Revista Cine
Vivir en los barrios humildes de Chicago entre 1900 y 1950 podía resultar una experiencia complicada. Hoy hablamos de uno de esos jóvenes criados en una realidad compleja donde la omertá garantizaba la supervivencia.
Convivir con los asesinatos era algo que acababa endureciendo a las buenas gentes del vecindario y esa inmunización se traducía en mirar hacia el otro lado y hacer la vista gorda. En este contexto nació Francesco Paolo LoVecchio (1913-2007). Sus padres eran emigrantes sicilianos que se habían establecido en el "Little Italy" de Chicago. Su padre llegó a ser el barbero de Al Capone durante los años 20 y su abuelo formaba parte de una banda criminal. Fue abatido a tiros siendo él un niño.
Pero Frankie no se dejó vencer por el entorno y pronto tuvo oportunidad de aflorar un talento natural que fue el pasaporte imprescindibe para dejar atrás una dura realidad social. Desde el momento que empezó a cantar en el coro de la iglesia, su vida despegó y con el tiempo fue generando interés hasta incorporarse a una selecta promoción de crooners italoamericanos que seguían la estela de éxito marcada por Frank Sinatra.
Empezó a recibir ofertas de emisoras de radio y discográficas en un viaje artístico que le llevaría a Nueva York y finalmente a Hollywood donde Columbia, Capitol Records y Mercury, entre otras, le esperaban para grabar. Rebautizado con el nombre de Frankie Laine a partir de 1938, configuró una carrera en la que destacó en un repertorio musical variado: swing standards, rythm and blues, folk, jazz y country. Fue en este último estilo musical donde llamó la atención de la industria cinematográfica que estaba buscando nuevas voces para cantar temas principales en los westerns.
Laine había echo sus pinitos como actor pero no había logrado destacar. Sin embargo, la versión que hizo del tema principal de Solo ante el peligro (High Noon, 1952), originalmente interpretado por Tex Ritter, fue un éxito masivo y eso convenció a los estudios de su idoneidad para la interpretación de temas que requerían una gran voz.
Así fue en Soplo Salvaje (Blowing Wild, 1953), La Pradera sin Ley (Man without a Star, 1955), La Pelirroja Indómita (Strange Lady in Town, 1955), Duelo de Titanes (Gunfight at O.K. Corral, 1957), El Tren de las 3:10 (3:10 to Yuma, 1957), La Mujer del Látigo (Bullwhip, 1958), e incluso Sillas de Montar Calientes (Blazing Saddles, 1974), la parodia western de Mel Brooks. Laine también interpretó el tema principal de la teleserie donde intervenía un joven espigado que odiaba profundamente a su personaje. Nos referimos a Clint Eastwood y a la serie Rawhide (1959-1966).
Tanto High Noon como Gunfight at O.K. Corral son piezas musicales espectaculares que conectan, de una forma impresionante, con el género del western pero yo soy más devoto de Man without a Star. Se trata de una melodía compuesta por Arnold Hughes con letra de Frederick Herbert. En la voz de Frankie Laine se convierte en una canción briosa que nos introduce en la trayectoria de un personaje errante, Dempsey Rae, que está marcado por acontecimientos duros pero que sigue labrándose el porvenir con firmeza y picaresca a partes iguales. Hubiera sido difícil encontrar a alguien mejor para representar esta dualidad que Kirk Douglas. Bajo la dirección de King Vidor, esta película se encuentra en la élite de los grandes westerns clásicos.