Revista Cine
Pertenece "Benegas" a un tipo de novela negra que tiene en cuenta la tradición y la sigue de manera clara y fervorosa, con homenajes sin disimulos y una adscripción evidente a una manera de hacer en la que se aúnan la crítica, el humor y el entretenimiento sin máscaras. También hay una elección de asuntos recientes, de actualidad podríamos decir, que al lector le traen el efecto de espejo tan afín al género, tan decisivo para las mejores conquistas, los mejores logros en muchas ocasiones. Es una novela en la que, pese a lo dicho más arriba, hay una huella personal, un autor que tiene una voz y un personaje que le darán mucho juego. No es, sin embargo, "Benegas" una novela que pueda recomendar vivamente porque pertenece también a esa clase de novelas negras que se insertan en la tradición posmoderna y que quieren resolver mediante la ironía y el perpetuo guiño al lector avezado los temas que plantean, algo que en las obras menos logradas de Vázquez Montalbán dedicadas a Carvalho ya pudimos ver en su momento, cuando el gran autor barcelonés recuperó sus escritos primeros y narró desde una aparente desgana y un acuciante guiño perpetuo que alejaba al lector de lo contado por mor de un exceso de bibliofilia y de sarcasmo que no se expandía y más bien acababa por convertirse en un enrocamiento de facultades. Eso mismo observo que ocurre en esta novela y me aleja de la degustación intensa de sus mejores escenas y de sus mejores logros, pues aunque también hay una interesantísima tradición española en la que el pícaro y el desfacedor de entuertos brilla a gran altura -desde el Lazarillo al loco innominado de Eduardo Mendoza-, el equilibrio de los materiales es sumamente difícil y acaso no se logre nunca en un primer intento narrativo, como es este de Francisco José Jurado. Novela, pues, en la que pesan demasiado los mundos ajenos y en la que un autor creativo está detrás de fuegos que él no ha encendido, "Benegas" debería haber prescindido de demasiadas frases hechas en su texto y de acercarse demasiado a autores tan difíciles de amalgamar como Mankell, Montalbano y Vázquez Montalbán, pero deja abierta una puerta a un nuevo encuentro en el que el posmodernismo quizá habrá huido y podremos creernos más y mejor cuanto se nos relata.
Libro recomendado: Elefantiasis, de Raúl Ariza