Francisco Suárez (1548-1617)
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Textos: Idoya Zorroza y Víctor Sanz
Fotografías y diseño: María Calonge e Inmaculada Pérez
Francisco Suárez es reconocido internacionalmente por la validez de sus propuestas metafísicas, filosóficas, jurídicas o teológicas al tiempo que por su contribución a la gestación de la filosofía moderna. En él encontramos una vía de transmisión e influjo del legado aristotélico-medieval al pensamiento moderno pese a las líneas de ruptura que en éste se advierten. Por eso, es un autor de referencia obligado para la historia del pensamiento, y también de algún modo sujeto a interpretaciones contrapuestas.
Sería muy largo enumerar aquellos temas para los que Suárez es una fuente ineludible, en las distintas disciplinas sobre las que escribió. Como teólogo escolástico, tenía una concepción unitaria y jerarquizada del saber coronada por la Teología. Por eso, además de los distintos problemas teológicos que hoy reconocemos como específicos de esta ciencia (como la fe, la gracia, la realidad y propiedades divinas, sacramentos, etc.), tuvo que abordar cuestiones metafísicas, filosóficas y epistemológicas necesarias para la Teología, y siguiendo el orden establecido por Tomás de Aquino en su Suma teológica, obra que fue el guión de la docencia jesuítica y universitaria de su tiempo, también temas variados sobre la ley, y su realidad moral, el ordenamiento civil y eclesiástico, el origen y límites del poder papal y político, y un largo etcétera.
Su figura, entonces, es como un gozne en la transición del siglo XVI al XVII del saber antiguo y medieval al pensamiento moderno. De ahí que podamos contemplarlo, en la complejidad de su tiempo, en su continuidad con el saber que le precedió o en los elementos que fueron inspiradores de un cambio de perspectivas.
En esta exposición se pretende principalmente acercarnos al autor, en su vida y sus obras, sin profundizar en las claves de su pensamiento. Esto supone conocerle un poco más en aquellas facetas que lo definieron: jesuita, formado intelectual y espiritualmente para una vida de perfección en el estudio, la formación y la docencia, alumno en Salamanca, maestro en España, Portugal e Italia, hombre de su tiempo que tuvo que comprender y afrontar especulativamente las circunstancias de su tiempo en diálogo o controversia con sus coetáneos...
La vida de Francisco Suárez fue muy pronto objeto de interés, especialmente entre los historiadores de su orden. Destacamos de entre sus coetáneos:
-Pedro de Ribadeneira, Illustrium Scriptorum religionis Societatis Jesu Catalogus, Anvers, 1608.-Juan Freire, Vita P. Francisci Suarez Granatensis e Societate Jesu, Coimbra, 1619, publicada posteriormente como comienzo de los tratados De gratia y De angelis. Publicada de nuevo como: Galdós, R., Suárez vulgarizado. Protobiografía del P. Suárez, escrita en 1618, Mensajero, Bilbao, 1917, 64 págs. Se puede comprar la edición de 1917 (hay dos ejemplares disponibles, uno de ellos en "Libros con Historia"; le puedo decir a Lina que se lo pida)
-Felipe Alegambe, Bibliotheca scriptorum Societatis Jesu post excussum anno 1608 R. P. Petri Ribadeneira catalogum nunc ad annum 1642 concinnata, 1643. y .
Historiadores posteriores del siglo XVII-XVIII:
-Antonio Ignacio Descamps, Vida del Venerable Padre Francisco Suárez de la Compañía de Jesús, Perpiñán, 1671.
-José Massei, Vita del Venerabile servo di Dio ed esimio teologo P. Francesco Suarez della Compagnia di Giesu, Roma, 1697.
-Bernardo Sartolo, El Doctor Eximio y Venerable Padre Francisco Suárez de la Compañía de Jesús, en la fiel imagen de sus heroicas virtudes, Salamanca, 1693. .
-Claudio Segnier, Compendio de la vida del Ven. P. Francisco Suárez de la Compañía de Jesús... recopiado de varios autores fidedignos, Lyón, s.f. (post. 1693).
