Revista Cultura y Ocio
La vida no es nada sencilla para el joven Víctor Frankenstein en el pueblo de New Holland: sus únicas vías de escape son el cine y la ciencia, aficiones que comparte con su mejor amigo, su perro Sparky. Sin embargo, el destino se burla de él y le arrebata de forma súbita a su fiel mascota, dejándole un vacío que nada puede llenar... hasta que la idea de devolver al can del más allá termina convenciendo a Víctor, quien no se imagina las devastadoras consecuencias que esto tendrá para los habitantes de New Holland.
El director Tim Burton regresa a sus orígenes y recupera la propuesta de Frankenweenie, cortometraje de 1984 en el que un niño resucitaba a su perro a modo de homenaje al Frankenstein de Mary Shelley. Después del éxito de taquilla que supuso Alicia en el País de las Maravillas, Burton ha forjado una provechosa alianza con Disney y, tras Sombras Tenebrosas, vuelve en 2012 con la nueva versión de la mencionada historia de Frankenweenie, esta vez a modo de película de animación stop motion, y la verdad es que el resultado ha sido inmejorable.
Basándose en su cortometraje y contando con la ayuda del guionista John August, Tim Burton regresa al cine de sus inicios con una película brillante, divertida, dinámica, emotiva y oscura que retoma las preocupaciones que hacían tan peculiares las películas de este director y que se han ido diluyendo en sus trabajos más recientes y comerciales. En Frankenweenie nos encontramos con un personaje, el joven Víctor, que no encaja en la sociedad ni está dispuesto a comportarse como los demás esperan que haga, de modo que sólo encuentra consuelo en el cine de terror, las películas que él mismo dirige y en su perro Sparky, su mejor amigo. Vive con unos padres ausentes que, a lo largo de la película, demuestran cómo el mundo de los adultos está lleno de muchos más sinsentidos y contradicciones que las que tanto critican del de los niños. Además, guiado por el amor y la fuerte pérdida que ha sufrido, Víctor desatará una cadena de acontecimientos que escapan a su control, de forma similar a lo que les sucedía a los protagonistas de Bitelchús y Eduardo Manostijeras.
A la acertada mezcla de humor, aventura, y drama que propone Frankenweenie hay que sumarle el sentido homenaje que la película rinde al cine de terror clásico y a la literatura de dicho género. Así, a lo largo del filme nos encontraremos con logrados guiños a Vincent Price y a Boris Karloff, al Drácula de la Hammer interpretado por Christopher Lee, al cine de monstruos japoneses, a la ciencia ficción de los años 50, al Frankenstein de Mary Shelley y a Edgar Allan Poe, entre otros.
Artísticamente, la película es impresionante. Cuenta con un diseño de personajes sensacional que recuerda a La novia cadáver y a las ilustraciones de La melancólica muerte del Chico Ostra, sin resultar recargado en ningún momento; la técnica de animación stop motion está cuidada hasta límites insospechados, además de que el acabado en blanco y negro queda sensacional. A todo esto tenemos que sumarle la banda sonora de Danny Elfman, muy acertada y comedida, y el trabajo de los actores que han dado voz a los personajes, entre los que figuran Martin Short, Catherine O'Hara, Martin Landau y Winona Ryder en el que supone su reencuentro con el director.
Frankenweenie supone el regreso de Tim Burton a sus orígenes como cineasta, ya que la historia le brinda la oportunidad de retomar las preocupaciones y el tratamiento de personajes que caracterizan su inconfundible sello, ofreciendo a los espectadores una película cuidada en todos los aspectos, un homenaje al cine y a la literatura de terror lleno de emoción y diversión. No se la pierdan.