Revista Comunicación
Erase una vez, antes de nacer yo. Llorabas y llorabas y mirabas TV todo el día. Hasta que te convertiste en un zombie. Entonces yo vine desde el cielo y a través de la claraboya entré a la habitación. Y estaba pateando desde adentro. Y entonces salí disparado hacia la alfombra con los ojos abiertos de par en par. Entonces cortaste el cordón y dijiste: “¡Hola, Jack!”.
Mamá: ya tengo 5.
Buenos días, lámpara. Buenos días, planta. Buenos días, Serpiente de Huevo. Buenos días, alfombra. Buenos días, armario. Buenos días, TV. Buenos días, lavabo. Buenos días, inodoro. Buenos días a todos.
¿Te duele el diente malo? Ya lo sé: la mente sobre la materia. Si no te importa, no importa.
Debiste haberme avisado. Habría comprado un regalo. ¿Cuántos años tiene ya, cuatro?
Está la habitación y luego el espacio exterior. También los planetas de la TV. Luego está el cielo. La planta es real. Pero los arboles no. Las serpientes son reales. Y el mosquito que una vez me chupó la sangre. Pero las ardillas y los perros solo están en la tele. Excepto Lucky. Él es mi perro. Algún día vendrá. Las montañas son muy grandes para ser reales y el mar. Las personas en la tele son planas y coloridas. Tú y yo somos reales. El viejo Nick no sé si es real. Quizás mitad real.
-¿Por qué los aliens nunca nos responden gritando?
-Por qué aún no nos pueden oír.
-Lo haré más alto la próxima vez.
-¿Sabes dónde está? Yo sí. Está al otro lado de esta pared.
-¿Qué otro lado?
-Jack, todo tiene dos lados.
-En un octágono no.
-Las otras cosas que ves allí son reales también. Océanos reales, arboles reales, gatos reales.
-No te creo. ¿Y cómo cabrían?
-Pues cabiendo. Todas caben. Todas caben allí fuera en el mundo.
No pude explicártelo antes porqué eras muy pequeño para entenderlo. Así que me tuve que inventar una historia. Pero ahora estoy haciendo lo contrario de mentir. Estoy desmintiendo. Porque ya tienes cinco años. Tienes cinco y ya eres grande para entender como es el mundo.
Pero yo no siempre estuve en Habitación, como Alicia. Yo era una chica pequeña llamada Joey.
Jack, ¡el mundo es tan grande! Es tan grande que no te lo creerías. Y Habitación es simplemente una parte apestosa de él.
Jack, ellos no saben dónde estamos. Habitación no está en ningún mapa.
-No quiero estar muerto.
-Sólo pretenderás estás muerto.
-Te va a encantar.
-¿Qué?
-El mundo.
Camión. Menéate. Salta. Corre. Alguien.
-Tu habitación, Jack. ¿Qué hay fuera de ella?
-El espacio. No. El Mundo.
¡Má, estoy en el mundo!
-¿Estamos en otro planeta?
-En el mismo. Sólo que en un lugar diferente.
Ya no hay reglas, Jack, podemos hacer lo que queramos.
-Yo no soy plástico.
-¿Qué dijiste, Jack?
-Dice que él es real. No plástico.
-Tienes razón, Jack. Eres real, y eres muy valiente.
He visto a personas con caras diferentes. Y muchas personas hablando a la misma vez.
El mundo es como un planeta TV. Todo al mismo tiempo. Así que no se hacia dónde mirar y qué escuchar.
Hay puertas y más puertas. Y detrás de cada puerta hay algo dentro. Y otras salidas. Y las cosas pasan, pasan y pasan. Y nunca se detienen.
-¿Sabes que le pasó a ellas?
-No. Exacto. Nada. Siguieron con sus vidas y nada les pasó.
-Tú no me necesitas. Te va bien sin mí.
-¿Cómo puedes decir eso? ¿Crees que fuiste la única a la que le destrozaron la vida?
-De hecho, es exactamente lo que creo.
¡Sabes, quizá si tu voz diciéndome “sé buena” no estuviera en mi cabeza, quizá no habría ayudado al tipo con el perro enfermo!
Cuando Jack vino todo cambió. Era tan bonito, y sólo sabía que tenía que mantenerlo a salvo.
Jack es sólo una parte de mí.
Yo elijo, yo elijo por los dos.
Má estaba apurada en llegar al cielo. Se olvidó de mí. Má tonta. Así que los aliens la mandaron de vuelta. Y la rompieron.
-Lo hice antes, en Habitación.
-¿En serio? ¡Wow! ¿Qué más hicieron allí?
-Muchas cosas. A veces la extraño.
-¿Y no era muy pequeña?
-Se extendía por todos lados. De principio a fin. No tenía fin. Y Má siempre estaba allí. Pero Armario era pequeño.
-Necesito las tijeras.
-¿Para qué?
-Para cortarme el pelo.
-¿En serio quieres hacerlo?
-Quiero enviárselo a mamá.
-¿Y eso?
-Ella necesita poder más que yo.
Todos nos ayudamos a ser fuertes. Nadie puede ser fuerte sólo. Tú y tu mamá se ayudaron mutuamente.
-Lo siento, Jack.
-No pasa nada. No lo vuelvas a hacer.
-Lo prometo.
-¿Ya estás mejor?
-Sí. Poco a poco.
Cuando tenía cuatro ni sabía que el Mundo existía. Y ahora Má y yo viviremos en él para siempre. Hasta que muramos.
Esto es una calle en una ciudad, en un país llamado América. Y la tierra es un planeta azul y verde que siempre gira y no entiendo por qué no nos caemos. Luego está el espacio exterior. Y nadie sabe dónde está el paraíso.
Y Má y yo hemos decidido que como no sabemos lo que nos gusta probaremos todo. Hay tantas cosas aquí. Y a veces asusta. Pero eso está bien. Por qué aún somos tú y yo.
¿Podemos volver a Habitación?
-¿Esto es Habitación?
-Sí.
-¿Se ha hecho pequeña? ¿Dónde está todo?
-No puede ser Habitación si Puerta está abierta.
-¿Quieres cerrarla?
-No.
Má, dile adiós a Habitación.