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"...unos senos que hasta ese momento habían sido presencia nueva en su cuerpo de niña y que con la mirada se le fueron abriendo. El amor le entró a Laura por los pezones y a Julián por los ojos, o por el sexo, si se ha de precisar." Frecuentar el Fuego
La selva colombiana, la intensidad en el vivir de sus habitantes, la lucha por la justicia y las diferencias sociales se unen estrechas, vitales y, en cierto modo, agresivas en la novela de Luz Peña Tovar. Junto a este entramado de denuncia social, la historia de amor de la protagonista, Laura Otálora y el héroe decepcionado y desencantado, Julián Aldana, brilla con una luz propia y cegadora, comprendiendo desde el principio que es un imposible, deseando a cada momento que todo cambie y pueda ser, entendiendo que es mejor que no suceda. No vamos a encontrar en la pluma de Peña Tovar el realismo mágico de su compatriota García Márquez, ese mundo de espíritus y leyendas que, en mi caso, formó parte imprescindible del encuentro con la literatura. En Frecuentar el Fuego nos topamos con una historia desnuda, basada en un hecho acontecido en aquel país, con protagonistas reales, con historias llanas. Es una manera distinta de acercarse a ese continente hermano y, tengo que decir, que la experiencia ha merecido la pena. Luz Peña Tovar murió hace unos años dejando un legado interesante pero, desgraciadamente, breve. Animo a mis lectores a que se acerquen a su figura y a su obra para descubrir esas pequeñas joyas que muchas veces pasan desapercibidas.
FRECUENTAR EL FUEGO, de LUZ PEÑA TOVAR
Un hombre que dirige una marcha campesina y es amado por una mujer que lo verá morir en las noticias de televisión, es el punto de partida de la novela de Peña Tovar.