-Agustín Abad, Compendio de la vida del P. Francisco Suárez de la Compañía de Jesús, Calatayud, 1748.
-Cristóbal Berlanga, Breve compendio de la vida de el Ven. Pad. Francisco Suarez, de la Compañia de Jesus, Lyon, 1720. FA 150.252 (10) .
Y más contemporáneamente, la extensa obra:
-Raúl de Scorraille, El P. Francisco Suárez de la Compañía de Jesús, según sus cartas, sus demás escritos inéditos y crecido número de documentos nuevos, E. Subirana, Barcelona, 1917.
Francisco Suárez nació en Granada el 5 de enero de 1548 en el seno de una familia acomodada y cristiana que le orientó al estado eclesiástico. En Granada estudió Gramática y Retórica, para ser enviado con apenas 13 años a Salamanca, junto a su hermano, para estudiar derecho canónico, estudios en los que se matricula entre 1561-63. En Salamanca, la labor formativa y predicadora de la Compañía de Jesús, y en particular de Juan Ramírez, movió a Francisco Suárez a pedir su ingreso en la Compañía el 16 de junio de 1564.
Pese a no ser inicialmente evaluado positivamente, y permitírsele la entrada como indiferente, con dudas sobre su valía intelectual. Durante los siguientes años se preparó intelectual y espiritualmente (algunos autores mencionan como instructor el conocido P. Alonso Rodríguez, autor del Ejercicio de perfección y virtudes cristianas, que constituía el primer manual de instrucción de los novicios jesuitas) en Medina del Campo y Salamanca. .
Allí mismo comenzará sus estudios de Filosofía (1564-66) y Teología (1566-70). En Salamanca, Francisco de Vitoria había comenzado la sustitución del "libro de texto": la más sistemática y ordenada obra de Tomás de Aquino, la Summa Theologiae, en lugar de las Sententiae de Pedro Lombardo. Esto, junto a otros factores, promovió una renovación intelectual que hizo de la Universidad de Salamanca un centro de referencia.
En los años en que Suárez atiende los cursos de Teología en dicha Universidad, eran profesores los inmediatos discípulos de Vitoria: Mancio del Corpus Christi, Juan de Guevara, Francisco Ribera (maestro y comentador de la Sagrada Escritura, como In librum duodecim prophetarum commentarii: sensum eorundem prophetarum; y autor de una Vida de la madre Teresa de Jesús, fray Luis de León (teólogo y místico autor de Los nombres de Christo); formación completada en el colegio de la Compañía por Enrique Enríquez y Diego de Acosta. Profesor de Filosofía y Teología
La práctica de la docencia en los colegios jesuitas -luego consagrada como la Ratio Studiorum Societatis Iesu-, al igual que la de la Universidad española, enseñaba Filosofía y Teología en lecciones y comentarios al libro principal: Aristóteles, fundamentalmente, para los estudios de Artes o Filosofía y Tomás de Aquino para los de Teología. Un estudiante no terminaba además su formación hasta que no enseñaba su disciplina durante varios años. Era el modelo que desde París se había generalizado en Universidades y casas de estudio pertenecientes a distintas órdenes religiosas.
Además de la formación que había dado en el colegio jesuita de Salamanca, como pasante, Francisco Suárez será profesor de Artes en el colegio de Segovia (1571-1574), ocasión para revisar con detalle las disciplinas filosóficas, temas que, además, consideraba importantes para el ejercicio del oficio de teólogo. Por eso, además del estudio, comenzó a organizar las cuestiones y temarios que años más tarde serían publicados, como las Disputationes Metaphysicae, una de las primeras obras en las que se sistematiza la metafísica, y cuyo impacto es todavía reconocido.
Ya como maestro de Teología, Suárez enseñará primero como tutor en el convento de Segovia para después pasar ya como profesor al de Valladolid (1574-80) donde estará seis años con una breve estancia docente en Segovia y Ávila (1575-76). De ahí es enviado a Roma (1580-85), de donde tiene que regresar por el perjudicial efecto del clima sobre la salud de Francisco Suárez. De Roma Suárez regresa a Alcalá (1585-1593); posteriormente marchará a Salamanca, buscando un lugar más apropiado para su frágil salud (1593-1597), aunque aquí se le excusó de enseñar para poder dar a la imprenta sus trabajos; por petición expresa de Felipe II marcha a Coímbra (1597-1615), país en el que morirá dos años más tarde.
Según sus propias palabras comenzó enseñando en Valladolid la primera parte de la Summa, e invirtió en ello tres años; por otro lado, se sabe que las cuestiones De fide, spe et charitate, De incarnatione luego publicadas, fueron fruto de su docencia romana, además de los comentarios a la Secunda Pars de Santo Tomás y los comentarios a la Tercera parte de la Summa Theologiae. En Alcalá Suárez siguió explicando la Tercera parte de la Summa del Aquinate (sobre la Encarnación y los Sacramentos).
Por entonces en España se había instaurado el método del dictado con el que los estudiantes de Teología obtenían un material sobre el que volver, más allá de la fragilidad de la memoria. Pero del trasiego de manuscritos que circulaban, el paso necesario era la elaboración de textos fundamentales que expresaran la docencia de esa Escuela. Entre los jesuitas, el primer autor que comenzó dicha empresa fue Suárez quien con sus 23 publicaciones teológicas y filosóficas preparó la mayor parte de los textos con los que se podría enseñar al estudiante de Artes y Teología.
Suárez se animó a publicarlos, impulsado por el general Acquaviva, y mirando que "su publicación sería útil a todos los estudiantes" porque además de no repetir los errores que se dan en los dictados, "pueden los alumnos ahorrar cuanto tiempo y trabajo pierden en trasladar las lecciones y emplearlo [...] en recapacitar, en indagar la verdad y penetrar a fondo las cuestiones".
De las 23 obras que Suárez publicó pueden organizarse, según lo habitual de los estudios en:
Artes o Filosofía
-Disputationes Metaphysicae, en las que se compendian los conocimientos filosóficos que debe tener seguros el teólogo para su disciplina.
-De anima (3 vols.), con temas de psicología filosófica.
Teología, siguiendo el esquema de la Suma Teológica de Santo Tomás:
-De Deo Uno et Trino (corresponde a la Summa, Prima Pars);
-De angelis (I Pars)
-De opere sex dierum (I Pars)
-De ultimo fine, de voluntario et involuntario (comentarios a la I-II)
-De legibus (corresponden a I-II, q. 90 y ss.);
-De gratia (I-III) (comentarios a la I-II)
-De fide, spe et caritate (comentarios a la II-II)
-De religione (I-IV), tratado incluido en la II-II, como virtud anexa a la justicia.
-Commentaria in III Parte, vol. I: De verbo incarnato (cfr. )
-Commentaria in III Parte, vol. II: Mysteria vitae Christi (; ; )
-Commentaria in III Parte, vol. III: De sacramentis
-Commentaria in III Parte, vol. IV: De Poenitentia.
-Commentaria in III Parte, vol. V: De censuris.
-Varia opuscula theologica (donde Suárez se opone a Báñez en la polémica De auxiliis)
-De immunitate ecclesiastica, sobre las obligaciones e inmunidades del gobierno y los súbditos, y defiende su De censuris (finalmente no publicado).
-Defensio fidei catholicae adversus anglicanae sectae errores, contra el juramento que pedía Jacobo I poder indiscutible para el rey y planteaba la excomunión y deposición del rey tirano.
Además de otros trabajos como De vera intelligentia, Opuscula inedita, Cartas y otros
La obra de Suárez tuvo una gran influencia en el pensamiento europeo y americano, principalmente porque la Compañía de Jesús difundió sus escritos para el estudio de la teología y la filosofía en los distintos colegios y universidades que iban fundándose. Esto, unido al rápido desarrollo de las fundaciones jesuíticas, pueden hacer ver la extensión de su influencia.
