Devoré este verano el estudio de Álvarez Tardío sobre el fraude y la violencia que rodearon las elecciones de febrero de 1936. Un estudio muy interesante, no solo para conocer cosas que nunca tuve del todo claras (los elegidos por las mayorías y las minorías, por ejemplo), sino para poner, negro sobre blanco, el fraude que se produjo ante el hundimiento del poder republicano durante los días posteriores al 16 de febrero, con el papelón de Manuel Portela, del botas y con toda la izquierda del PSOE, liderada por Largo, intentando desbordar la legalidad republicana. Por eso, al llegar la revisión de las actas el gobierno impuso su criterio y se aceptaron fraudes de dimensiones bíblicas, como los de la provincia de La Coruña o de Granada.
Los resultados, en fin, fueron mucho más ajustados de lo que nos contaron, y todo ello con gran parte del Partido Socialista metido en fase golpista y revolucionaria. El país se encaminaba hacia una guerra...
Las cosas son como son...