Por Elsa Cortés
(Publicado originalmente en la revista digital Matavilela, Guayaquil, el 6 de marzo de 2013)
Consideraciones históricas que influyen en la novela
Mary Shelley nace en Londres el 30 de agosto de 1797 y muere el 1 de febrero de 1851. Por ende, vivió durante una de las épocas de mayores cambios económicos, sociales, morales y políticos de la historia, no sólo en Inglaterra, sino en toda Europa.
La Ilustración, o el Siglo de las Luces, fue el movimiento cultural preponderante en los países europeos desde el siglo XVII hasta finales del XVIII, y como tal debe ser tomado en cuenta al momento de analizar la obra, pues si bien Shelley nace en la decadencia de la Ilustración, todo lo que ésta implicó y marcará la nueva época en la que vivió: una en la que se cruzan los legados de la Ilustración y las consecuencias de la Revolución francesa, y en la que se siente un cierto temor ante los grandes avances del progreso científico.
Es, debido a la Ilustración y el retorno que ella supuso a la confianza en el poder del razonamiento del ser humano, que éste es capaz de grandes avances tecnológicos y científicos durante esta época. En Inglaterra, Isaac Newton había probado que el mundo y sus fenómenos se pueden aprehender con la mente, que son reducibles a una expresión matemática, al razonamiento humano. Como consecuencia, la forma en la que el hombre ve el mundo cambia: la ciencia ahora se basa en la observación y el método científico, logrando emanciparse de cualquier otra autoridad, incluso la religiosa.
La química se separa de alquimia, y surgen nuevas teorías en este campo. El galvanismo sostiene que el cerebro de los animales produce electricidad que se transfiere a los nervios, se acumula en los músculos y produce movimiento. James Lind, quien conoció en la universidad al esposo de Mary Shelley, era un científico capaz de mover mediante corrientes eléctricas los músculos de los muertos. En el prefacio de 1817 y en el de 1831 de Frankenstein se menciona al Dr. E. Darwin y otros fisiólogos alemanes, cuyos estudios realizados en esa época no hacen del todo imposible la creación de un ser animado por la electricidad.
En el trasfondo de los experimentos de Frankenstein se encuentran los conocimientos anatómicos y fisiológicos de los últimos siglos a partir de Vesalio (s.XVI).1 La medicina sufrió grandes cambios: comenzaron a separarse las ramas y nace la Biología y las Ciencias Humanas. Con los avances, la esperanza de vida aumenta y hay un boom demográfico. Al mismo tiempo, se da la Revolución industrial que permite generar más productos en menos tiempo y con menor esfuerzo: de repente nos encontramos frente a una sociedad que ha crecido y tiene poder adquisitivo, por ende surge una nueva clase social que marcará la historia: la burguesía.
Parecía que la promesa de tantos filósofos de la Ilustración (Hume, Voltaire) se iba cumpliendo: mediante la razón se podía transformar la realidad para el bienestar y felicidad de los humanos, perfeccionando la sociedad, educando correctamente y liberándolo de los miedos sin fundamento. La sociedad estaba cambiando, pero Rousseau, uno de los filósofos más influyentes en el movimiento romántico, no encontraba pruebas en su entorno de que dicho cambio fuese para bien.
Entre los planteamientos de Rousseau encontramos el mito del buen salvaje, la educación natural, la felicidad doméstica; todas atravesadas por una fuerte crítica hacia la sociedad de la razón. El buen salvaje es una de las figuras principales de los románticos y se basa en la idea de que el hombre es bueno por naturaleza pero la sociedad, al desnaturalizarlo, lo hace malo e infeliz, por eso es necesario volver a este estado originario. El monstruo de Frankenstein se acopla a este mito, pues al inicio de su vida es un ser bueno, que ayuda a las personas sin que estas lo sepan y que es incapaz de cometer algún acto atroz, pues no conoce la maldad. En el momento que él cae en cuenta de que está solo, busca la compañía de los hombres y es rechazado por estos: la sociedad lo hiere, lo hace infeliz y lo torna en un ser violento y peligroso. Él pasa de ser un buen salvaje a ser un monstruo malévolo como único resultado de las impresiones que la sociedad le causó.
Rousseau propone una educación natural en su obra Emilio, donde el aprendiz esté en contacto con la naturaleza y alejado de la sociedad. Dicha educación es cumplida por el monstruo de Frankenstein a cabalidad. Primero, él aprende sobre el fuego, la comida, el calor y el dolor físico a través de la experimentación. Al observar a la familia De Lacey, aprende a hablar y leer por su propia cuenta. Luego, estudia la historia del hombre y el mundo social al escuchar las enseñanzas de Félix a su esposa, de esta forma aprende sobre el bien y el mal y es capaz de plantearse preguntas acerca de su propia existencia y cuestiona a su creador.
La sociedad en la que vive Mary Shelley es una de constantes cuestionamientos y cambios: las mujeres empiezan a entrar a campos antes no incursionados, tanto en el sector laboral como en la literatura. Fue su madre, Mary Wollstonecraft, quien sembró las primeras semillas del feminismo con su libro Reivindicación de los derechos de la mujer, en el que expone que el sexo femenino no es inferior a los hombres por su naturaleza, sino porque se le ha sido negada la educación adecuada, sugiriendo así la igualdad entre ambos sexos. Sigue siendo, sin embargo, una sociedad que usa a la mujer como moneda de intercambio para obtener fortuna y que por ende, al ser ella un “bien”, conserva parámetros morales y sociales muy estrictos sobre la conducta de esta.2
Otro de los cuestionamientos de su contexto, y quizás es el que más nos compete en este trabajo, fue la crítica a la sobrevaloración de la razón y la desvalorización de los sentimientos. En el último tercio del siglo XVIII surge en Inglaterra la corriente gótica que pondrá en tela de juicio lo que es real o no, llenando las páginas de terror, monstruos y suspenso, buscando desplazar al Neoclasicismo y reivindicar a los sentimientos. El Romanticismo inglés, a finales del Siglo XVIII, lograría poner los sentimientos por sobre la razón, y sería un movimiento que influiría y sería influenciado fuertemente por la corriente gótica.
Frankenstein: ¿novela gótica o romántica?
Debido a la proximidad ideológica y temporal de lo gótico y lo romántico en la literatura inglesa, es muchas veces difícil separar la una de la otra. Existen varias características que son compartidas por ambas corrientes y que están presentes en Frankenstein.
En el romanticismo y lo gótico se da gran valor a las pasiones. Víctor Frankenstein y su monstruo son personajes que tienen esta característica en común: están dominados por sus pasiones y sentimientos. Ambos son seres inteligentes y enigmáticos, pero que, ya sea por un desbordado deseo de grandeza o por el gigante anhelo de no estar solo, dejan la inteligencia de lado y su vida se centra en la persecución de un objetivo a cualquier precio.
Frankenstein deja todo, incluso descuida la comunicación con su familia a la que tanto ama para poder traer a la vida su creación: “Nadie podrá imaginar la variedad de sensaciones que me llevaban, como un huracán, en ese entusiasmo inicial del éxito (…); creía haber perdido el alma y la sensibilidad y sólo tenía pensamientos para seguir con la empresa.” (Shelley 2007, pg. 75). Luego, cuando se da cuenta de que ha creado una criatura abominable que ha matado a personas que él ama, lo domina la culpabilidad. Hacia el final, otro sentimiento se apodera de él: una mezcla de ajusticiamiento y responsabilidad social: “De nuevo, juro venganza, de nuevo lo afirmo, miserable, que estás destinado a ser carne de tortura y de muerte. ¡No renunciaré a buscarte hasta que uno de los dos muera. Y después, con verdadero placer, me uniré a mi Elizabeth…” (Shelley 2007, pg. 237).
El monstruo primero es un ser bueno, que siente un profundo amor por la familia De Lacey; un ser que se conmueve y es capaz de ayudar a esta familia. Poco a poco, va sintiendo su soledad en este mundo, hasta que se convierte en su razón para envidiar a la raza humana y buscar a su creador para exigirle que le dé una compañera:
Estoy solo, soy un miserable y los seres humanos no quieren mi compañía; pero no me negará esa compañía alguien que fuese tan feo y deforme como yo. Ese compañero debe de ser de mi misma especie y poseer todos los defectos que yo tengo. Tú deberás crearlo. (Shelley 2007, pg. 171)
Cuando Frankenstein destruye a la pareja que estaba creando para el monstruo y rompe su promesa, la cólera se apodera de la criatura y jura vengarse de su creador. Cumple a cabalidad tal promesa, mata todo cuanto significa algo para Frankenstein y lo lleva hasta los confines del mundo, donde su enemigo muere. Este ser da por terminada su misión y confiesa lo mucho que le ha pesado llevarla a cabo y lo poco que le ha satisfecho:
Usted que le dice amigo a Frankenstein, parece que conoce mis crímenes e infortunios. Pero en su relato, no pudo describir las horas y los meses de sufrimiento que padecí, agobiado por pasiones impotentes. Mientras destruía sus esperanzas, no lograba satisfacer mis propios deseos. Estos eran más ardientes y profundos; yo anhelaba amor y me encontraba despreciado. ¿No era esto una injusticia? ¿Soy el único criminal cuando la especio pecó contra mí? (Shelley 2007, pg. 252)
La importancia del ambiente es esencial tanto para góticos como para románticos. En el caso de los góticos, el espacio usado pasa a ser parte esencial de la historia, pues permite que se desarrolle el terror y el suspenso: los cementerios, las ruinas, los castillos decadentes, la noche, los bosques lúgubres, las granjas abandonadas, las tormentas, son parte de la tradición gótica y se encuentran en las constantes descripciones ambientales de Frankenstein.
