Revista Comunicación
Que tengas dulces sueños.
Massimo: tu mamá es ahora tu ángel guardián.
Hazme sufrir. Hazme enloquecer. Hazme condenar. Pero dime que sí.
-Sé fuerte. Trata de ser fuerte. No eres el primero ni serás el último.
-¿Por qué? Mi mamá no está ahí adentro.
Mamá, despiértate. ¡Mamá, despiértate! Te están llevando, mamá...
Belfagor… me encomiendo a ti. Ayúdame y seré tuyo por el resto de mi vida.
-Yo no puedo ser tu madre.
-Mamá, perdóname, te he traicionado.
Has sacado lo peor de tu padre. ¡Ese asesino! No debería haberme casado con él, pero de no haberlo hecho tú no estarías acá.
“A pesar del 4-0 a Ascoli, el Torino aún viven con un fantasma: el fantasma del gran Torino. Después de 43 años, ya nadie hace una comparación directa, pero...”
Ése eres tú: el hombre con las manos delante, por si se cae. Podrías decir estupideces de vez en cuando. En vez, no dices nada.
No eres bueno mintiendo. Tu cara lo dice todo. ¿Y tú quieres ser actor?
El póker es entretenido, pero si ganar y perder da lo mismo ¿qué sentido tiene? Lo que me gusta de jugar con esos cuatro tontos que usted vio antes, es que son hombres que beben, que fuman y que no pueden permitirse perder. Mientras que para mí, perder un millón de liras no significa nada. Hoy, se hicieron humo en la Bolsa, 300 millones. Pero era dinero que nunca existió. Lo que sí existe es el cambio, monedas, billetes de mil liras...
¿Quiere saber cómo he ganado tanto dinero? Porque estaba preparado para perder. Para perder todo en cualquier momento. Todo.
A los poetas hay que ponerlos a todos contra el paredón.
Vea, un hombre feliz nunca logrará nada en la vida sin una saludable cuota de odio...
-Tengo miedo.
-¿De qué?
-De morir. Siento que me estoy por morir.
Si experimenta otro ataque, ahora sabrá de qué se trata. No pierda la cabeza. Olvídese de Belfagor.
Está Dios antes de todo. Sólo Dios. Nada más. Él es el creador del Universo. Y aún si no lo fuese, lo sería igual. Debe serlo. Para darle sentido a nuestra existencia. Es la única esperanza. La única luz.
La única forma de obtener una respuesta es seguir haciendo preguntas. Nunca dejes de preguntar.
Tu mentira es inofensiva para quien la escucha, pero no para ti. Tu madre está muerta. Desde ahí se debe recomenzar.
-Si ella estuviese aún aquí...
-Si... “Si” es la marca del fracaso. En esta vida es “a pesar de” que se triunfa.
Era como si ella estuviese más preocupada por nosotros que por ella misma.
-Yo sé cuánto has sufrido. Debería haber hecho más.
-¿Hablamos de otra cosa?
-Eso es lo que hemos hecho toda la vida.
Con toda honestidad, ¿saben que le contestaría? “Querido Simón, cálmate y haz una buena acción: mata a tu madre y luego dispárate en la cabeza. Así matas dos pájaros de un tiro”.
¿Y ahora? ¿Qué debemos hacer? ¿Abrazarnos?
Quería felicitarte, realmente me has sorprendido. Ni siquiera yo, en mis años dorados, hubiese sido capaz de vender mi alma como lo has hecho tú.
Ahora tengo cinco años más que ella. Eso me da mucha impresión. Y seré siempre más viejo.
-¿Cómo murió mi madre? ¿No me respondes?
-¿Qué quieres decir con cómo ha muerto?
-Sigues sin responderme.
-Tú lo sabes.
-Debes decírmelo.