Al siguiente año de triunfar con "Pretty Woman", su director Garry Marshall volvió a rodar una película romántica, también con una pareja estelar como cabeza de cartel, pero esta vez adaptando una obra de teatro, lo cual se nota en la escasez de escenarios donde se desarrolla la acción. Si bien la intensidad de las actuaciones es manifiesta, el poco desarrollo de sus personajes impide que empaticemos lo suficiente con ellos como para que nos importe, o al menos entendamos, lo que sienten, centrándose más en explotar situaciones concretas donde su dúo protagonista pueda lucir, que en explorar los sentimientos que puedan guardan en su interior. En resumidas cuentas, se dejar ver pero también se puede prescindir de ella sin perderse nada del otro mundo.
Mi puntuación: 5/10