Era la una de la mañana; la lluvia caía desmayadamente contra los vidrios y mi lámpara estaba por apagarse, cuando, por el resplandor de la luz casi extinguida, observé al ojo sombrío y ocre de la criatura, abrirse; respiró fuertemente y un movimiento convulsivo agitó sus miembros. (Shelley 2007, pg. 79)
La historia se desarrolla en el barco de Walton en un clima inhóspito, en la casa de Ginebra, en el laboratorio sombrío en la universidad de Ingolstadt y en varios escenarios naturales donde las montañas, ríos y bosques pueden bien confortar a Frankenstein o provocarle gran angustia. La presencia de la naturaleza en la novela responde tanto a la necesidad gótica de provocar terror, como a las concepciones románticas de la naturaleza como una obra de arte que tiene símbolos ocultos que le permite al hombre meditar y que constituye un refugio contra la artificialidad de la civilización.
Frente a mí se alzaban laderas abiertas de extensas montañas; la pared nevada de un glaciar se cernía sobre mí; veía, aquí y allá, unos pocos pinos y el silencio solemne de esta naturaleza se interrumpía solamente por el murmullo de las aguas o por la caída de un trozo de glaciar (…) Estos escenarios sublimes me aportaban consuelo. Me elevaban apartándome de los sentimientos egoístas y aunque no mitigaba mi dolor, lo calmaba. (Shelley 2007, pg. 121)
Sin embargo, la novela posee otras características que son propias de lo gótico:
El horror y el terror marcan las páginas de esta novela, después de todo la consigna original dada por Lord Byron al momento de su creación fue la de hacer una historia de fantasmas. No se debe creer que estos dos términos signifiquen lo mismo. Desde la concepción gótica, horror es algo visible, algo que los sentidos perciben y que por ende asusta, paralizando la imaginación. El terror, al contrario, es invisible y aviva la imaginación. En Frankenstein el horror está presente en cada aparición del monstruo y en cada acto violento sugerido que haya sido cometido por éste. Que un rayo revele la silueta del monstruo a lo lejos, es horror. El terror, en cambio, se ve reflejado en las pesadillas y delirios de Frankenstein y en su constante preocupación por encontrarlo. Lo ve en todas partes, su imaginación se lo revela:
La forma de ese monstruo que había creado se dibujaba a cada rato en mis retinas y deliraba permanentemente, hablando acerca de él. (Shelley 2007, pg. 84)
Por otro lado, la polarización del bien y el mal es un aspecto recurrente de esta literatura, a pesar de que en esta novela no se cumple con los personajes tipo de la damisela virtuosa e inocente y el noble malvado. Frankenstein es una obra en la que se presenta un protagonista y su archienemigo pero que, a diferencia de muchos personajes, representan individualmente tanto el bien como el mal: Frankenstein, en su delirio de megalomanía, crea a un ser monstruoso e irresponsablemente lo deja suelto en el mundo. El monstruo que alguna vez estuvo lleno de bondad, comete asesinatos terribles por la sed de venganza.
Al mismo tiempo, Frankenstein tiene varias características del romanticismo: empecemos por el personaje principal que le confiere a esta novela el título completo de Frankenstein o el moderno Prometeo. Víctor Frankenstein al rebelarse contra la tradición, crear vida a partir de cadáveres e inventos científicos y moldear su propio destino, trae a la vida el antiguo mito de Prometeo. Sin embargo, el Prometeo mitológico roba el fuego para dárselo a los humanos pensando en el progreso que esto significaría para ellos y sin pretensiones de grandeza y fama. Víctor, al contrario, pone como excusa aportar a la ciencia, pero en verdad persigue obstinadamente un sueño quimérico:
Una nueva especie me iría a beneficiar como a su creador y muchas criaturas felices y excelentes, me deberían su ser. Al seguir estas reflexiones, pensé que si podía dar vida a la materia inanimada, a través del tiempo podría (…) devolver vida allí donde la muerte ha llevado el cuerpo a la descomposición. (Shelley 2007, pg. 75)
No sólo quiere dar conocimiento o aportar a la ciencia, sino que quiere ser igual a un dios: dar vida a materia inanimada y restaurarla ahí donde ha desaparecido. En este sentido de trascender la condición humana para convertirse en dios y tomar su lugar, Víctor adquiere en su prometeísmo un rasgo atribuido a otra figura muy usada por los románticos: Satán. A decir verdad, Prometeo es “el que obtiene fuego frotando” y Satán “el portador de la luz”, así que existen semejanzas entre los dos. La luz y el fuego son símbolos de la sabiduría que estos seres portan. La diferencia radica en que Prometeo la porta para dársela a los humanos mientras que Satán la tiene para destronar a Dios. Víctor Frankenstein forja su propio destino al crear tan irresponsablemente un ser viviente, sólo porque podía, al igual que Satán forja su destino cuando desafía a Dios. Ambos aceptan el castigo con dignidad: Satán cae del cielo, Frankenstein emprende la misión de destruir al monstruo, aceptando que la muerte de todas las personas que el monstruo asesinó son su responsabilidad.
