Revista Música
The bravery- Stir the blood
Haber, haber, generalmente muy de vez en cuando nos dejamos caer en los brazos ligeros de bandas que prometen levemente un avance progresivo en un futuro cercano, que son eso , promesas y ya sea por la critica , la industria o las mismas redes sociales que hoy en día reinan por todas partes, se quiera o no, lanzan al estrellato a bandas nuevas que intenta ocupar un espacio en los escenarios mas reconocidos por el publico, o en los oídos de las personas mas/ menos criticas con el estado actual del panorama musical.
The bravery me calzaba perfecto en ese nicho, luego de que An honest mistakes, ocupara un hueco importante en las parrillas de las emisoras de las que me declaro asiduo, quedo inserta en mi paisaje sonoro, particularmente los primeros dos discos de la banda me parecieron frescos, muy frescos, tomando toda esa elegancia de los 80’s y dándole una especie de vigor sintético actualizado, como dije en su tiempo ninguna maravilla, nada que te cambiaria la vida, ni nada muy recordable, solo les pedía una cosa, y es que se me hiciera amena su escucha y tal vez como un adicional, que en un futuro fuesen marcando una evolución mas despegada del sonido maquinal.
En sus primeros años, se caracterizaron por una rivalidad acérrima con The killers, (otra banda que se viene cayendo a pedazos, luego de un nefasto tercer disco). Una instancia inicial, muy ligeramente agradable pero que no envejece bien, luego retazos de un posible cambio que apuntaba a lugares mas acústicos, ni tanto tampoco, se ideaba una posible maqueta de sint-pop-punk menos estereotipado, pero que debería figurar o divertir con su escuchas y de eso acá………nada.
Desde New York, ciudad que cobija a prominentes bandas de nuestros días (Interpol, The strokes, Yeah yeah yeahs), lamentablemente al hacer la odiosa comparación, la banda en cuestión no da la talla, llega este tercer trabajo, digno de hacer un análisis sobre el fantasma del tercer disco, donde antes hubo sorpresa ahora hay aletargamiento, repetitividad y un abuso de sintetizadores demasiado revisto.
Abre Adored, con mucha distorsión, de voz incluida, ello paralelo a la inclusión de paredes laberínticas de sonido, que proyectan sombras constantes en el sentir del album, Song for Jacob, inicia con sonidos prefabricados algo extraños, sugestivamente adimensionales, pero que se compensan con la inclusión consecutiva de ganchos y esa aura a superficie incógnita, pero no demasiado densa ni demasiado liviana, en un buen punto, mas sabe demasiado plástica. Slow poison, peca de querer embelesar con una disminución de su roce, a punta de deshonesta hipocresía, tal vez deje una buena impresión en sus primeras vueltas, mas se desgasta notablemente en la constancia. Hatefuck, si es mas pesada y cargada con sonidos inorgánicos, que conllevan un efecto hipnótico bien armado, debe ser la que mejor se jacte de escandalizar un panorama logrado a duras penas. I am your skin, sigue con la buena racha del anterior, implicando un juego de sintetizadores menos jugados, y que sin embargo tienen unos puentes abstractos muy digeribles y empalagosos, casi como una danza melodramática.
El transitar decae notablemente cruzando el umbral, She’s so bendable, se torna aletargada demasiado desganada, como una marcha negra funestamente aburrida. The spectator, posee una esencia insulsa, carente de fondo, de no ser por uno que otro atisbo melódico ligero sucumbiría al más rotundo olvido, su predecesora (I have seen the future) tampoco lo hace nada de mal, siguiendo como una secuela aciaga.
Red hands and whites knuckles, se mete de lleno en la electrónica, aunque si ignoramos este hecho, casi todo el Tracklist pasado se va mas por este lado, que por la confección de un rock mas tradicional, tal vez girando demasiado en el desmarque y la búsqueda acelerada de identidad se cae en recovecos poco complacientes, carentes de cuerpo, variando solo su forma y no estoy hablando del tema en si, si no de ese sabor que se respira en el LP. Jack-O'-Lantern Man, es mas inmediata y recuerda ligeramente a los primeros trabajos, agobiando y acelerando, para una percepción engañosa pero efectiva. Sugarpill, Cierra de manera mas sutil…pero conservando la nada particular atmósfera del disco.
En fin, no se si una decepción, mas el futuro de la banda no apunta a nada muy reseñable.