Revista Cultura y Ocio
Antes de perder definitivamente la conciencia, los dolores que aquejaban al artista eran realmente insoportables, decidió pasar sus ultimas horas en Garden Lodge, una suntuosa y extravagante mansión en Kensington por la que Freddie tenía especial predilección. Su pareja, amante, enfermero, confidente y amigo, el peluquero Jim Hutton, se recostó en la cama a su lado, cogiendo la mano del cantante suspiró: "pronto todo el mundo lo sabrá", hablaba de la carta pública en la que declaraba oficialmente que estaba enfermo de SIDA, una especie de venganza a la prensa sensacionalista británica que habían buscado una exclusiva carroñera, tras haber especulado, sin medida ni respeto, durante años sobre la condición sexual del artista. A las diez de la noche del 22 de noviembre de 1991, Mercury se agitó dramáticamente, a gritos reclamaba sus analgésicos (el tratamiento antirretroviral con AZT lo había abandonado desde hacía algunas semanas), tras suministrarle los calmantes Hutton y Mercury durmieron abrazados. Pocas horas mas tarde Mercury despertó a su compañero, tenía sed, sufría deshidratación crónica por su enfermedad, Jim le trajo un zumo y unos trozos de mango, tras la ingesta volvió a dormir, pero a las tres de la mañana, Jim descubrió a un Freddie desesperado, abriendo la boca, que señalaba su garganta con cara de pánico, su debilidad era tal que un minúsculo trozo de mango le estaba asfixiando, a las seis de la mañana pronunció sus últimas palabras; "Pipí, pipí.". Tras llevarlo al baño a cuestas, escucharon el espantoso sonido de un hueso quebrándose, gritos, dolor, convulsiones, a pesar de ser alérgico a la morfina, su medico, el Dr. Gordon Atkinson, decidió administrarle una dosis, dictaminando que el artista no sobreviviría ni dos días mas. Sus amigos, Elton John y Dave Clark, fueron los últimos en verle, este último fu quien le acercó a su adorada gata Delilah para que la pudiese acariciar. Freddie Mercury silenciosamente el el 24 de noviembre de una bronconeumonía provocada por su enfermedad, su fiel compañero Jim Hutton, terminó compartiendo su destino falleciendo de SIDA en 2010.... Lo sé, algo crudo e incómodo para comenzar el post, si todavía estáis leyendo, enhorabuena, pero lo cierto es que no hay nada de glamour en la muerte, menos aún en la de Mercury, la joya preciosa de la reina, un grande entre grandes, antes y ahora, pero también (y a pesar de su personalidad excesiva), un humilde artista que sus actos y existencia lo sitúan en un plano más cercano que mítico, y quizás por eso, aún mas grande....
Todo el mundo quedó estupefacto al descubrir que la mayor parte de la multimillonaria herencia de la estrella de Rock, Freddie Mercury, fue a parar a manos de una tímida y humilde mujer de Londres, quizás verdadero amor del cantante (no digo "el verdadero", creo que para Freddie las cosas no eran tan simples ni convencionales), pero lo cierto es que aquella frágil mujer fue el alma gemela de Mercury, su paño de lágrimas, su confidente, su amiga, y durante seis años, su mujer. Lo cierto es que Mary Austin fue la primera en enterarse de la enfermedad del artista, ella, con un hijo y con otro en camino, decidió estar al lado de su amigo mientras este afrontaba las etapas finales del SIDA, sin medicación (una decisión personal del artista, empeñado en acabar con aquel sufrimiento lo más rápidamente posible, por él, y por los suyos). Mary heredó una enorme fortuna, Freddie sabía que ella procedía de una humilde familia, y siempre quiso ayudarla, junto a su majestuosa mansión Georgiana del barrio londinense de Kensington, también le legaba la mayor parte de su multimillonaria fortuna, con jugosos ingresos vitalicios procedentes de las enormes ventas de sus discos. Aquella herencia, lejos de aliviar la pérdida y el vacío dejado por su compañero, se convirtió en una losa difícil de cargar. Para empezar tuvo que lidiar durante años con familiares y amigos del extravagante ídolo del rock, quienes pensaban que ella no merecía tal honor, recibía cartas de fans declarando que ella sólo era "el guardián de la casa". Para Mary, pequeña, delgada, de carácter tímido e introvertido, tanto resentimiento e incomprensión la llevó a sentirse una "prisionera" de aquella mansión, de aquel legado. El especial lazo de lealtad e intimidad que les unía ya le había causado problemas con su familia, había provocado la envidia y el rechazo de los nuevos amigos del artista, advenedizos insolentes y acaparadores, incapaces de comprender una conexión tan clara y sincera, y luego, la separación del padre de sus hijos, el pintor Piers Cameron, quien (eclipsado por la sombra de Mercury) no pudo soportar más esta especial situación, y desapareció de su vida para siempre. Mary entró en una espiral paranoica, en la que acabó sintiéndose culpable por su herencia, con el resentimiento de miles de fans acumulándose sobre sus hombros.
Pero Mary nunca habría dejado sólo a Freddie, él la había comprendido como nadie, la había ayudado a crecer como persona, y ampliado su horizonte hasta lugares que nunca antes habría soñado... Mary tendría unos 19 años cuando conoció a Mercury, de extracción humilde, nunca tuvo para caprichos, sus padres eran sordomudos, se comunicaba con ellos mediante el lenguaje de signos. A los 15 años abandona sus estudios y comienza a trabajar como secretaria, de ahí pasa a dependienta de una prestigiosa boutique londinense, "Biba", un templo de la moda y la vanguardia al que solían acudir músicos y artistas de todo tipo, entre ellos los miembros de un grupo de hard rock psicodélico llamado "Smile", Roger Taylor y Mercury tenían un puesto en el cercano mercado de Kensington donde vendían los cuadros de Mercury, ropa usada y algunas piezas de artesanía. Mary solía salir con el guitarrista, un inteligente joven, enamorado de la astronomía, llamado Brian May, pero cuando Mercury se interesó también por la joven, Brian vislumbró una conexión entre ambos, así que, elegantemente, decidió retirarse a un lado, ella estaba deslumbrada por el aspecto distinguido de Freddie, con aquella melena negra y sus elegantes zapatos blancos: "No se parecía a nadie que hubiese conocido antes. Tenía mucha confianza en sí mismo, y yo nunca la había tenido. Maduramos juntos. Me gustaba, y todo progresó a partir de ahí". Cinco meses mas tarde de su primera cita la pareja compartían piso y una vida en común.
Durante los primeros años compartieron una habitación por 10 libras semanales en Victoria Road, Kensington. No tenían dinero, y compartían baño y cocina con otra pareja... Y aquí tengo que hacer un inciso, muchos fans repudian a Mary por culpa de un oportunista libro escrito por Jim Hutton, el último amante de Freddie, en él, la acusaba de estar con Freddie sólo y únicamente por el dinero, bueno, pues eso no fue así en absoluto, ambos las pasaron canutas juntos, y, por cierto, Hutton conoció a Mercury en el 84, cuando éste estaba en la cima del éxito, y aunque recibió buena herencia (500.000 libras y un terreno en Irlanda), no salió tan bien parado como Mary...entonces ¿quien estuvo mas por el dinero?, bien, dejemos el tema.. Poco después, ya como Queen, el grupo firma un contrato discográfico (esto ya os lo contaré, paciencia), la pareja se muda a un piso mas grande en Holland Road, comienzan a incrementarse los conciertos de la banda. Es en uno de ellos, mientras Mercury atendía a unas decenas de amigos y fans que se agolpaban a su alrededor, cuando Mary vislumbra el futuro de su pareja, Freddie iba a ser una gran estrella, y ya no la necesitaba, cogió su bolso y se dirigió hacia la calle, Mercury la retuvo justo en la puerta "¿a donde vas?", ella, sonriendo, le respondió: "me voy a casa". Todo había cambiado, Mercury estaba en un imparable proceso de trasformación personal, se convertía en alguien nuevo, aquel que siempre quiso ser, un talento único y nuevo. Ella había sido parte de todo eso, no se sentía celosa ni molesta, estaba orgullosa y feliz, pero ambos debían seguir su camino. Pero él la necesitaba a su lado, no la dejó marchar, ella debía ser parte de su éxito, le compró un anillo, una casa mas grande, pero con el éxito internacional, el tiempo que pasaban juntos se fue reduciendo considerablemente.
Fueron casi seis años de serena y fiel convivencia, con Mercury convertido en una celebridad internacional, la relación se enfrió, él levaba un ritmo frenético, apenas se veían, ya no estaban juntos, era absurdo negarlo. Durante años, y debido a la popularidad del cantante, Mary pensó que perdería a Freddie por otra mujer, sin embargo un día él le confesó algo que cambiaría su relación para siempre: "creo que soy bisexual", ella le mió a los ojos y le respondió: "No, Freddie, creo que eres gay", no dijeron más, se fundieron en un abrazo, ella entendió su valentía, él agradeció su comprensión, eso los unió para siempre. A pesar de la separación, Mercury no dejó que se alejara demasiado (quizás era algo inseguro y egoísta, o tal vez se excedía en fidelidad y gratitud, no sé). Logró que la empresa discográfica le comprase una pequeña casa cerca de donde él vivía, creó un puesto de trabajo como secretaria, y pasaba a visitarla cada vez que tenía una crisis existencial. Tal vez, de alguna manera la obligó a estar ligada a él, una extraña dependencia que Mary tardó mucho tiempo en superar. Tras la muerte de Freddie, la responsabilidad de hacerse cargo de sus cenizas recayó, evidentemente, en ella, sólo Mary sabe donde fueron colocadas, muy a su pesar, tras varios días intentando evitar enfrentarse a tan doloroso encargo, las recogió de la capilla ardiente y jamás reveló donde fueron depositadas, algo que no mejoró en absoluto el aprecio que le tenían los fans, amigos, y familia del cantante.
Brian May comentaba sobre Mercury: "llamarlo gay es algo muy simplista, esto sucede por darle demasiada importancia a su vida personal". Sin embargo es en su vida personal donde hoy descubrimos los primeros apuntes de un personaje imprescindible del pasado siglo XX. Mary Austin tardó mucho en aceptar que Mercury había salido definitivamente de su vida, recordaba los buenos y malos momentos, como cuando le peinaba tumbado en la cama, siendo apenas una sombra de si mismo, y tras dormir en un sillón junto a su cama, él se despertaba y le decía "oh, eres tú, vieja fiel", después de su muerte ella nunca sacó provecho de su memoria, sino que dirige la fundación The Mercury Phoenix Trust ,con carácter altruista, bueno, aunque con su herencia tampoco necesita mucho más. Freddie Mercury, un titán de la innovación musical, un genio imparable, y sin embargo frágil y humano, hoy nos hemos acercado levemente a su figura, a través de una de las personas que más y mejor le conocieron, proximamente nos introduciremos en los aspectos mas interesantes de su biografía (que ya os aviso, es interesantísima, de obligada adaptación cinematográfica), y por supuesto hablaremos de Queen, de Montserrat Caballé, de las cualidades artísticas de Mercury, de Zanzíbar.... pero eso será otro día, tenemos Mercury para rato, espero que os haya interesado tanto leerlo, como a mi escribirlo...nos vemos!
PD: En el post sólo he introducidos temas que, supuestamente, están dedicados a Mary...