Esta búsqueda obsesiva por un objetivo (conocimiento, grandeza) es otro de los rasgos propios del romanticismo y conlleva una de las características principales del héroe romántico: él busca lo inalcanzable más allá de la moralidad permitida. Esto, junto con su insaciable sed, lo llevan a la perdición y la frustración.
El poder del lenguaje se contempla en esta obra. El uso del mito de Prometeo (a pesar de sus características de Satán) tiene un significado claro: remitirnos a ese símbolo. En general, los románticos prefirieron los símbolos por sobre las alegorías, pues permitían más de una interpretación, sugerían simultáneamente más de una cosa, lo cual ayudaba a cubrir la necesidad de expresar la inexpresable. Dentro de lo inexpresable o indecible, están las paradojas o reconciliación de opuestos. Como lo es el hecho de que dentro de un cuerpo horrible, como el del monstruo de Frankenstein, habite un alma hermosa. En este monstruo se encuentran lo bello y lo feo, lo vivo y lo muerto; al igual que en Víctor Frankenstein se encuentra el bien y el mal.
Otro aspecto del lenguaje es que es a través de éste que se construye la humanidad del monstruo y es la razón por la cual se lo debería de reconocer como un igual. Sin embargo, este monstruo nunca recibe un nombre propio, negándosele así la condición de humano.
Una obra literaria está inevitablemente ligada a su contexto histórico. Los avances científicos, la estética predominante y la moralidad de la época hicieron que sea posible la creación de una obra como Frankenstein. Los avances científicos y cambios políticos luego harán surgir otras obras que se planteen la problemática ética en torno al progreso: Un mundo felíz de Aldous Huxley, Rebelión en la granja y 1984 de George Orwell, entre otras. No es cuestión de decir que son un “reflejo” de lo que sucede o un “producto” de ello, sino más bien creo que es una fuerte influencia, aunque como probamos con el caso de Jane Austen y Mary Shelley, no todas las personas son influenciadas de la misma manera.
Frankenstein es un libro que seguirá siendo un clásico, pues expone cuestionamientos con las que es posible identificarse sin importar la época en la que se esté viviendo. Creo que esta es una novela que conserva la estética gótica pero cuya esencia es romántica. La historia pudo haber sido contada sin una gran dosis de terror, pues la verdad es lo que está detrás del terror lo que importa en esta obra. Yo la leí sin tener el suspenso metido en las venas (tal vez sea la distancia histórica lo que me hace sentir así), y por eso me atrevo a pensar que Frankenstein puede existir fuera de lo gótico, pero no fuera de lo romántico.
Notas
1.-Anatomista flamenco, autor de uno de los libros más influyentes sobre anatomía humana, De humani corporis fabrica (Sobre la estructura del cuerpo humano). Basó sus estudios anatómicos en la observación directa, rechazando algunos errores anatómicos presentes en la obra de Galeno, por lo que es considerado el fundador de la anatomía moderna.
2.-Tal vez es en este aspecto social en el que el contexto influye en las obras de Jane Austen.
Bibliografía
Shelley, M. (2007) Frankenstein o el moderno Prometeo. Buenos Aires: Andrómeda.
de Aguiar e Silva, V. (1972). Teoría de la literatura. Madrid: Gredos.
El estilo gótico en la literatura. http://www.wikilearning.com/articulo/literatura_gotica-el_estilo_gotico_en_la_literatura/17968-1
Romanticism. http://academic.brooklyn.cuny.edu/english/melani/cs6/rom.html
Frankenstein o el Nuevo prometeo; Mary Shelley. http://apuntes.rincondelvago.com/frankestein-o-el-nuevo-prometeo_mary-shelley.html
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