Sin embargo, en ella, Suárez está acompañado de importantes figuras que no pueden ser olvidadas. Por ejemplo:
Gabriel Vázquez. Quizás el autor que más cerca está de Suárez es Gabriel Vázquez. Vázquez (1551-1604) es apenas unos años más joven, aunque murió antes; fue también un teólogo jesuita de gran fama, además de profesor en Roma y Alcalá. En sus escritos, en cambio, sus posiciones son bien diferentes y enfrentadas, hecho más acentuado si se ve el número de obras que ambos publicaron con comentarios a la Summa de Santo Tomás.
Con Juan de Salas (1553-1620) Suárez coincidió en Salamanca: autor que fue convocado a Roma en la famosa polémica De auxiliis al fallecer Molina. Salas es especialmente conocido por sus tratados De legibus y De contractibus, además de sus comentarios a la Summa (I-II).
Otro jesuita significativo es Luis de Molina (1535-1600), autor del conocido tratado Concordia liberi arbitrii cum gratiæ donis en el que enunciaba tesis defendidas por la Compañía y que desató la polémica que enfrentó duramente, incluso ante varios Papas, a dominicos con jesuitas. Además de ser un reseñable autor de Teología moral con su monumental De iustitia et iure.
No puede dejar de nombrarse a Francisco de Toledo (1532-1596), quien estudió teología en la Universidad de Salamanca, como discípulo de Domingo de Soto; y fue también profesor en el Colegio Romano de filosofía (1559-1562) y de teología moral (1562-1569). Desde esa fecha se dedicó a diversos encargos diplomáticos en Europa. Se le reconocen principalmente los comentarios a la obra filosófica de Aristóteles, como sus comentarios a la Physica y al De anima de Aristóteles (Referencias) además de una obra moral, Instrucción de sacerdotes y suma de casos de conciencia, editada en latín y castellano.
En Portugal, a Suárez y su tratado metafísico le precede la obra de otro jesuita, Pedro da Fonseca (1528-1599), un filósofo y teólogo lusitano, conocido como el Aristóteles portugués, que fue Catedrático de Filosofía en la Universidad de Coímbra, y autor del comentario In libros Metaphysicorum (Roma, 1577) además de otros comentarios a obras lógicas como Institutionum dialecticarum libri octo o a la Isagoge.
Finalmente, debe ser mencionado Leonardo Lesio (Lessius), oriundo de la región de Amberes (1554-1623), es uno de los estudiantes romanos de Francisco Suárez, y ha pasado a la historia del pensamiento, fundamentalmente, como teólogo moral por su trabajo De iustitia et iure (). En esta obra, Lesio, pone a prueba la tradición escolástica sobre materias de justicia, intentando que sean verdaderamente rectoras de la práctica real del comercio, la incipiente banca e instituciones de seguros de la moderna Europa. Lesio llegaría a ser un pensador de gran originalidad en el seno de la compañía.
Polémica De auxiliisSi hay un hecho que marcó el final del siglo XVI, no sólo a nivel intelectual y académico (pues la controversia se vivió de una manera muy clara también a pie de calle, porque las acusaciones se trasladaron mediante los púlpitos también a la gente llana), fue la polémica De auxiliis que enfrentó a dominicos y jesuitas. Con ocasión de la publicación de la obra de Molina Concordia liberi arbitrii cum gratiæ donis y los rechazos por parte de los dominicos de Castilla (entre ellos Domingo Báñez) este tema teológico fue la ocasión de enfrentar al extremo dos de las familias religiosas más significativas académicamente del panorama español: los dominicos, y en particular, la Escuela de Salamanca, con los primeros autores de escritos escolásticos de la joven Compañía de Jesús: Molina, Suárez, Salas. Fue una dura contienda que, al no poder ser resuelta en España (1581-1597) fue remitida a Roma (1598-1607) primero a Clemente VIII y tras su muerte, legada a Paulo V. La determinación del Papa no dio la razón ni a unos ni a otros, no dictó una sentencia doctrinal única por parte de la Iglesia. Señaló que ambas buscaban comprender el dogma de la Iglesia y estaban en conformidad con el magisterio y los concilios, por eso sólo les dictó la prohibición de descalificarse mutuamente o de acusarse de herejía, y las discusiones públicas que tanto habían inflamado los ánimos de unos y otros, dando libertad a dominicos y jesuitas a defender y enseñar cada una de las propuestas.