Revista Comunicación
No pregunto si los de PD están mintiendo. Sé que lo hacen... Sólo pregunto quién está detrás.
De acuerdo. Pero el hecho es que un sacerdote de Boston abusó de ochenta niños
y tenemos un abogado que dice poder probar que se sabía. Y sólo hemos hecho dos historias de esto en los últimos seis meses. Esto me parece una historia esencial para un periódico local. Creo que por lo menos tenemos que revisar esos documentos.
-¿Cómo quiere hacer eso?
-Bueno, no sé cómo funciona la ley aquí, pero en Florida iríamos a la Corte.
-¿Quiere demandar a la Iglesia?
-Técnicamente no “demandaríamos” a la Iglesia. Pondríamos una moción para levantar el sello de esos documentos.
-La Iglesia verá eso como una demanda. Como todos los demás.
-Es bueno saberlo.
Valiente decisión para un primer día.
-¿Creen que esa demanda tiene posibilidades?
-Depende del Juez.
-Y a qué parroquia pertenezca.
-¿Veinte mil por abuso infantil?
-Así es como funciona el sistema. Sí. La Iglesia es fuerte. Así que su mejor oportunidad es llevar estos casos a la prensa.
-Yo ya hablé con el Phoenix.
-Si y es la razón por la que no lo vi. Ya nadie lee el Phoenix, están
quebrados. No tienen poder. El Globe sí. Si cubrimos esta historia, todos la escucharán.
-La Iglesia piensa en siglos, Señor Rezendes. ¿Cree que su periódico tiene los recursos para aguantar eso?
-¿Han hecho algún progreso?
-Absolutamente, es una buena historia.
-¿Por qué? ¿Porque eres otro católico enfadado con la Iglesia?
-¿Qué tal resulta el nuevo editor?
-Bueno... no le gusta el béisbol. Pero, parece un tipo muy inteligente.
-Si, leí un artículo sobre él. Decía que era el primer editor judío del Globe.
-Debió ser un día flojo de noticias.
-Así que el nuevo editor del Globe es un judío soltero que odia el béisbol.
-Sí.
-Debieron dárselo a Ben. Era el paso lógico.
-Supongo que no levantó la mano lo suficientemente rápido.
-¿Crees que Marty tiene idea de lo que viene?
-No. Y no creo que le importe tampoco.
Creo que descubrirá que Boston también es, todavía, un pueblo pequeño, Marty.
-Descubrí que la ciudad florece cuando sus grandes instituciones trabajan juntas.
-Gracias. Pero personalmente creo que para que un periódico funcione bien debe trabajar solo.
-Éramos 11, en nuestra última reunión... No, 10. Karen se mudó.
-¿Tenían a una mujer en su grupo?
-Claro que había una mujer. Ellos no discriminan cuando se trata de abuso. Y no tiene nada que ver con ser gay. Es simplemente un sacerdote usando la sotana para violar niños. Chicos. Niños y niñas.
Cuando se es un chico pobre de una familia pobre, la religión cuenta mucho. Y cuando un sacerdote te presta atención, es algo grande. Te pide que reúnas las donaciones o saques la basura y te sientes especial. Es como si Dios te pidiera ayuda. Quizá es un poco raro cuando te cuenta un chiste verde, pero ahora comparten un secreto juntos. Así que no le das importancia. Luego te muestra una revista porno. Y no le das importancia y sigues así... Y sigues así. Hasta que un día te pide que lo masturbes o se la chupes. Y aceptas porque te sientes atrapado. Porque te ha encerrado. Es difícil decirle que no a Dios, ¿cierto?
Es importante entender que esto no es sólo abuso físico. Es abuso espiritual también. Cuando un sacerdote te hace esto, te despoja de tu fe. Así que vas a la botella o la aguja. Y si no funcionan, te tiras de un puente. Por eso nos llamamos sobrevivientes.
-Phil, ¿qué es un centro de tratamiento?
