Esta segunda parte me gustó bastante, aunque no fue tan atrapante como la primera, la disfruté bastante. Por momentos sí me pareció un poco tonto que estando en una escuela de magia, no le digan lo que les está pasando a los profesores porque creen que va a sonar muy descabellado. Tampoco hay que olvidar que so niños.
—Son buenas, ¿eh? —dijo Malfoy con sorna—. Pero quizás el equipo de Gryffindor pueda conseguir oro y comprar también escobas nuevas. Podrían subastar las Barredora 5. Cualquier museo pagaría por ellas.El equipo de Slytherin estalló de risa.—Pero en el equipo de Gryffindor nadie ha tenido que comprar su acceso —observó Hermione agudamente—. Todos entraron por su valía.
—¡Vamos a arrojarle libros a Myrtle, que no puede sentirlo! ¡Diez puntos al que se lo pase por el estómago! ¡Cincuenta puntos al que le traspase la cabeza! ¡Bien, ja, ja, ja! ¡Qué juego tan divertido, pues para mí no lo es!
Tiene los ojos verdes como un sapo en escabeche y el pelo negro como una pizarra cuando anochece. Quisiera que fuera mío, porque es glorioso, el héroe que venció al Señor Tenebroso.
—Me colocó en Gryffindor —dijo Harry con voz de derrota— solamente porque yo le pedí no ir a Slytherin...—Exacto —dijo Dumbledore, volviendo a sonreír—. Eso es lo que te diferencia de Tom Rydle. Son nuestras elecciones, Harry, las que muestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades.