Revista Comunicación
-Reynolds ha vuelto realidad mis sueños. Y le he dado lo que más desea a cambio.
-¿Y qué sería eso?
-Cada pedazo de mí.
-No hay nada que pueda decir para que tu atención se dirija a mí... ¿Lo hay?
-No puedo empezar mi día con una confrontación. ¿Por favor? Voy a entregar el vestido hoy y no puedo tener espacio para una confrontación. Simplemente no tengo tiempo para confrontaciones.
Bueno, ¿qué quieres hacer con Johanna? Quiero decir… es encantadora pero ha llegado el momento. Y se está poniendo gorda sentada por ahí esperando a que te vuelvas a enamorar de ella.
-¿Qué desea ordenar?
-Un conejo galés. Con un huevo escalfado encima, por favor. No demasiado jugoso. Y tocino. Bollos. Mantequilla, crema. Mermelada. No de fresa.
-No.
-Frambuesa.
-¿Qué más? ¿Café o té?
-¿Tienes Lapsang? Tomaré una taza de Lapsang, por favor.
-Buena elección.
-Y algunas salchichas.
-Y salchichas.
-Muéstrame. ¿Te acordarás?
-Sí.
-Me quedaré con esto.
“Para el hombre hambriento. Me llamo Alma”.
Se puede coser casi cualquier cosa en el forro de un abrigo. Secretos. Monedas. Palabras, pequeños mensajes. Cuando era niño, empecé a pensar en esconder cosas en los dobladillos de las prendas. Cosas que sólo yo sabría que estaban allí. Y encima de mi pecho, tengo un mechón de cabello de mi madre. Para mantenerla cerca de mí siempre.
Había un sinfín de supersticiones al hacer un vestido de novia. Las jovencitas temen que nunca se casarán si tocan uno. Las modelos temen que se casarán sólo con viejos calvos si se ponen uno.
Si quieres tener un concurso de miradas fijas conmigo, perderás.
-Eres un hombre muy guapo. Debes de estar rodeado de muchas mujeres hermosas.
-Sí.
-¿Por qué no estás casado?
-Hago vestidos.
Me gustaría tomar tus medidas. ¿Está bien?
No, no, no. Eres perfecta. Mi trabajo es hacerte algo. Si lo decido.
-Tienes la forma ideal.
-¿La tengo?
-Le gusta un poco de vientre.
Nunca me agradé yo misma. Pensé que mis hombros eran demasiado anchos. Mi cuello era delgado como de un pájaro. Que no tenía senos. Sentí que mis caderas eran más grandes de lo necesario. Y mis brazos fuertes. Pero dentro de su trabajo, me he vuelto perfecta. Y me siento bien. Tal vez así es como se sienten todas las mujeres con su ropa.
-Siento como si te hubiera estado buscando durante mucho tiempo.
-Me encontraste. Hagas lo que hagas... hazlo con cuidado.
A veces, nos levantamos a las cuatro de la mañana, después de que nos hemos ido a la cama a medianoche. Y entonces él está listo para empezar de nuevo. Y puedo estar ahí parada infinitamente. Nadie puede aguantar tanto como yo.
-¿Qué pasa, Alma? ¿Por qué estás tan triste?
-No lo sé… Yo... no creo que me guste tanto la tela.
-Bueno, Alma, esta tela es adorada por las mujeres que usan nuestro diseño. Es perfecta para este vestido.
-Cyril tiene razón. Cyril siempre tiene la razón. No es porque la tela sea adorada por las clientas, que Cyril tiene razón. Lo es, porque es correcto. Porque es hermosa. Tal vez algún día cambies tu gusto, Alma. Tal vez no. Quizá no tengas buen gusto.
-Quizá me guste mi propio gusto.
-Sí. Es suficiente para meterte en problemas.
-Quizás estoy buscando problemas.
-¡Detente!
-Por favor, no te muevas tanto, Alma.
-Pongo mantequilla a mi tostada. No me estoy moviendo demasiado.
-Bueno, es demasiado. Es una distracción. Es muy distrayente.
-Tal vez tú le prestas demasiada atención.
-Es difícil de ignorar. Es como si acabaras de cruzar la habitación a caballo. Es demasiado movimiento. Es demasiado movimiento en el desayuno.
-Quizás deberías desayunar después de él. ¿O en tu habitación?
-Creo que está siendo demasiado quisquilloso.
-Es mejor no sacudir su rutina cuando está dentro.
Encaje flamenco de finales del siglo XVII. Es muy raro, muy precioso. Lo rescaté de Amberes durante la guerra. He estado esperando el momento adecuado para hacer algo con él.
Verás, cuando amas tu trabajo y puedes darnos como él lo hace, necesitas aminorar de nuevo. Y entonces, él es... es un bebé, es como un bebé mimado. Cuando está así, es muy tierno.
El té se va. Pero la interrupción se queda aquí conmigo.
Barbara Rose paga por esta casa.
-Aún soy tan fea.
-Barbara… intento hacerte un vestido hermoso. Necesito de tu ayuda.
-Reynolds, ¿vendrás?
-Quieta, por favor. Realmente no es mi lugar, Barbara. Esto es lo que hago. Éste es mi lugar aquí.
-Me temo que debo insistir en que vengas.
-¿Qué ha traído Barbara a tu vida?
-Traje sinceridad a su vida.
-¿Sinceridad?
-Un beso para las cámaras.
-Me gustaría que me devolviera el vestido.
-La señora Rose está durmiendo.
-Bueno, no tiene nada que ver con el vestido. ¿Puedes ir a buscarlo, por favor?
-Está durmiendo.
-¿Con el vestido?
-Bueno, sí.
-Ve y quítale el vestido. Y tráemelo de inmediato.
No es asunto nuestro lo que la señora Rose decida hacer con su vida. Pero ya no puede comportarse así... ¡con un vestido de la Casa de Woodcock!
-¿Su Alteza Real es una persona de oro o de plata?
-Plata.
-Bien. ¿De encaje o de perla?
-Encaje.
-Muy bueno.
-Te desaconsejaría esto, Alma.
-¿Por qué?
-Porque no le gustan las sorpresas.
-Así es.
-Bueno. A él no le gustará ésta.
-Estoy tratando de sorprenderlo. Y amarlo como yo quiero.
-Bueno, si estás buscando algo amable para hacer... quizás, podrías pensar en otra cosa. No. Realmente debo aconsejarte en contra de esto, Alma. No creo que pueda haber un más inapropiado momento para intentar algo nuevo.
-Esto es lo que quiero hacer. Y creo que será muy agradable. Respeto tu consejo, Cyril... Pero tengo que conocerlo a mi manera. Y esto es lo que quiero hacer por él.
Hice el de su bautizo. Su Primera Comunión y sus vestidos de Confirmación. Hice el vestido para su presentación en la Corte, de hecho, todo el vestuario para su próxima temporada. Es justo que haga su vestido de novia, ¿no te parece?
Como creo que sabes, Alma, prefiero mis espárragos con aceite y sal. Y sabiendo esto, has preparado los espárragos con mantequilla. Ahora, puedo imaginar en ciertas circunstancias ser capaz de fingir que me gusta que se haga así. Ahora mismo, sólo estoy admirando mi propia galantería por comérmelo como lo has preparado.
-No sé qué estoy haciendo aquí. No sé qué estoy haciendo aquí. Sólo estoy esperando por ahí como una idiota por ti.
-Esto fue una emboscada, Alma. ¿Con qué propósito?
-¿Hay algo entre nosotros?
-Sí.
-¿Qué?
-Una...
-¿Qué?
-¡Distancia!
Si no me protejo a mí mismo, alguien vendrá a mitad de la noche y tomará mi esquina de la habitación y me preguntará sobre sus malditos espárragos.
-¿Qué estoy haciendo aquí? Estoy parada como una idiota esperándote.
-¿Esperando qué?
-Esperándote a ti.
-¿Esperando qué?
-Esperando a que te deshagas de mí. Al decirme que me vaya. Entonces, dímelo. Así no me quedo parada como una maldita idiota.
Deja de jugar este juego.
A veces es bueno para él, el reducir un poco la velocidad de sus pasos.
-¿Quieres que le pida a Alma que se vaya?
-No, ¿por qué?
-Bueno… si vas a convertirla en un fantasma, adelante y hazlo. Pero, por favor, no dejes que se siente a esperarte. Le tengo mucho cariño.