-Es a donde mandan a los sacerdotes cuando los atrapan. Está todo en la caja. Les envié todo esto hace cinco años.
-¿Al Globe? ¿A quién se lo enviaste?
Tienen que entenderlo. Esto es grande. No es sólo Boston: es todo el país. Es todo el mundo. Y llega hasta el Vaticano.
-¿Va a usar mi nombre?
-No. Si usted no quiere, no.
-Acabo de tener un hijo. Sólo tiene un año. Pero no estoy seguro de que quiera saber de esto.
Comenzó a quitarse la ropa y dijo que yo estaba muy deprimido. Que tal vez podría animarme, si me daba una mamada.
Sólo era un tipo espantoso treinta y ocho años mayor que yo, pero... pero tienes que entender que esta era la primera vez en mi vida que alguien me dijo que estaba bien ser gay. Y era un sacerdote.
Es uno de los afortunados. Todavía está vivo.
Mira Mike, la Iglesia quiere que creamos que sólo son algunas manzanas podridas. Realmente es un problema mayor que eso.
Un tipo como Geoghan, va detrás de los chicos, no porque los prefiera, si no porque se avergüenzan más, para que no puedan hablar. Estos tipos son depredadores, Robby.
Permiso por enfermedad. Es la designación oficial.
-Ya nos conocimos.
-¿En serio? ¿Mencionó lo del traje?
-No. Pero me dio una copia del catecismo.
-Si. Bueno, el Cardenal no es conocido por su sutileza.
-¿A su esposa no le molesta que trabaje todo el tiempo?
-Sí, sí lo hace. Es por eso que nunca me casé. Estoy muy ocupado. Lo que hago es muy importante.
-El nuevo editor es judío ¿cierto?
-Eso es verdad, sí.
-Bueno, verás... Él llega y de repente todo mundo está muy interesado en la Iglesia. ¿Sabes por qué?
-No.
-Porque se requiere a alguien de fuera.
Esta ciudad. Esta gente. Hacen que el resto se sientan como que no pertenecemos. Pero no son mejores que nosotros.
Pero por mi trabajo sé, Señor Rezendes, que si requiere habilidad el criar a un niño, más requiere de habilidad para abusar de uno.
-Conocí a tu nuevo editor. Parece un tipo decente.
-Él cree que lo es.
-Escúchame, Jimmy. Vas a querer estar del lado correcto en esto.
-És la Iglesia de lo que estás hablando, Robby. Mira a tu alrededor. Son personas buenas. Han hecho mucho bien por la ciudad.
-Pensamos que tenemos trece sacerdotes aquí, en Boston, que se ajustan a este patrón. Lo cual sería una historia muy, muy grande. ¿Esto sonaría correcto para ti?
-¿En términos de la escala? No. Realmente no, Robby. Me suena a muy poco. Yo estimaría que el 6% es el que abusa de menores.
-¿6% de qué?
-El 6% de los sacerdotes en total.
-¿Cuántos sacerdotes tenemos en Boston?
-Bueno, 1500. El 1% son 15; el 6% son... ¿90?
-Si hubiera 90 de estos bastardos, la gente lo sabría.
-Tal vez si saben.
-¿Y nadie dice nada?
-Buenos alemanes.
-No creo que sea una comparación que quieras hacer pública.
NIÑOS. Mantenganse alejados de la casa en 276 Calle Pelton. Y alejense de los
hombres que vivan adentro.
-¿Cuantos?
-87. 87 sacerdotes en Boston.
Tenemos dos historias aquí. Una historia sobre el clero en general. Y tenemos una historia sobre un montón de abogados que transforman el abuso de niños,
en una industria redituable. Ahora, ¿cuál historia quieres que escribamos? Porque escribiremos sobre una de ella.
-Ya les he enviado una lista con los nombres.
-¿De qué estás hablando? ¿A quién?
-Al Globe, hace años.
