vertical marea
la sonora profundidad del océano.
El piano extiende toda su envergadura, como cigüeña malherida de azabaches en su nacarado plumaje. Crotora el devenir de sus días mientras en su nido - de larga cola negra- se preñan alborotadas las futuras corcheas. La trompeta configura un singular horizonte de sucesos sonoros con su metálica curvatura y, en su borde, traviesas notas juegan a escapar a la velocidad de su luz. En su alegre fuga una triste balada rezuma sus lágrimas, y las esparce por un difuso firmamento de fusas. Al fondo un temblor de baquetas
- como huesos inquietos en su tumba -
nunca estaremos solos.
Francisco Javier Duque Mendieta es cofundador del movimiento poético artístico Posotivismo // [email protected]