No busques pelea conmigo. Ciertamente no saldrás con vida. Pasaré a través de ti. Y serás tú quien termine en el suelo. ¿Entendido?
-El señor Woodcock parece estar enfermo.
-¿Quién parece estar enfermo?
¡El señor Woodcock! ¡Se cayó y dañó el vestido!
Debe de ser algo que he comido.
-¿Cuándo estará listo?
-No lo sé.
-Déjenme decirlo de otro modo. Este vestido estará listo a las nueve de la mañana. Porque es cuando sale para Bélgica.
“Jamás una maldición”.
Oigo tu voz decir mi nombre cuando sueño. Y cuando me despierto, hay lágrimas en mi cara. Sólo te extraño. Es tan simple como eso.
Una casa que no cambia es una casa muerta. Alma, ¿quieres casarte conmigo?
Tu esposa tiene ese esplendor que tienes con tu primer matrimonio.
Haremos que él cambie de opinión. O lo que sea necesario.
-No empecemos a hacer trampa en esta etapa, Alma.
-No estoy haciendo trampa. No necesito hacer trampa.
-¿Dónde se metió Henrietta Harding?
-Ha ido a otra Casa.
-¿Cuál? ¿Por qué no me lo dijiste?
-Porque no quería hacerlo.
-¿Hay algo que yo no sepa? Porque hasta donde puedo recordar, todo lo que he hecho es vestirla hermosamente.
-No creo que eso le importe a algunas personas. Creo que quieren lo que está de moda y es chic.
-¿Chic? No empieces a usar esa sucia palabrita. ¿Chic? Quien inventó eso debería de ser azotado en público. Ni siquiera sé qué significa esa palabra. ¿Qué es esa palabra? ¿Chic de mierda? Deberían ser colgados, arrancados y descuartizados. Chic de mierda.
-No debería importarte.
-Me importa. Y me afecta mucho, Cyril. Porque ha herido mis sentimientos. Ha herido mis sentimientos.
-Entonces, ¿de qué se trata todo este gimoteo?
-No estoy gimoteando. No me gusta que me rechacen.
-He cometido un terrible error en mi vida, Cyril. He cometido un... Cometí un terrible error. Necesito que me ayudes.
-¿Qué quieres que haga?
-No puedo trabajar. No puedo... concentrarme. No tengo privacidad. Ella no pertenece a esta casa. Construimos esta casa. Nosotros dos. Ahora está poniendo todo el maldito lugar patas arriba. Me está poniendo de cabeza.
Nos está poniendo a ti y a mí en contra. Su llegada ha arrojado una sombra muy larga, Cyril.
Qué modelo de cortesía son ustedes dos.
Hay un aire de muerte silenciosa en esta casa. Y no me gusta cómo huele.
-Te quiero a ti recostado sobre tu espalda. Indefenso. Tierno. Abierto. Sólo conmigo para ayudarte. Y luego te quiero fuerte de nuevo. No vas a morir. Quizá desees morir. Pero no lo harás. Necesitas calmarte un poco.
-Bésame, mi niña, antes de que me enferme. Creo que quizás deberías llamar por teléfono a ese chico doctor tuyo… por si acaso.
-¿No confías en mí?
-No, sí confío en ti. Es sólo que...
-Si eso deseas. Pero te sanaré de nuevo. Lo haré. Te amo.
-Yo también te amo.
Si no se despierta de esto, si no estuviera aquí mañana, no importa. Porque sé que me estaría esperando en la otra vida o algún lugar celestial seguro. En esta vida y la próxima y la siguiente después. Y para lo que haya en el camino que sigue desde aquí. Sólo requeriría de mi paciencia para llegar a él de nuevo. Ya ves... estar enamorada de él no hace que la vida sea un gran misterio.
A veces me adelanto en nuestra vida juntos. Y veo una época cerca del final. Puedo predecir el futuro y todo está arreglado. Y todos nuestros amantes y niños y amigos vuelven y son bienvenidos. Y tenemos grandes reuniones donde todos se ríen y juegan juegos. Soy mayor y veo las cosas de una manera diferente. Y finalmente te entiendo. Y yo me ocupo de tus vestidos, manteniéndolos alejados del polvo y de los fantasmas y el tiempo.