-Después del caso de Porter, tenía muchas causas. Eran 20 sacerdotes. Sólo en Boston. Pero no podía perseguirlos sin la prensa. Por eso se los envié a ustedes, chicos. Una lista de nombres. Y los enterraron.
-Bueno, la Iglesia es una institución, Mike. Está hecha por hombres. Es momentánea. Mi fe es en lo eterno. Trato de separarlos también.
-Suena complicado.
-Lo es. Especialmente porque la Iglesia continua viniendo detrás de mí. Lo toman todo, Mike. Tratarán de silenciar a cualquiera que diga algo. Estoy seguro que irán detrás de ti y de tu equipo, muy pronto.
-Lo que significa mucho ruido. Pero no cambiará las cosas ni un poco. Tenemos que enfocarnos en la institución. No en los sacerdotes como individuos. Práctica y política. Muéstrenme que las Iglesia manipula para que estos tipos evadan los cargos. Muéstrenme que ponen a los mismos sacerdotes de vuelta en las
parroquias, una y otra vez. Muéstrenme que es sistémico y que va desde la cima hasta el fondo.
-Suena como que iremos tras Law.
-Vamos detrás del sistema.
-No, pero tengo un primo en Queens que el Obispo vio unos años después. El Obispo vino a la casa. Dijo que nada como esto había ocurrido antes y nos pidió no presentar cargos.
-¿Y que hizo tu madre?
-¿Mi madre? Ella le dio unas malditas galletas.
-Ellos dicen que abusó de ellos, ¿es verdad?
-Seguro. Los acosé. Pero nunca para satisfacerme a mí mismo.
-Bien, ¿pero admite que acosó a niños en San Juan el Bautista?
-Sí, sí. Pero como dije, no obtuve ningún placer con ello. Es importante que lo entienda.
-Cierto, pero, pudiera decirme, ¿dónde y de qué manera tocó a esos niños?
-Voy a ser muy claro, nunca violé a ninguno. Existe una diferencia. Debería saberlo.
-¿Cómo lo sabe?
-Porque yo fui violado.
-¿Así que puedo entrar a esa Corte en este momento y obtener esos documentos?
-No. No puede. Porque los documentos no están ahí.
-Pero acaba de decir que son públicos.
-Sé que lo dije. Pero esto es Boston. Y la Iglesia no quiere que sean encontrados. Así que no están ahí adentro.
-Tal vez debería contar la historia al Herald.
-Bien, Phil. Ve y haz eso. Deshará todo el trabajo que nosotros hemos hecho. Pero no te puedo detener. Escúchame, estoy aquí porque me importa. No nos iremos. Contaremos la historia y la contaremos bien. Sólo necesitamos un poco más de tiempo. Eso es todo lo que pedimos.
-¿Por qué molestarse en pedir? Si harán lo que quieran de todos modos. Siempre lo hacen.
-¿Para eso estamos aquí? ¿Para acordar estar todos de acuerdo?
-No. Estamos aquí porque fuiste un alumno importante, Robby.
-Y un amigo.
-Exactamente. Y sabemos que la escuela te importa tanto como a nosotros.
-¿Hiciste deporte aquí Jack?
-Si, fútbol. ¿Por qué?
-Yo corría en pista. Fui a Providence, ayer, a hablar con una de las víctimas del Padre Talbot. Él jugó hockey aquí. Y... mejoró cuando tuvo una esposa, hijos... un buen trabajo. Pero a los diez minutos de estar conversando, el tipo rompe a llorar. ¿Saben? No podía parar de llorar. Dice que nunca pudo saber por qué el Padre Talbot, lo eligió a él. El Padre Talbot entrenó al equipo de hockey. Así que supongo que sólo tuvimos suerte... Tú y yo.
-Estas pruebas que necesita, Señor Rezendes... son registros muy sensibles.
-Con todo respeto, Su Señoría, ésa no es la pregunta. Los registros son públicos.
-Puede que sí, pero dígame... ¿dónde está la responsabilidad editorial sobre publicar registros de esta naturaleza?
-Bueno ¿dónde está la responsabilidad editorial en no publicarlos?
Pudiste haber sido tú, pude haber sido yo. Pudo haber sido cualquiera de nosotros. Tenemos que acabar con estas basuras. Tenemos que mostrarle a las personas que nadie puede salir impune con esto. Ni un sacerdote o un
Cardenal, ¡o un maldito Papa!
Yo dejé de ir a la Iglesia con mi abuela. Era... Era muy difícil. ¿Sabes? Estaba sentada ahí y comenzaba a pensar en Joe Crowley o en alguien más y... me enojaba mucho.
-De verdad me gustaba ir a la Iglesia cuando era un niñito.
-¿Por qué dejaste de ir?
-La basura hipócrita. Lo más raro es que... creo que, creo que pensé que quizas un día yo... que yo realmente regresaría. Realmente me aferraba a eso. Y leí esas cartas y luego... como si algo se hubiera roto.
-Sabes, el Cardenal, puede que no sea perfecto pero no podemos tirar todas las cosas buenas, por unas pocas malas manzanas. Te traigo esto a ti porque sé que es idea de Baron. Su agenda. Debo decirte, honestamente por Dios, a él no le importa la ciudad como a nosotros. Es decir, ¿cómo podría?
-Así es como sucede en otros lugares.
-¿El qué?
-Un tipo se inclina sobre otro y de repente toda la ciudad mira hacia el otro lado.
Marty Baron sólo intenta dejar su marca. Estará aquí un par de años y luego seguirá adelante. Tal como hizo en Nueva York y en Miami. ¿A dónde irás tú?
-¿Oye Pete?
-Sí.
-Cuando publiquemos la historia, necesitaré un comentario del Cardenal.
Es una gran victoria para La Primera Enmienda. Sin mencionar que tienes a
una jueza católica irlandesa fallando en contra de la Iglesia.
-¿Qué cosa? Ésta es la maldita historia.
-No es toda la historia.
Vamos. Es nuestra ciudad, Jimmy. Todos sabían que algo pasaba y nadie hizo nada.
Tenemos que ponerle fin a ello.
-Sí. Ayudé a defender a estos basuras. Pero ese es mi trabajo, Robby. ¡Hacía mi trabajo!
-Sí. Tú y todos los demás.
-Tenías razón, Robby. Todos sabíamos que algo sucedía. ¿Y dónde estabas tú? ¿Por qué te tomó tanto?
-No lo sé, Jim.
-¿Sabías que el domingo es el día de la epifanía?
-Parece adecuado.
-Robby, la historia necesitaba a Spotlight.
-Mike, Spotlight ha estado desde 1970. ¿Y qué? No podíamos ver el alcance de esto.
-Nadie podía. Robby esto comenzó con un maldito sacerdote.
-Macleish nos envió una carta hace años sobre veinte sacerdotes. Sacha encontró el recorte.
-¿Supieron de veinte sacerdotes? ¿Cuándo?
-Luego de lo de Porter. Diciembre del 93. Enterramos la historia en Ciudad. No la seguimos.
-Habrías sido tú. Eras de Ciudad.
-Sí. Ése fui yo. Simplemente la eliminé. No la recuerdo para nada. Pero sí.
-¿Puedo decir algo aquí? A veces es fácil olvidar que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo tropezando en la oscuridad. De repente una luz se enciende y hay un sentimiento de culpa que se esparce. No puedo hablar por lo sucedido antes de mi llegada, pero todos ustedes han hecho muy buenos reportajes aquí. Reportajes que creo que tendrán un impacto inmediato y considerable sobre nuestros lectores. Para mí, por este tipo de historias es por lo que hacemos esto.
-¿Cómo dormiste?
-No muy bien. ¿Y tú?
-No he dormido bien en meses.
-Yo... de hecho he comenzado a escribir.
-¿A escribir?
-Sí. Trabajo en un libro. Me da algo distinto en lo que concentrarme.
-¿Qué clase de libro?
-De horror.